miércoles, 9 de noviembre de 2011

Venezuela: la tragedia ambiental del lago de Valencia




El lago de Valencia no ha sido una bendición para muchos pobladores de sus riberas en Aragua y Carabobo. Abundan quienes piensan que es una presencia pestilente que inunda viviendas, destruye infraestructuras y acaba con plantaciones. A pesar de que es uno de los principales reservorios de agua dulce de Venezuela, el Estado lo ha empleado por más de tres décadas para disponer los desechos de la zona central del país.

El gobierno venezolano declaró la emergencia en cinco municipios del estado de Aragua ante la crecida del lago de Valencia y ordenó un plan de contingencia para atender a los posibles afectados por las inundaciones, informó el vicepresidente, Elías Jaua.

"Es importante destacar que una declaratoria de emergencia permite la agilidad de los trámites administrativos para efectuar obras, adquisiciones y tomar medidas destinadas a preservar la vida de las personas", afirmó Jaua al canal estatal VTV.

El presidente Hugo Chávez ordenó crear un Estado mayor de contingencia en la zona para atender los problemas de salubridad, educación y vialidad generados por la crecida del agua, y destinó 162 millones de bolívares (37,6 millones de dólares) para construir refugios y drenar el lago, señaló el dirigente.

El gobierno evaluó la situación de cerca de 5.000 viviendas aledañas al lago de Valencia, cuyo nivel de agua ha venido creciendo en los últimos días, y aseguró estar tomando las medidas preventivas para dar refugio a unas 2.500 familias si la crecida empeora.

El lago de Valencia, también llamado lago Tacarigua, es el segundo lago en importancia de Venezuela, después del lago Maracaibo. La cuenca es del tipo endorreica y cubre 3.150 km². Este lago es el fenómeno hidrográfico más importante del centro del país, tiene una longitud de 30 km, una anchura máxima que alcanza los 20 km, una profundidad máxima de 39 m y una media de 21 m.

El lago de Valencia se ha convertido en una catástrofe ambiental. Un experto en el tema, el doctor Pedro Escarrá Martínez señaló al respecto: "El gobierno es el responsable de los daños causados por las inundaciones en zonas urbanas y agrícolas de los municipios ribereños, por haber paralizado el Programa de Control de Niveles en el año 1999, motivo por el cual el nivel del lago alcanzó la cota 410 metros sobre el nivel del mar (m.s.n.m.), siendo ésta la altura de protección establecida por el Programa. La consecuencia de esta paralización hizo que toda medida tardíamente implementada resultara insuficiente para impedir que, en un período lluvioso, el lago ascendiera en el 2011 por encima de la cota 412 m.s.n.m., aumentando los daños en las zonas antes mencionadas. El próximo año el Lago seguirá aumentando de nivel por la razón elemental que el volumen de agua que le ingresa procedente de la cuenca del Pao es superior a la capacidad instalada para extraerle hacia otros destinos y seguirán las inundaciones".

Germán Benedetti, ingeniero y diputado del Consejo Legislativo de Carabobo, explica que el crecimiento del nivel del lago se debe a las descargas de 14 mil litros por segundo de aguas contaminadas con materia orgánica y desechos químicos industriales, originadas por la falta de ejecución de las obras de saneamiento y control del nivel de esa cuenca que fueron aprobadas por Decretos Presidenciales en 1999 y 2005.

"Desde enero de 2010 hasta la fecha el nivel del lago se ha incrementado 3 metros, ya solo faltan 22 centímetros para que el nivel del agua supere la altura del terraplén La Punta en Maracay, que en julio pasado, le fue aumentada la altura en 70 centímetros hasta la cota 412,70 m.s.n.m.", expresó Benedetti, y aseguró que ese terraplén, construido en 2005 como una medida provisional mientras se ejecutaban las obras hidráulicas prometidas, se está desmoronando por efectos del oleaje del lago.

Las afectaciones por la crecida de nivel del lago de Valencia no son exclusivas de Mata Redonda y La Punta. El ex presidente del extinto Instituto de Conservación del Lago de Valencia (Incolago), Pedro Escarrá, expresó: “Ahora se nos extiende a Los Guayos, a La Culebra, a Flora Amarillo y a todas las riberas. Si no se toman medidas urgentes y necesarias, el Lago puede llegar el próximo año a la cota 414 m.s.n.m.”.

