domingo, 4 de mayo de 2014

Los marineros atómicos


Era el trabajo más sucio de la Armada de Estados Unidos. La tripulación del USS Calhoun County arrojó miles de barriles radiactivos en el océano Atlántico entre 1946 y 1960. La Armada sostiene que el trabajo era seguro. Pero en 2013 es el 50 aniversario del hundimiento del barco. La propia Armada ordenó hundido porque era un peligro radiactivo. Actualmente una viuda lucha para demostrar que la muerte de su marido está ligada a la embarcación.

por William R. Levesque

Los marineros del USS Calhoun County vertieron miles de toneladas de residuos radiactivos en el océano
Le preguntaron al moribundo hombre del condado de Pasco por su servicio en la marina de guerra medio siglo antes. Él siguió hablando de los barriles de acero. Lo perseguían, como monstruos marinos que azotaban a un viejo marino.

"Apagamos todas las luces", George Albernaz testificó en 2005 durante una audiencia del Department of Veterans Affairs (Departamento de Asuntos de Veteranos, que en lo que sigue designaremos con VA), "y... fingimos que se habían caído... nosotros tomamos esos barriles teniendo solo zapatos con punta de acero... sin equipo de protección, hicimos rodar esos barriles al océano, 300 barriles en un viaje".

No todos se hundieron. Algunos se quedaron atrás haciendo espuma en el océano, flotando en las olas como un hombre que se ahoga. Entonces sonaban los disparos de un marinero con un rifle ubicado en la cola del buque. Y el mar reclamaba el tambor acribillado a balazos.

De vuelta en el interior del buque, Albernaz anotó en su diario lo que los marineros descargaban en el Océano Atlántico. Sabía que nadie iba a llevar un registro, pero era importante que la gente supiera que decía la verdad, incluso cuando la verdad parecía una locura.

Pasados 15 años de la Segunda Guerra Mundial, la tripulación del barco de Albernaz, el USS Calhoun County, arrojó miles de toneladas de residuos radiactivos en el Océano Atlántico, a menudo sin tomar las más simples precauciones para la salud, de acuerdo con documentos de la Armada y las entrevistas del Tampa Bay Times a más de 50 ex miembros de la tripulación.

Albernaz comenzó una batalla por su vida en 1988, cuando parte de su cerebro empezó a morir, los desconcertados médicos finalmente concluyeron que la rara dolencia podía estar vinculada a la radiación. En 2001 presentó una reclamación para beneficios al VA, que fue rechazada en repetidas ocasiones, a menudo con retorcidos razonamientos gubernamentales.

El VA y la Armada sostuvieron que Albernaz no fue expuesto a la radiación en el Calhoun County, un buque que la Armada ordenó hundir en 1963 porque estaba radiactivo. El VA al decir que Albernaz "no tenía fundamento", ignoró los documentos de la Armada descubiertos por una ex asesora del Congreso, que demuestran la radiactividad de la nave. Y actualmente la Armada señala los registros de la Guerra Fría, incompletos y poco fiables, como prueba de que la tripulación no fue expuesta a radiación peligrosa.

La insistencia de la Armada y del VA en que los residuos atómicos del Calhoun County no eran peligrosos, llegó 15 años después que el VA vinculara la radiación con la muerte de un tripulante que se servía con Albernaz.

Fueron seguidas adecuadas salvaguardas a la salud y la tripulación no estuvo expuesta a radiación peligrosa, afirmó el portavoz de la Marina de Guerra Kenneth Hess.

Declaró que "La Marina no hundió la nave a causa de la radiactividad", "sino que estaba al final de su vida útil".

Hasta 1000 hombres sirvieron en el Calhoun County durante los años en que se vertieron los residuos radiactivos, una práctica que continuó hasta alrededor de 1960 -dos años antes del decomisionamiento de la nave.

Es imposible saber cuántos sufrieron problemas de salud inusuales después de dejar la nave. La Marina y el VA nunca realizaron un seguimiento de su salud. Algunos enfermaron sin presentar reclamaciones al VA. Y mas de más de medio siglo después, gran parte de la tripulación ha muerto.

Albernaz murió en 2009 de insuficiencia cardíaca, después de que su salud se arruinara por la radiación, sostiene su esposa. Tenía 75 años.

"George creía que su propio gobierno consideraba que estaba mintiendo, que todo era producto de su imaginación", dijo su viuda, Bernice Albernaz, de 69 años, quien continúa la lucha contra el VA que su esposo comenzó hace 12 años.

Ella sostiene que su marido no mintió. Los monstruos marinos se hicieron duendes de las profundidades. Donde permanecen todavía.

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Era un barco construido para la guerra.

El LST 519 fue botado a principios de 1944 y entró rápidamente en operaciones. La nave llevó suministros a África del Norte y participó en la invasión del Día D de Normandía, sobreviviendo a los ataques a los convoyes por parte de los aviones alemanes. En 1955 se lo bautizó con el nombre de Calhoun County.

LST es sinónimo de "Landing ship, tank" (buque de desembarco, tanque). El barco, casi tan largo como una cancha de fútbol, ​​llevaba toneladas de suministros que podían ser vomitados por las puertas de proa en una playa o almacenados en su gran cubierta superior.

Con el final de la Segunda Guerra Mundial, el barco comenzó el vertido en el Atlántico, de municiones del ejército viejas o defectuosas, desde los depósitos de municiones a lo largo de la costa este, por lo general en aguas de al menos 1.800 metros de profundidad. Pero no pasó mucho tiempo antes de que se le añadiera una segunda misión a la tripulación de unos 75 hombres.

El comienzo de la Era Atómica trajo el irritante problema de cómo deshacerse de los residuos radiactivos.

La Atomic Energy Commission (Comisión de Energía Atómica), que por entones manejaba la mayoría de los aspectos relacionados con la política de energía nuclear de Estados Unidos, estableció una económica y conveniente solución: arrojarlos al mar. El Calhoun County pronto se convertiría en el único barco de la Armada que arrojaba residuos radiactivos en la Costa Este.

Los contenedores parecían tambores de acero comunes de 200 litros. Nadie en el barco estaba muy seguro de lo que había en ellos.

Llegaban por cientos en trenes y camiones al puerto de origen del buque en Sandy Hook Bay, Nueva Jersey, o el buque los recogía en Floyd Bennett Field, Long Island. Con menos frecuencia, los residuos eran recogidos en otros puertos, incluyendo el de Boston. Los residuos más delicados provenían de Floyd Bennett. A veces, los barriles fueron marcados con puntos con código de color o una X pintada. Los barriles "red dot" (punto rojo) se decía que eran los más peligrosos.

No es que esto importara. Pero de acuerdo a las entrevistas, pocos o ninguno de los miembros de la tripulación, recibieron un entrenamiento especial en el manejo de los residuos. Contaron que manejaban los barriles "red dot" del mismo modo que el resto.

Gran parte de los residuos, que estaban llenos de hormigón, vinieron del Brookhaven National Laboratory (Laboratorio Nacional de Brookhaven), una dependencia gubernamental, en Long Island, que tenía un reactor y generaba material radiactivo.

