lunes, 25 de febrero de 2013

¡Es el transporte, estúpido!

En los últimos días, tres noticias centrales estuvieron relacionados con un eje común: el transporte. Por supuesto, la conmemoración de un año de la "tragedia de Once", en donde los familiares pidieron que haya una política para la reconstrucción del sistema ferroviario. También, en la discusión de este mes sobre la relevancia de realizar un "metrobús" en la avenida 9 de Julio porteña. Y de forma más inadvertida, el hecho en que un automovilista mató a un ciclista en la avenida Panamericana.

Después de la estación del horror. Sobre la conmemoración de este 22 de febrero, no hay mucho más que decir que lo ya expresado por los Familiares y Amigos, que para ComAmbiental se condensa en una frase: "Será una revolución cuando llegue el día de poder viajar seguros". Desde nuestra página, hemos en este año enfatizado que el transporte debe concebirse como servicio público, y como tal no puede estar sometido al fin de lucro. "La tragedia de Once fue la consecuencia de la voluntad de enriquecerse sin importar las consecuencias", sintetizaron en el documento leído en Plaza de Mayo.

La discusión del metrobús porteño. Más allá de la cuestión del arbolado, el tema central es la necesidad de construir un metrobús. Y en ese sentido, privilegiando la discusión sobre el espacio público. Según el Partido Social de la Ciudad: "Si luego de un debate profundo y democrático, se creyera conveniente la intervención en la Avenida 9 de julio, la alternativa más razonable a esta obra es el establecimiento de carriles exclusivos para colectivos en las calles laterales. Bastaba con invertir el sentido de circulación", para que las paradas no afecten las veredas y puedan hacerse en las plazoletas.

El accidente en Avenida Panamericana. Otro tema principal de la semana fue el accidente en que murió Reinaldo Rodas. Sin dudas, tomó mayor trascendencia por el hecho de que el conductor, Pablo García, es hijo del reconocido periodista Eduardo García Aliverti. No tiene relación alguna, a menos que pueda señalarse en una persona adulta la educación que recibió de sus padres. Más bien, es una problemática social. Debe haber real conciencia de la responsabilidad que implica conducir. En este caso, que si se asiste a una fiesta donde consumirá alcohol, no se puede concurrir con su automóvil.

Es el transporte. La propia forma de vida de las sociedades modernas en grandes ciudades supone la necesidad de un transporte masivo. La planificación más básica podría comenzar con el hecho de promover que las residencias se ubiquen cercanas a los lugares de trabajo. Si esto no es así, en el Gran Buenos Aires estamos ya en un punto límite donde no puede privilegiarse el transporte privado, simbolizado en el automóvil. La única opción viable es el transporte colectivo público. Y esto debe hacerse de la forma más eficiente posible, con sentido social. La recuperación del tren (para todos) es emblemática de este cambio.

Aquella Próxima Estación. Fue Pino Solanas uno de los pocos dirigentes que desde años alertó sobre la crisis del tren. En su documental "La Próxima Estación" brindaba un diagnóstico preciso, retomontándose a la historia y discutiendo también la actualidad. No se puede evitar decir que funcionarios del gobierno nacional emprendieron una campaña contra su figura, sobre todo el entonces Ministro de Justicia, Aníbal Fernández, quien lo acusó de sabotear el tren para promocionar su película. Unos años después, la "tragedia de Once" coloca de la forma más dolorosa posible la discusión del tema como una necesidad. Aquí, cinco pasajes del documental aún nos sirven como guía:

"A comienzos de los años 90, las empresas del Estado se privatizaron con la promesa de modernizar sus servicios y brindar mejor atención: los trenes interurbanos fueron suprimidos; miles de pueblos quedaron aislados y un millón de habitantes emigró hacia las capitales. El maltrato al pasajero se hizo norma".

"Al suprimir el 80 % de los trenes, el transporte de cargas y pasajeros pasó al automotor. Las carreteras quedaron saturadas y los accidentes fueron en aumento: sólo en el 2007 la "guerra del automotor" provocó más de 8000 muertos y miles de heridos".

"La confusión sobre lo público y lo privado sigue vigente. Los trenes se privatizaron porque daban pérdidas, pero los servicios públicos ¿están para dar ganancias o para servir a la comunidad? ¿Acaso deben dar renta las escuelas o los hospitales públicos? Si los ferrocarriles perdían 1 millón de dólares por día, hoy cuestan 3 millones diarios pero sólo funciona el 20 % de los trenes que teníamos antes".

"El ferrocarril no tiene reemplazo: "es el único transporte que puede llegar a destino en las peores condiciones climáticas". Es el medio de transporte más seguro, menos contaminante y más económico. Es 8 a 10 veces más barato que el transporte automotor: una locomotora arrastra la carga de 50 camiones o de 20 ómnibus de pasajeros".

"Después de tanto fracaso, hay que avanzar hacia un modelo de gestión que incluya a los pasajeros, los trabajadores y los transportistas de cargas para construir el "tren para todos": un tren público, cuidado por todos y al servicio de todos".

Fuente:
¡Es el transporte, estúpido!, 24/02/13, ComAmbiental. Consultado 25/02/13.

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