El Tribunal Supremo de Justicia admitió en 2007 la responsabilidad del Estado en el descontrol del lago y con la sentencia 1632 ordenó al Ministerio del Ambiente indemnizar a los residentes afectados de las urbanizaciones vecinas de La Punta y Mata Redonda, que debían ser desalojados por ser un área de peligro. Pero todavía 872 familias permanecen en ambas zonas. Muchos propietarios consideran que el Poder Ejecutivo ha incumplido al no ofrecerles compensaciones justas.


Testimonios de los damnificados
La casa donde viven Lida García (51 años) y su hijo adolescente está a 120 m del muro que contiene a un vecino amenazante: el lago de Valencia. La vivienda tiene una apariencia fantasmal porque está rodeada de otras que fueron abandonadas o demolidas por el riesgo de inundación. Se excusa por no recibir a los visitantes dentro de su casa: “Aquí vivimos sin dignidad”. Desde la puerta de su residencia se observa cómo las olas se agitan y sobrepasan parcialmente la barrera, que está ubicada sólo 30 cm por encima de las aguas.

Lidia está convencida de que sufre una retaliación porque en 2006 acusó a una funcionaria de una actuación negligente en su caso: “Me gritó que me quedaría a vivir en la porquería. Luego se extraviaron los documentos que le había entregado para mi indemnización. No existe compensación alguna para todo lo que me han hecho padecer”. Voceros oficiales afirman que ha rechazado opciones para mudarse, Lidia afirma que “es indignante que digan eso”.

El muro de La Punta y Mata Redonda es una imagen representativa. Tiene aproximadamente 1,2 kilómetros de longitud, 4 metros de altura y 6 metros de ancho. Urbanizaciones completas ya han quedado sumergidas. En un punto no muy lejano donde solía estar un vecindario que se llamaba Las Vegas apenas se observan los extremos superiores de postes de alumbrado y el tanque de agua de una vivienda que debió ser la más alta del sector. Quien crea que el muro ofrece una protección a prueba de filtraciones se equivoca. Basta voltear para ver las casas habitadas, que están por debajo de la cota del lago, y las acumulaciones de agua recubiertas con lemna. Parecen alfombras de grama hasta que se lanza una piedra contra ellas y saltan las salpicaduras.

Fernando Klein (60 años), comerciante y profesor de inglés jubilado, también vive junto con su esposa y su hija a 50 m del lago. Antes de salir de su vivienda se coloca botas de goma, una gorra y lentes oscuros y se convierte en un guía que ubica los puntos por dónde se filtra el lago. “Esas burbujas indican que por ahí el agua está entrando hacia nuestro lado”. Hasta hace 10 días trabajó la maquinaria enviada por el Ministerio del Ambiente para elevar en 70  centímetros la altura del muro, una obra que fue cuestionada por especialistas que señalan que la barrera no soporta más peso y puede colapsar y porque no es una solución de fondo.

Hace 3 años Klein había conseguido una quinta en Carabobo para marcharse con su familia. “Me pidieron un soborno y no lo pagué. Entonces los encargados cometieron 3 errores con mis documentos y el proceso se trabó”. Las nuevas ofertas que ha recibido son por apartamentos de 60 m cuadrados: “Mi casa es de 118 m cuadrados. El Gobierno está obligado a indemnizarnos justamente”.

En cambio, José Martínez, no adelanta los detalles de una negociación a punto de terminar. “Tenemos fe en que todo se va a resolver y que nos iremos como otros a los que les consiguieron sus casas”. En el ínterin prefiere no visitar el muro para ver cuánto han crecido las aguas: “No quiero torturar a mi familia con eso”.

En otras zonas del sur de Maracay, el aumento del nivel del lago ha hecho colapsar las cloacas. La Avenida Central, la Avenida 1 y la calle Agricultura de Paraparal 2 están anegadas con un líquido negro y maloliente que no cede un centímetro del terreno ganado desde hace 2 meses.

Felicia Páez, de 62 años de edad, afirma que funcionarios de Protección Civil visitaron la localidad para levantar un censo y convencer a los residentes de la necesidad de un desalojo: “No me voy a ir un refugio como sugirieron. Soy propietaria y llevo 29 años viviendo aquí”.

En los últimos cinco años, las autoridades han logrado desocupar urbanizaciones vecinas que luego comenzaron a sumergirse: La Vaquera, Armando Reverón y Platanal están en esa lista. Un sector denominado Las Casitas, inaugurado en los años noventa, debía estar libre de ocupantes.