Según muestran los registros de cubierta del Calhoun County, varios embarques emitían 17 rems por hora de radiactividad, incluso después que los residuos fueran encerrados en concreto. Es el equivalente de alrededor de 1.700 radiografías de tórax típicas.

Dos marineros se colocaban a cada lado del barril y lo hacían rodar hasta el borde de la nave. El Calhoun County, con su fondo plano y poco profundo, siempre se movió como loco en las olas, yendo y viniendo, como un metrónomo marcando el tiempo de un peligroso vals.

Cuando el barco se inclinaba hacia ellos, los hombres liberaban su barril con un empujón y dejaban que la gravedad lo ayude a saltar por la borda.

El barco acarreaba residuos fuera de la plataforma continental varias veces al año, en aguas de profundidades variables, generalmente entre 1.800 y 3.600 metros. Las áreas de vertido estaban a  un día de viaje, hasta 300 kilómetros mar adentro, aunque varios hombres mencionaron en las entrevistas, que cuando el tiempo era malo el barco realizaba los vertidos mucho más cerca de la costa.

Después de manipular los barriles, los hombres se iban debajo de la cubierta para tomar un café o comer.

No parecen existir documentos que muestren exactamente lo que vertió la Armada. Registros de cubierta con listas de coordenadas de los vertidos, el tonelaje manipulado y los niveles de radiación de cada tambor -ha menudo esa información no se encuentra. Desde 1946 hasta 1953, los oficiales del Calhoun County no asentaron los vertidos en los registros de la cubierta.

"No tenemos registros históricos completos que permitan estimaciones precisas de los tipos exactos o la cantidad total de residuos radiológicos eliminados en el mar por la Armada", sostuvo Hess, el portavoz de la Marina. Sin embargo, él insiste en que los desechos eran de "bajo nivel".

La Marina manifiesta que algunos de los residuos incluían equipos de laboratorio contaminado y "potenciales fuentes de combustible nuclear". En la década de 1970, los científicos encontraron pequeñas cantidades de plutonio y cesio que habían lixiviado de unos barriles.

Un manual del gobierno de 1954, sobre vertido en los océanos, precisaba que los registros eran críticos. La ciencia atómica era nueva. El vertido podría causar "consecuencias no deseadas", entonces no previstas.

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En el laboratorio de Brookhaven, se asesoraba extensamente a sus trabajadores sobre la forma más segura de hacer frente a la radiación. En 1957, el laboratorio publicó un folleto para sus empleados llamado ABC's of Radiation (El ABC de la radiación).

La radiación, decía el folleto, "debe ser considerada con respeto, pero no hay que temerle. La completa seguridad es posible, si se siguen las reglas y los procedimientos necesarios. El peligro acecha sólo a los ignorantes o descuidados".

La radiactividad puede dañar el ADN celular o los enlaces químicos del cuerpo humano. Pero a veces las células no son capaces de repararse a sí mismas, especialmente cuando los niveles de radiación aumentan.

Los científicos creen que esto puede conducir al cáncer u otras enfermedades.

En el Calhoun County, de acuerdo a documentos y entrevistas, la radiación no fue ni temida ni respetada. "No teníamos supervisión", dijo Bob Berwick, 82 años, de Laguna Niguel, California, oficial del barco en 1952 y 1953. "Estábamos por nuestra cuenta".

Del folleto de Brookhaven: "Para evitar la contaminación, hay disponible ropa de protección especial en las zonas de radiación... La ropa usada donde están presentes los materiales radiactivos es especialmente marcada y lavada".

Ninguno de los tripulantes entrevistados para esta historia recordó haber usado ropa o equipo especial durante las operaciones de vertido. Una excepción fueron los guantes de algodón proporcionados a la tripulación en la primera mitad de la década de 1950.

"Tiramos los guantes por la borda en el océano cuando acabábamos con ellos", recordóo Richard Tkaczyk, 85 años, de Buffalo, Nueva York, quien sirvió en el buque de 1949 a 1951.

Varios hombres contaron que se les ordenó ducharse y quitarse la ropa para el lavado después de los vertidos. Sin embargo, para gran parte de la historia de la nave, esto no se hizo, de acuerdo con los tripulantes.

"El laboratorio emplea extensivamente blindaje para protegerse contra la radiación...".

Ningún blindaje especial fue utilizado en el Calhoun County. De hecho, algunos tripulantes del barco dormían en camarotes ubicados inmediatamente debajo de los cañones en la cubierta principal. La planchas de la cubierta eran de al menos una pulgada de espesor (2,54 cm). Encima de eso había tablas de madera. La radiación aún se filtraba hacia abajo.

Albernaz dijo al VA en 2007, que recordaba un viaje cuando un trabajador de la Atomic Energy Commission, AEC, (Comisión de Energía Atómica de Estados Unidos) atravesó los cuartos de la tripulación con un contador Geiger.

"Es como si hubiera pasado con una ametralladora diciendo: 'Muy bien. Tomen su almohada, manta y colchón. Los estamos moviendo a la cubierta de tanques'", manifestó Albernaz.

Pero también la cubierta de tanques estaba abajo de los barriles. "Así que en realidad, no había realmente ningún lugar en ese barco donde estar a salvo", contó Albernaz.

"Se requiere a todos los miembros del personal que trabajan en zonas con radiación que lleven una pequeña insignia de película, la cual será oscurecida por la radiación, o un medidor de bolsillo semejante a una lapicera... Los contadores se leen todos los días, las insignias cada semana para asegurarse de que nadie sea sobreexpuesto".

A veces, los hombres del Calhoun County llevaban ambos tipos de detectores de radiación. Pero las entrevistas demostraron que a menudo los perdían. Otras veces, las insignias se entregaban inmediatamente antes de un vertido y se recuperaban inmediatamente después. Así que la exposición a la radiación durante todo el viaje de tres días a las zonas de vertido no quedó documentada.

Y de acuerdo con registros de la cubierta, los barriles radiactivos podían ser almacenados en el barco días antes de que el barco zarpara, exponiendo continuamente a la tripulación.

E incluso cuando tenían detectores, muchos de los tripulantes no los tomaban en serio.

"Cuando la placa se ponía morada, significaba que habías recibido demasiada radiación", dijo Andre Vernot, de 75 años, de Columbia, Maryland, oficial en el barco de 1960 a 1962. "Nuestras reglas eran, cuando la placa se volvía morada, cambiarla por otra".

"Los materiales radiactivos pueden ser perjudiciales dentro o sobre el cuerpo... Esta es la razón por la que comer o fumar está prohibido en algunas áreas con radiación".

Los barriles cargados en el Calhoun County a veces filtraron, sobre todo en los primeros días de vertido. William Dillow, de 90 años, de San Agustín, especialista en eliminación de desechos en la nave de 1957 a 1960. Él recordaba vívidamente un envío.

"Tenían una fuga y una plataforma [de un camión] fue contaminada", dijo. La solución de la Armada no fue elegante. La plataforma fue cargada en el barco y arrojada en el océano, junto con los barriles.