Muchos se fueron, otros permanecieron porque rechazaron en su momento las indemnizaciones por considerar que no respondían a las expectativas. “Nos ofrecieron muy poquito dinero. Además, no creo que lo que pasa es culpa del lago”, afirma Ingrid Parra, de 53 años de edad, quien se resiste a creer que esté en situación de riesgo.

Mery Mijares, que vive al otro lado de la calle, no tiene dudas: “Hubo funcionarios de la gobernación que se internaron con una oruga y llegaron asustados al comprobar la situación”.

Con las aguas, también han llegado animales extraños al entorno urbano. Los vecinos coinciden en que han visto “babos”. Si se les consulta, dirán que se refieren a caimanes de dos metros de largo.

Melania Castillo, una vecina de otra comunidad denominada Aguacatal 2, está ansiosa de que la saquen de la casa donde vive alquilada acompañada de cinco adultos y cuatro niños. “Protección Civil ya se llevó a dos familias en el último mes, pero con nosotros se han tardado más”. El nerviosismo crece en la misma medida que observa el avance lento, pero sostenido, del lago. Desconoce, como muchos en la capital aragüeña, las medidas que debe tomar en una contigencia: “No me han explicado nada”.

La crecida ha facilitado un nuevo negocio ilegal en las aguas del lago: lancheros utilizan sus embarcaciones para saquear las fincas. Se llevan los techos de las casas, maquinarias, postes de alumbrado y transformadores. 


La única vía de acceso para más 1.500 personas que habitan en la isla de la Culebra está cubierta en gran parte por las aguas del lago de Valencia, que dificultan el tránsito peatonal y de vehículos. “La situación ha ido empeorando con las lluvias”, lamentó Juan José Falcón, quien reside en la zona desde hace más de 20 años.

Tirso Pérez (46 años), es un productor que es delegado de la Misión Agrovenezuela en la parroquia San Martín de Porres, en el municipio Libertador de Maracay. Tiene su vivienda sumergida casi totalmente, como las plantas de maíz que eran cosechadas por personal que trabajaba para él: “Soy representante de un área donde hay 80 pequeños productores cuyas tierras quedaron bajo las aguas... En menos de 8 meses, las aguas han subido más de 1,80 metros por aquí. En esta parroquia se perdieron 400 hectáreas de cultivos”.

Cándido Hernández (31 años), productor, dice: "Adelantamos la cosecha de maíz que no está listo porque sabemos que, si esperamos más, no lo podremos rescatar".

La empresa Gramito, ha levantado con arena y piedras un terraplén sobre las aguas del lago. El muro ha dañado las cercas de los productores vecinos, un agravio que se suma al ocasionado por el propio lago. En la empresa se limitan a enviar como emisario al jefe de seguridad. “Le vendemos a Pollos del Alba. A los agricultores se les va a cancelar, aunque desconozco si hay un compromiso escrito. Queremos proteger una empresa que da 300 empleos. Dime si a esos productores les queda algo que puedan recuperar en las fincas”.

Los propietarios de la Hacienda La Laguna también optaron por levantar un muro. Más de 200 hectáreas están inundadas. En 8 meses, el lago avanzó 200 metros.

La imagen de la parte superior de un galpón se observa a la distancia: parece una pequeña embarcación flotando. Alí Ibarra, el encargado de la unidad, maneja una bomba de achique que trabaja 24 horas y descarga 8 pulgadas cúbicas por segundo de vuelta al lago: “Es para mantener lo mejor posible lo poco que no se ha perdido”.

Cualquiera pensaría que es un esfuerzo inútil por detener el avance progresivo del lago de Valencia, un cuerpo de agua que está fuera de control.

Fuentes:
Observador Global.com, 09/11/2011, "Venezuela declaró la emergencia por las inundaciones en el norte".
El Universal, 03/10/2011, Santiago Quinteros "El lago Valencia y sus inundaciones" .
El Universal, 03/10/2011, Marianela Rodríguez, "Lago de Valencia ha dejado casas inundadas y agua contaminada".
wikipedia, Lago de Valencia.
Reportero 24, "El lago de Valencia: Aguas Enemigas".
Reportero 24, "Lago de Valencia: El terror se apodera de quienes viven cerca".

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