Cuando el vertido había terminado, los marineros lavaban las áreas sucias con agua a alta presión, mientras que otros utilizaban escobas para barrer la cubierta. entonces los hombres pudieron esparcir el agua, y tal vez las partículas radiactivas, en cada parte del barco, de acuerdo a las entrevistas.

Un marinero distraídamente se sentó unos minutos en un barril de punto rojo durante una operación, recordó Elmer Peter, de 81 años, de Lawrenceville, Georgia, residente que fue plomero del barco entre 1955 y 1956. Hubo un aparente retraso en informar el incidente, y el marinero se fue a lo suyo.

"Con el tiempo fueron a la litera de este tipo con un contador Geiger y había tanta contaminación, que se clavó el contador", dijo Peter. "Tuvieron que destruir todo lo que había en la litera y todo lo demás en la zona. Nunca lo volví a ver".

El portavoz de la Armada rechazó que los hombres que dormían bajo los barriles enfrentaran peligro.

"Incluso un octavo de pulgada de acero puede proteger a la gente de muchos materiales de desecho radiológico de bajo nivel, y hasta una distancia de un pie proporciona protección adicional", afirmó Hess.

La tripulación se dio cuenta que a veces los trabajadores civiles portuarios que cargaban los residuos, tomaban precauciones que la Armada ignoraba.

"Una vez que nos detuvimos en Sandy Hook, los trabajadores civiles que cargaban estas cosas tenían trajes de exposición, con máscaras y todo", dijo Vernot. "Y nosotros estábamos ahí con nuestros pantalones cortos, sin camisa".

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Hubo chistes, por supuesto, acerca de que todo el barco estaba radiactivo y cómo los barriles nos dejarían a todos estériles.

Pero el barco estaba radiactivo.

El 5 de junio de 1956, de acuerdo con documentos de la Armada, técnicos del Naval Research Laboratory (Laboratorio de Investigación Naval), tomaron lecturas de radiación en el Calhoun County antes de que los barriles fueran cargados a cubierta.

Partes del barco estaban radiactivas, decía un memo al comandante del Tercer Distrito Naval. El capitán del barco, Herbert Hern, recibió la orden de "descontaminar las zonas afectadas" tan pronto como sea posible.

El descubrimiento llevó a un examen más profundo de las operaciones de vertido. A la Armada no le gustó lo que encontraron. El manejo de la nave con este tipo de residuos peligrosos fue descuidado, azaroso.

Actualmente la Armada dice que todos los miembros de la tripulación fueron entrenados en el uso de dosímetros o placas de radiación, para asegurarse que ninguno recibiera una dosis peligrosa.

Según la Armada las lecturas se documentaron.

Pero el 30 de agosto 1956 -una década después del comienzo de los vertidos- un memorándum de los comandantes de la Armada, decía respecto al Calhoun County que el "personal no está familiarizado con los procedimientos de control y descontaminación" y "los registros de exposición radiológica del personal no se mantienen" correctamente.

La Armada ordenó a la nave inspeccionar los barriles antes de ser cargados para asegurarse que ninguno tenga un escape de material radiactivo, un particular problema.

Las superficies del barco fueron lavadas, arenadas, y repintadas. Los registros disponibles no dicen si algo de esto funcionó.

La tripulación no estaba preocupada, pocos de ellos sabían que su lugar de trabajo estaba radiactivo.

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George Albernaz, tenía por entonces 22 años, estaba muy emocionado de estar en el Calhoun County como su nuevo oficial de intendencia. Nació en Fall River, Massachusetts, y apenas había estado fuera de casa. Pensó que iba a formar parte de la historia naval de la fuerza anfibia.

Llevó un diario con él donde contó su aventura en las palabras de un marinero con los ojos abiertos.

"Esta es la historia de la experiencia más fascinante de mi vida... haciendo un trabajo que nunca soñé que existiera, en un barco cuyos días como buque de guerra no son más que una historia en el pasado, pero hoy ha comenzado un servicio de igual importancia que cualquier barco de guerra de la Armada", escribió.

No pasó mucho tiempo antes de que Albernaz comenzara a llevar un tipo diferente de diario. Se titula este nuevo registro "Diario de Vertido de Residuos Nucleares".

20 de enero 1957: "371 toneladas de residuos atómicos"

7 de febrero 1957: "368 toneladas de residuos atómicos"

13 de noviembre 1957: "299 (toneladas) de gas venenoso (y) A.W."

Una de las últimas entradas de Albernaz fue el 12 de junio de 1958: "... 200 toneladas de armas especiales". Más tarde le diría a su esposa que ese fue el día en que él ayudó a deshacerse de una bomba atómica.

El Calhoun County zarpó de Norfolk, Virginia, con dos cajas gigantes. El registro de la nave señaló que virtió "material confidencial" a las 2:31 am.

La esposa de Albernaz dijo que él le contó de ese viaje. Relató que a la tripulación le dijeron que las cajas contenían dos bombas atómicas. Otros marineros entrevistados mencionaron que la ocasional descarga de bombas atómicas desmontadas ocurrió varias veces en su historia.

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El 10 de marzo de 1958, uno de los tripulantes del Calhoun County, Harvey Lucas, fue enviado a un hospital de la Armada. Estaba con dolor y vomitaba un líquido color marrón, según indican los registros hospitalarios.

Dos meses más tarde, las listas de reclutamiento de la nave muestran que Albernaz fue hospitalizado durante dos semanas. Su esposa dijo que más tarde le contó que tenía náuseas. Los dos hombres se encontraban entre un puñado que ese año tuvieron hospitalizaciones largas, según los documentos. Albernaz mencionó más tarde que el médico les diagnosticó úlceras de estómago.

Michael Gardner, un oficial del buque a principios de 1960, dijo que vio extrañas dolencias estomacales.

"Recuerdo claramente a miembros de la tripulación enviados al hospital y que dejaron la nave", dijo Gardner, de 73 años, de la ciudad de Nueva York. "La única razón por la que lo recuerdo es porque tuve que encontrar maneras de cubrir a ciertas personas cuando se fueron del barco".

El 28 de marzo de 1958, Rowland Burnham, el nuevo capitán del Calhoun County, pidió a sus superiores 37.000 dólares para reemplazar la cubierta de madera que contenía a los barriles radiactivos durante las operaciones de vertido. El barco, al parecer, todavía estaba radiactivo.

"Fregar, lavar o raspar parte de la madera no ha eliminado toda la contaminación", expresó Burnham en un memo. Indicando que la radiación era baja, de sólo 1 milirem. Una radiografía de tórax típica tiene 10 milirems.

"Pero el personal está continuamente expuesta a ella", dijo el capitán. "Se considera que esta condición es un peligro para la salud y debe ser eliminada".

Durante más de un año, según los documentos, la Armada no hizo nada, quizás porque estaba pensando en sacar de servicio al barco. El cual necesitaba mayores reparaciones.

A principios de 1959, la Armada finalmente reemplaza la cubierta deteriorada. Esto, sin embargo, creó un nuevo problema: los escombros estaban radiactivos. Los trabajadores civiles los colocan en barriles con hormigón -125 en total.

El Calhoun County luego zarpó y dejó parte de sí mismo en el mar.

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El 8 de noviembre de 1962, el Calhoun County finalmente fue dado de baja en una ceremonia en el Brooklyn Navy Yard. La tripulación y sus familiares se sentaron en sillas sobre la cubierta contaminada de la nave. Una banda tocaba. La tripulación fue reasignada.

La Armada planeó vender el barco, ya sea como tal o como chatarra. Su valor como chatarra no era insignificante -62.000 dólares. Pero en última instancia, la Armada se dio cuenta que no se podía vender.

Un memorándum emitido el 13 de diciembre por el jefe de la Oficina de Buques de la Armada, dudaba que la radiación en el Calhoun County pudiera reducirse a niveles entonces considerados seguros. La nota señaló que la Armada nunca había sido capaz de descontaminar un buque radiactivo.

"El decapado de pintura completo y arenado no han podido lograr esto (en el Calhoun County) y en los casos de buques contaminados en los ensayos de armas nucleares", decía la nota.

Así que la Armada ordenó que el Calhoun County fuese hundido.

El oficial de la Marina George Self, de 83 años, de Pahrump, Nevada, consiguió el trabajo de preparar el Calhoun County para hundirse. El final llegó en algún momento de 1963. La Armada había acordonado varios compartimentos en el interior del barco, colocando a lo largo signos de advertencia de radiación, dijo Self.

El barco partió de la Base Naval de Norfolk y un submarino disparó dos torpedos en un ejercicio de artillería. Uno hizo un agujero cerca de la sala de máquinas, pero el Calhoun County se negó a hundirse.

La Marina lo remolcó de nuevo a Norfolk y fue amarrado en un muelle hasta averiguar qué hacer. Fue entonces que el Calhoun County comenzó a hundirse.

Self recibió en su hogar una llamada de emergencia de la Armada. Era apoplético que un buque radiactivo se hundiera en la base.

Diversos tapones fueron puestos en el agujero. El agua de mar fue bombeada. Y el barco fue remolcado a aguas profundas.

Self no salió en el segundo viaje, por lo que se desconoce cómo el barco llegó a su fin. La Armada dijo que las cargas de demolición enviaron al viejo LST hasta el fondo.

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Los años posteriores a su servicio en los 60 en la Armada, fueron crueles con el tripulante del Calhoun County, Harvey Lucas.

Lucas, un hombre de Denver, que pasó más de tres años en el barco, siempre había sospechado de la misión del Calhoun County, incluso cuando era un marinero de cubierta. Como Albernaz, Lucas trató de documentar el trabajo de la nave. Hurtó una insignia de radiación y tomó fotos de los barriles.

"Él documentó todo", dijo su hija Jeanine Lucas.

Su familia contó que se preguntaba si el trabajo había sido mucho más peligroso de lo que la Armada reveló. Esas preocupaciones sólo se pudieron develar cuando su tío, George Dutcher, quien sirvió en el barco con Lucas, murió de cáncer a finales de 1960 con unos 40 años.

Lucas dejó la Armada y desarrolló osteoporosis. Era tan grave que un médico le dijo que tenía los huesos como alguien con 95 años de edad, contó su familia al VA. Él y su esposa tuvieron cinco niños que nacieron con defectos o problemas de salud.

El cáncer alcanzó también a Lucas. Murió el 17 de junio de 1985, a los 47 años de leiomiosarcoma, un cáncer agresivo de los tejidos blandos. Que se ha documentado en las mujeres que en los años 1950 y 1960, recibieron tratamiento de radiación para el sangrado menstrual excesivo.

Los daños causados ​​por la enfermedad fueron tan graves que una funeraria no pudo prepararlo. Lucas fue enterrado en una bolsa para cadáveres.

Lucas, y luego su esposa después de su muerte, lucharon contra el VA por prestaciones, argumentando que la radiación causó su cáncer y la fragilidad en los huesos. El VA negó en varias ocasiones un vínculo, en un primer momento dijo que la nave no había acarreado residuos radiactivos.

En 1990, su esposa, Barbara Lucas, contactó a Karl Morgan, que en ocasiones era llamado el "padre de la física médica". Había estado a cargo de física médica en el Oak Ridge National Laboratory (Laboratorio Nacional de Oak Ridge) durante 29 años. Él ayudó a establecer normas para el transporte de contenedores de desechos radiactivos como los del Calhoun County.

Morgan dijo al VA: "En mi opinión la Armada fue muy irresponsable en no informar, a los que participaron en esta operación con residuos peligrosos, del peligro inherente y la necesidad de reducir al mínimo su exposición radiactiva y, especialmente, evitar la inhalación o ingestión de cualquiera de los residuos radiactivos libres". "Es imposible tolerar el hecho de que a estos hombres en servicio no le hicieran llevan dosímetros de película en todo momento".

William Kemper, un físico naval retirado, estima que Lucas fue expuesto a una radiación cinco veces mayor que el límite legal cuando él sirvió.

Kemper dijo al VA que "parece más probable que él haya ingerido algo de cobalto 90 u otro residuo (radioactivo) en... sus funciones".

En 1998, el VA finalmente dictaminó que la muerte de Lucas fue causada por la radiación a la que fue expuesto en el Calhoun County y los beneficios para su viuda fueron aprobados.

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George Albernaz no hablaba mucho acerca de sus casi dos años en el Calhoun County después de haber sido dado de baja en 1958.

No le gustaba hablar del vertido atómico con extraños, recordó su esposa. Él percibía, cuando trataba el tema, que la gente simplemente asumía que estaba exagerando su servicio en la Armada.

Bernice y George Albernaz se conocieron en un salón de baile en Massachusetts a finales de 1960. A todas les gustaba George. Un hombre amable, que había sido monaguillo hasta los 15 años, de voz suave con una cara abierta y sincera. Bernice pensó que tenía ojos bondadosos.

La pareja se casó en 1969, y cuando nació su hijo en 1970, reían a carcajadas. Los barriles no lo habían esterilizado después de todo.

En 1988 a los 54 años, Albernaz comenzó a tener síntomas preocupantes.

Perdió peso. Comenzó a tirar cosas con la mano izquierda, que sentía debilitada. Tropezaba con el pie izquierdo y no podía sostener el periódico por la mañana. Cuando la pareja habló de ello, evitaron cualquier preocupación.

"Te estás poniendo viejo", le dijo Bernice Albernaz.

El 31 de agosto de 1988, su marido trabajaba como supervisor de envíos a la salida de una fábrica en Fall River, Massachusetts. Durante el día, Albernaz cayó, temblando incontrolablemente con una convulsión. Fue llevado de urgencia al hospital. Su esposa pensó que era un accidente cerebrovascular o un ataque al corazón.

Un escaneo del cerebro y unas pruebas trajeron la peor noticia. Los médicos le diagnosticaron un tumor cerebral. Ellos prepararon a Albernaz para la cirugía.

Pero no se encontró evidencia de un tumor durante la cirugía. El tejido en una parte de su cerebro se estaba muriendo. Eso explicaba la debilidad del lado izquierdo del Albernaz.

El tejido cerebral moría desconcertado a los médicos, no obstante ellos dieron de alta a Albernaz.

Regresó en octubre para más escáneres cerebrales. La sombra en su cerebro había crecido. Los médicos comenzaron a dudar de sus certezas previas de que no se trataba de un tumor cerebral, según muestran los registros médicos, y Albernaz fue sometido a quimioterapia.

Siguieron dos cirugías cerebrales adicionales. Las biopsias finalmente descartaron un tumor. Pero esa buena noticia se vio atenuada por una creciente debilidad en su lado izquierdo. Su brazo se estaba volviendo inútil. Su pierna izquierda se veía afectada como si el mal se moviera por su cuerpo como el veneno de serpiente se extiende desde una mordedura.

Los médicos seguían desconcertados. Las muestras del cerebro de Albernaz fueron enviadas al Centers for Disease Control (Centros para el Control de Enfermedades). Él empezó a decirles a los médicos acerca de esos barriles de mucho tiempo atrás.

El médico hizo una nota de consulta acerca de la descripción de Albernaz sobre su trabajo en el Calhoun County. "Él estaba en un barco donde se trabajaba sin protección... En ese momento no parecía tener ninguna consecuencia de la radiación... Existe la posibilidad de que tenga algún efecto de necrosis retardada por radiación que pudo aparecer muchos años después".

No fue sino hasta 2006 que los médicos comenzaron a creer que los problemas de Albernaz estaban ligados a vasculitis, una inflamación de los vasos sanguíneos que puede limitar el suministro de sangre a un órgano como el cerebro. Los médicos le dijeron que la radiación podía causar esto. Pero los registros indican que nunca estuvieron seguros del diagnóstico de vasculitis.

A Albernaz se le paralizó su lado izquierdo. Las convulsiones continuaron. Caminaba sólo con un aparato ortopédico o bastón. Al final de su vida, utilizaba una silla de ruedas. Albernaz no podía levantarse de la cama sin ayuda. Su vida de bochas, baile y pesca había terminado.

Albernaz no volvería a trabajar de nuevo.

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En 2001, Albernaz presentó un reclamo por beneficios al VA. Escribió cartas y correos electrónicos a cualquier persona que pudo encontrar que sirviera en el Calhoun County, preguntando si habían enfermado.

Un tripulante llamado George Lindsay respondió, diciendo a Albernaz no había estado enfermo.

Lindsay le escribió: "(Pero) creo que fuimos expuestos sin que nos dijeran lo que podía sucedernos a nosotros y nuestras familias". "Me parece que el mayor problema es que no hay un seguimiento de ninguno de los miembros de la tripulación... Ni siquiera una llamada telefónica de alguien del gobierno para saber si estamos bien".

Semanas después que Albernaz enviara su correo con la reclamación de beneficios, recibió una carta de una mujer que le iba a dar la clase de evidencia que la mayoría de los veteranos nunca ven en años de lucha contra el VA.

Deborah Derrick se había desempeñado, a finales de 1990, como ayudante del representante David Skaggs, un demócrata de Colorado, cuando se enteró de la historia de Harvey Lucas. Quedó fascinada por su historia en el barco.

Ella comenzó a investigar el Calhoun County, con la esperanza de escribir un libro. Encontró un tesoro.

En el Archivo Nacional, halló un antiguo reporte de la Armada que informaba sobre la radiactividad del Calhoun County. Leyó acerca de las preocupaciones del capitán porque la radiación era un peligro para la salud de los tripulantes. Se sorprendió al ver informes que mostraban que el buque fue hundido deliberadamente porque estaba contaminado con radiactividad.

Ella asistió a reuniones de veteranos y localizó a los tripulantes. Luego encontró a Albernaz.

Con su montón de documentos probando la radiactividad de la nave, Derrick pensó que sería imposible que alguien negara que el Calhoun County no había puesto en peligro a su tripulación.

"Pensé que iba a ser la chica en el caballo blanco que salvaba el día", dijo Derrick, de 52 años. "Pensé que tenía pruebas irrefutables".

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Una de las primeras respuestas del VA a Albernaz, contó su esposa, fue decirle que no pudo encontrar registros de que él se desempeñara en el barco. Pero la pareja encontró un viejo menú de Navidad del Calhoun County, fechado 1956, donde aparece su nombre.

En los años que siguieron, el VA ignoró o dejó de lado mucha de la evidencia presentada por Albernaz. El VA habló de su "presunta participación" en el vertido de desechos atómicos. Y señaló que la evidencia de Derrick era "infundada".

Albernaz presentó la carta de Morgan, jefe de física médica durante 29 años en uno de los primeros laboratorios de radiación de la Nación, que había ofrecido un dictamen en el caso de Lucas. Morgan criticó las bajas estimaciones de radiación de la Armada en el Calhoun County.

El VA dijo a Albernaz que "no está familiarizado con las credenciales del Sr. Morgan". Un niño podría familiarizarse con esas credenciales después de 10 minutos en Internet, contó más tarde Bernice Albernaz.

El VA desestimó la evaluación de uno de los médicos de Albernaz, de que su tejido cerebral necrótico fue causado por la radiación, ya que "se basa en la historia que veterano le informó".

Aunque había numerosos documentos en los archivos del gobierno mostrando que el Calhoun County llevaba material radiactivo, el gobierno hizo poco esfuerzo para substanciar la reclamación de Albernaz.

El VA señaló que los testimonios y pruebas de Albernaz eran "anecdóticos".

El VA consultó a la Armada para comprobar los registros, para ver si mostraban que Albernaz había estado expuesto a la radiación. La Armada encontró registros de 1958 y 1959, con una lista de tripulantes que llevaban placas de radiación.

Cada hombre en el Calhoun County, excepto los oficiales, manejó los barriles. Pero la Armada dijo que Albernaz no figuraba en ninguno de esos años. En cuanto a las lecturas de 1957, la Armada no pudo encontrar ningún registro en absoluto.

Así que el VA dictaminó en 2006: "Una vez más, el Departamento de Marina de Estados Unidos confirma que no hay pruebas para establecer la exposición ocupacional a la radiación ionizante para este veterano durante su servicio activo".

"¿Cómo puede la Armada confirmar que no estuve expuesto a radiaciones ionizantes cuando vivía, comía y dormía en una nave contaminada que fue... puesta fuera de servicio porque estaba contaminada con residuos radiactivos procedentes de todos los años en que este vertido tuvo lugar?" expresó Albernaz en una carta al VA. "Me siento insultado y decepcionado".

El VA y la Armada llegaron a aceptar que Albernaz fue expuesto a la radiación en el Calhoun County. Pero su exposición, sostuvieron, fue muy baja.

En 2004 los Albernaz se trasladaron de New Port Richey a Massachusetts.

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El 5 de julio de 2007, los Albernaz viajaron a Washington DC, para una audiencia ante la Board of Veterans Appeals (Junta de Apelaciones de Veteranos). Derrick también asistió. Albernaz estaba más enfermo, apenas capaz de viajar.

Albernaz lloró cuando describió su enfermedad. Recordó un médico dando un puñetazo sobre la mesa mientras miraba los escáneres cerebrales de Albernaz y diciendo: "Yo daría mi ojo derecho por saber lo que es".

El juez parecía comprensivo.

"Esto es parecido a lo que pasó con los veteranos de Vietnam... con el Agente Naranja", dijo el juez Lisa Barnard. "Nadie lo sabía en ese momento, pero si mataba todo lo demás a su alrededor, entonces eso era un indicio de que probablemente no era una buena idea rociar alrededor de los seres humanos".

Barnard intentó tranquilizar a Albernaz sobre la obtención de pruebas irrefutables que unan su enfermedad a la nave. "No necesitamos una prueba 100 por ciento absoluta. No necesitamos que alguien entre diciendo que más allá de toda sombra de duda, esto fue causado por esto... Voy a tratar de hacer algo para solucionar este problema y resolver la situación".

Un mes más tarde, el juez envió el caso de vuelta al VA en Seminole, así este podría obtener más información de la Armada.

Barnard escribió: "A esta demanda se le debe dar un tratamiento acelerado".

Albernaz no viviría para ver una decisión final.

En agosto de 2009, Albernaz se sentó en la cama y le dijo a su esposa que no podía respirar. Bernice Albernaz lo llevó precipitadamente a emergencias. Había sufrido un ataque al corazón. Los médicos dijeron que tenía apenas unos días de vida.

Fue trasladado a un hospicio. Albernaz le pidió a su esposa que siguiera luchando para obtener los beneficios del VA. Le dijo que nunca abandonara. La gente tenía que saber que él había dicho la verdad. "Quiero que mi historia sea contada", dijo su marido.

Albernaz comenzó a recitar, con voz casi inaudible, una oración en portugués con un ritmo tranquilizador. Es un lenguaje que conocía desde su infancia. El Portugal natal de sus padres es una tierra de marineros y barcos en lo alto de un mar grande y peligroso.

Horas más tarde, Albernaz murió. Era el 8 de agosto de 2009.

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Su esposa cumplió su promesa. Continúa la lucha.

Hoy en día, el VA dice que incluso si Albernaz hubiera estado expuesto a niveles de radiación superiores a las estimaciones proporcionadas por Derrick en su investigación, no habría corrido peligro.

"La exposición del Sr. Albernaz... fue mucho más baja que la dosis umbral conocida para causar daño", dijo el VA en un comunicado. "Además, la necrosis cerebral no se produjo cerca del momento de la exposición, que normalmente es el caso, en cambio se produjo unos 31 años después".

La Armada sostiene que el  Calhoun County era un barco seguro.

Los cálculos muestran que "el nivel de radiación a bordo del Calhoun County, incluso en los más altos niveles de exposición potencial, no pudo dar lugar a ningún impacto negativo en la salud a largo plazo, de acuerdo con nuestros expertos en salud de la radiación".

La Armada se negó a divulgar los cálculos de dosis de radiación específicas de la nave, ya que, sostuvo, eso violaría la privacidad de los miembros de la tripulación.

Además dijo que los tripulantes llevaban monitores de radiación que mostraron que "ningún personal monitoreado recibió más del límite seguro de trabajo".

Bernice Albernaz sigue apelando la negativa del VA a la reivindicación de su marido.

"Voy a luchar hasta el final", dijo. "No se trata de dinero ya. Mi marido murió con el corazón roto. Ellos no tienen idea de lo que pasó. Sólo quiero demostrar que estaba en el barco. Hizo lo que dijo. Estos chicos hicieron lo que le dijeron que hicieran. El barco estaba radiactivo. Todo realmente sucedió. Esta historia no fue armada".

El VA envió una carta a Albernaz a principios de este año diciendo que todavía estaba reuniendo pruebas.

"A esta demanda", dijo, "le deben dar un tratamiento rápido".

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Los trabajadores civiles de Brookhaven, el laboratorio que envasó la mayor parte de los residuos vertidos por el Calhoun County, tuvieron dificultades para demostrar que su exposición a la radiación en sus puestos de trabajo durante la Guerra Fría condujo a los cánceres que algunos de ellos sufrieron. Los registros eran demasiado incompletos. Algunos trabajadores nunca fueron controlados.

Así que en 2010, el gobierno federal decidió que ya no tendrían que demostrar su exposición específica a la radiación para obtener una compensación económica y atención médica. Si trabajaron en el laboratorio por lo menos 250 días entre 1947 y 1979, y fueron diagnosticados con uno de los 22 tipos de cáncer relacionados con la radiación, clasificaban.

El Congreso protege el personal militar de la misma manera. Pero ninguno de los hombres que sirvieron en el Calhoun County son elegibles para beneficios automáticos del VA para las enfermedades de la radiación, ya que no participaron en las pruebas atómicas bajo el agua o la atmósfera y las actividades relacionadas, según el Gobierno.

Por lo tanto, los miembros de la tripulación no se ajustan a la definición de su país de "Veterano Atómico".

Los científicos sostienen que los efectos de los vertidos de residuos radiactivos en el océano necesitan más estudios 

El vertido de residuos radiactivos en los mares del mundo comenzó en 1946 con un argumento científico cuyo fundamento era la inmensidad de los océanos. 

"No fue difícil (para los funcionarios) asumir que, al igual que las poblaciones de peces, el océano podría remediarse a sí mismo a través de la dilución, y que tenía una capacidad anual definida para hacerlo con los residuos radiactivos", escribió Jacob Hamblin Darwin en "Poison in the Well, a history of dumping during the Cold War" (Veneno en el Pozo, antecedentes de dumping durante la Guerra Fría). 

Lo que era verdad en la década de 1940 es cierto hoy en día -algunos científicos convencionales sostienen que los océanos pueden absorber y dispersar la radiación para hacerla inofensiva. 

Pero pocos argumentan que el océano es un buen lugar para los residuos radiactivos. Algunos científicos señalan que la radiactividad de los vertidos puede abrirse paso en la cadena alimentaria marina. Los barriles de residuos radiactivos vertidos por el USS Calhoun County durante la Guerra Fría tenían una vida útil de 30 años, y los científicos creen que han lixiviado radiactividad en los sedimentos del mar. 

No ayudó que la Armada disparara a los "flotantes" -barriles que a veces se hundían sólo después de recibir tiros de fusil, o al menos una vez, un bombardeo por aviones militares. Los científicos también señalan que muchos barriles implosionaron por la presión del océano, ya que cayeron al fondo del mar. 

El portavoz de la Armada, Kenneth Hess, puntualizó que un estudio de 1981 de la General Accounting Office (Contraloría General) indicó que el peligro ambiental del vertido era exagerado. 

"Los testimonios de numerosas audiencias en el Congreso, incluyendo exposiciones de la Environmental Protection Agency (EPA), el Department of Energy (Departamento de Energía) y la Nuclear Regulatory Commission (NRC), apoyaron... que el vertido de residuos radiológicos en el pasado no constituye un riesgo grave para la salud humana o el medio ambiente", declaró Hess.

Aun así, los científicos señalan que la cuestión del impacto de los vertidos radioactivos en el medio ambiente y la salud humana requiere más estudio. Esto se hace más difícil porque la Armada no mantuvo registros detallados sobre los materiales vertidos. 

"La solución del océano a la contaminación es la dilución", afirmó en 2011 Ken Buesseler, un químico marino de Woods Hole Oceanographic Institution, cuando se discutía la radiación del reactor de Fukushima en Japón. 

Buesseler no es partidario de los vertidos en el océano, dijo que los océanos ya contienen radiactividad, incluso de las pruebas nucleares en la Guerra Fría. En un incidente como Fukushima, la radiación se propaga de una fuente y se diluye cuando se aleja. 

"La dilución ocurre", sostuvo Buesseler al Tampa Bay Times. "Todavía estamos preocupados por estas fuentes desconocidas de desechos radiactivos. Pero los niveles disminuyen cuanto más lejos se va de la fuente... Es como si la radiactividad se abriera paso en el océano, las concentraciones se vuelven mucho más baja en alta mar, de manera que ya no estamos tan preocupados por la exposición humana en el mar y las dosis externas". 

Pero algunos científicos no están convencidos.

"La realidad es que si se vuelcan residuos radiactivos en áreas determinadas, la mayor parte no se distribuirán de manera uniforme a lo largo del océano", afirmó Thomas Suchanek, un ecólogo investigador que estudió los vertidos de la Arnada en las afueras de San Francisco. "La mayor parte permanecerá en esa ubicación y contaminará los organismos en esa zona".

La nación ha recorrido un largo camino desde la actitud negligente del gobierno de Estados Unidos hacia los residuos atómicos durante la Guerra Fría, cuando un manual del gobierno sobre vertidos indicaba que: "Parece muy razonable suponer que los productores o usuarios de isótopos radiactivos que se encuentran en o cerca de las costas, o en vías navegables interiores, les puede resultar más fácil deshacerse prácticamente de todos los desechos en el mar".

El manual advertía más abajo:

"Situaciones desfavorables podrían surgir si se encontrara un envase de material radiactivo en la costa, recuperado en la red de un pescador o arrastrado por una draga", dijo. "Los malos rumores de que los productos alimenticios marinos contienen cantidades suficientes de radioisótopos que son perjudiciales para la salud deben ser contrarrestadas con rapidez y eficacia".

Comentarios de la Armada sobre el USS Calhoun County

Aspectos destacados de las declaraciones de la Armada en relación al USS Calhoun County

"Sobre la base de cálculos y procedimientos de prueba actuales, la Armada ha realizado cálculos de la exposición a la radiación y con base en gráficos, el nivel de radiación a bordo del Calhoun County, incluso en los más altos niveles de exposición potencial, no habrían supuesto ningún impacto negativo en la salud a largo plazo de acuerdo con nuestros expertos en salud de radiación... " -hoshona Pilip-Florea, vocera, U.S. Navy Bureau of Medicine and Surgery (Oficina de Medicina y Cirugía de la Armada de Estados Unidos), 2012 .

Las siguientes son las observaciones formuladas por el portavoz de la Armada, Kenneth Hess:

Sobre los incompletos registros de vertido

"Si bien la documentación, tal como el U.S. Atomic Energy Commission report (Informe de la Comisión de Energía Atómica de Estados Unidos) de agosto 1957, proporciona los inventarios de materiales radiológicos desechados durante algunos lapsos de tiempo entre mediados de la década de 1940 hasta 1970, no tenemos registros históricos completos que permitan estimaciones precisas de los tipos exactos o cantidad total de residuos radiológicos desechados al mar por la Armada. Entre los artículos desechados había materiales de experimentos y pruebas médicas; materiales de limpieza/ descontaminación (por ejemplo, toallitas húmedas, polvo abrasivo); cadáveres de animales; cenizas ;filtros de aire usados; equipos de laboratorio; residuos de fabricación de armas; residuos líquidos; y muestras prueba de posibles fuentes de combustible nuclear. Los componentes radiológicos específicos variaron ampliamente, pero todos los materiales desechados de esta manera fueron considerados desechos radiactivos de bajo nivel, basados en la cantidad máxima de material radiológico depositado en cada barril..."

Sobre seguridad y precauciones contra la sobreexposición a la radiación

"Todos los miembros de la tripulación que realizaban operaciones de vertido fueron capacitados, y se les exigió el uso de dispositivos de dosimetría de radiación para realizar un seguimiento de su exposición, y la obligación de seguir los procedimientos específicos para la eliminación segura. La tripulación también monitoreaba los niveles de radiactividad antes y después del vertido. Los datos de los dispositivos de dosimetría indican que el personal supervisado no ​​recibió más que el límite ocupacional seguro".

"La exposición a la radiación humana depende de la distancia, el tiempo, el blindaje y el tipo de fuente. Los trabajadores a bordo habrían estado expuestos a radiación de bajo nivel durante períodos cortos de tiempo cuando estaban manejando activamente los barriles, no mientras trabajan y/o vivían de manera rutinaria en la nave...

"El hecho de que una parte de la cubierta del barco estaba contaminada no quiere decir toda la nave era radiactiva. Las áreas más probables para ese tipo de contaminación estarían donde se almacenaban los barriles o en el área de preparación de tales operaciones. Si la tripulación se encontraban en dichas áreas, se habrían visto obligados a usar insignias de dosimetría".

Sobre los tripulantes expuestos a la radiación en los cuartos

"El hecho de que la tripulación durmiera en un compartimiento debajo de los barriles, no necesariamente significa que estuviera expuesta a niveles dañinos de radiación proveniente de los residuos almacenados, mientras estuviera en esa área. Incluso un octavo de pulgada de acero puede proteger a la gente de muchos desechos radiológicos de bajo nivel, e incluso a una distancia de un pie (30,48 cm) proporciona una protección adicional. Se debe tener en cuenta que es muy común para el interior de una nave, mostrar lecturas del contador Geiger, debido a la radiación de fondo, incluso si no hay materiales radiológicos están a bordo."

Sobre el peligro de ingestión o inhalación partículas radiactivas por parte de los trabajadores

"Los trabajadores en el USS Calhoun County sólo pudieron ingerir partículas radiactivas si comían los materiales que hayan estado en contacto directo y sostenido con la sección contaminada de la cubierta (que fue sustituida), y esto es muy poco probable. Sobre todo después que la zona contaminada fuera limpiada... es poco probable que los desechos radioactivos de bajo nivel originen partículas en el aire que pudieran ser fácilmente ingeridas o inhaladas".

Sobre el uso defectuoso, ausente o no confiable de insignias para medir la radiación

"En los casos en que las insignias de dosimetría estaban defectuosas, la Armada puede estimar el nivel de exposición basándose en las lecturas de las insignias de otros miembros de la tripulación. Los datos indican que ninguno de los miembros de la tripulación recibió una dosis de radiación que excediera los límites de trabajo, o los que se esperaría dieran lugar a problemas de salud. Las insignias se habrían entregado justo antes y justo después del proceso de vertido, ya que era el período de tiempo durante el cual los trabajadores estuvieron expuestos a niveles medibles de radiación de los barriles. Debido a la distancia y blindaje, los trabajadores no habrían estado expuestos rutinariamente a niveles nocivos de radiación de los residuos de bajo nivel sólo por estar en el barco.

Declaraciones del Departamento de Asuntos de Veteranos

"El Departamento de Asuntos de Veteranos agradece al Sr. George Albernaz por sus servicios a nuestro país y extendemos nuestras condolencias a su viuda. Consideramos todas las pruebas disponibles y proporcionamos a cada veterano los máximos beneficios permitidos por la ley. Siempre que la evidencia pueda ser igualmente ponderada, el VA resuelve toda duda razonable a favor del veterano. Los empleados de la St. Petersburg Regional Office (Oficina Regional de San Petersburgo) se han comprometido a cumplir esta misión y servir a los veteranos y sus familias". -Kerry Witty, director de la oficina regional de la VA en Seminole.

El VA también proporcionó respuestas a preguntas sobre la historia de la portavoz Collette Burgess.

Sobre cómo el VA estima las exposiciones a la radiación de George Albernaz:

"El VA reunió evidencia de la exposición a la radiación de los militares y presentó esta evidencia a la Under Secretary for Health (Subsecretaria de Salud) para una opinión con respecto a si la condición del Sr. Albernaz está vinculada al servicio militar. Porque los registros de la Armada no enumeran específicamente como ha sido la exposición a la radiación del Sr. Albernaz, la Armada proporcionó estimaciones basadas en las cantidades de dosis de radiación de sus compañeros miembros de la tripulación del USS Calhoun County entre 1958/59. Las cantidades máximas de radiación eran 0,52 roentgens (REM). El subsecretario de Salud emitió una opinión en 2004 determinando que el Sr. Albernaz tenía 0,52 rem de exposición a la radiación, pero no encontró ninguna relación entre la necrosis cerebral y la exposición a la radiación. Una segunda opinión se emitió en 2011. Este dictamen se considera otra evidencia incluyendo declaraciones de neurofísico, Dr. Karl Z. Morgan. Teniendo en cuenta las declaraciones del Dr. Morgan, la estimación de la exposición a la radiación del Sr. Albernaz se incrementó a 40 rems. Sin embargo, debido a que el nivel de exposición y el tiempo transcurrido desde la exposición al desarrollo de la necrosis cerebral del Sr. Albernaz estaban muy por debajo de los umbrales médicos establecidos, el Subsecretario de Salud no ha podido establecer un vínculo entre la condición del Sr. Albernaz y su exposición a la radiación", mientras estuvo a bordo del USS Calhoun County.

Sobre las demoras en la decisión de casos de radiación:

"Las reclamaciones de radiación, como todas las reclamaciones de incapacidad, requieren el desarrollo de las pruebas pertinentes. Si la incapacidad fue tratada mientras el veterano estaba en servicio activo, la conexión de servicio se puede considerar de forma directa. Sin embargo, las reclamaciones por discapacidad que se desarrollaron después de servicio basadas en la exposición a la radiación también requieren la verificación de las fechas, los lugares y las circunstancias de la exposición y el diagnóstico de una enfermedad radiogénica. Las opiniones del subsecretario de Salud también pueden ser necesarias. Estos niveles adicionales de desarrollo, sobre todo cuando la enfermedad no está establecido por el VA como inducida por la exposición a la radiación ionizante, pueden alargar el proceso de las denuncias del Sr. Albernaz y, posteriormente, su viuda, que han perseguido continuamente una conexión entre su condición cerebral y el servicio. Desde que el Sr. Albernaz presentó su primer denuncia, numerosas piezas de evidencia se han presentado, revisado, y considerado. La Junta de Apelaciones de Veteranos remitió recientemente el recurso de evidencia adicional. Una nueva decisión se tomará una vez que se reciba la evidencia".

Sobre las pruebas presentadas de que la exposición a la radiación de Albernaz fue de al menos 38 rems:

"El VA da la debida atención a todas las pruebas presentadas en apoyo de las reclamaciones de los veteranos. Las declaraciones del Dr. Karl Z. Morgan fueron considerados por el subsecretario de Salud, en una decisión de fecha 29 de agosto de 2011. Sobre la base de las declaraciones del Dr. Morgan, la exposición del Sr. Albernaz fue reevaluada a 40 rems. Se encontró, sin embargo, que la literatura médica establecida no vincula la exposición a la radiación ionizante y las enfermedades del sistema nervioso central. El deterioro abrupto del cerebro se ha informado cuando se han producido dosis excesivamente grandes, pero la exposición del Sr. Albernaz a 40 rems, fue mucho menor que la dosis umbral conocida para causar daños. Además, su necrosis cerebral no se produjo cerca del momento de la exposición, que normalmente es el caso, en vez de eso se produjo cerca de 31 años más tarde. Como resultado, el VA no fue capaz de establecer un vínculo con la exposición del Sr. Albernaz a la radiación, mientras estuvo a bordo del USS USS Calhoun County y su condición cerebral".

Sobre la vinculación con enfermedades a la radiación:

"El VA trabaja en estrecha colaboración con varias agencias nacionales de salud para establecer vínculos entre la exposición a los peligros ambientales y el desarrollo posterior de las discapacidades específicas. Los reglamentos del VA se modifican para reflejar estos vínculos y las compensaciones correspondientes. Si se puede establecer que la exposición al peligro ambiental se ha producido mientras estaba en servicio activo, la discapacidad del veterano se produce dentro de los plazos establecidos, y está vinculada a ese peligro, el VA presume que la exposición es la causa de la discapacidad y paga la compensación. Hay varias discapacidades que se han relacionado con la exposición a la radiación y la información acerca de estas discapacidades está fácilmente disponible a los veteranos. Mientras el VA considera todas las reclamaciones por conexión entre el servicio y las discapacidades relacionadas con la radiación que no están considerados de presunción bajo las regulaciones del VA, estos reclamos son revisados ​​en una base de caso por caso, y son específicos del veterano individual y su historial médico...

Acerca de esta historia
El Tampa Bay Times examinó miles de páginas de documentación y entrevistó a más de 50 ex miembros de la tripulación del USS Calhoun County para esta historia. Bernice Albernaz, de New Port Richey, proporcionó al Times todos los informes del VA y la correspondencia que ella y su difunto esposo recibieron a partir de 2001. Albernaz también proporcionó cartas que la pareja escribió al VA, funcionarios gubernamentales y otras personas, y permitió revisar los expedientes médicos de George Albernaz todavía en su poder. Albernaz también proporcionó una copia de su diario desde el momento en que su marido se enfermó en 1988.

El Times examinó el archivo mantenido por el Tribunal de Apelaciones de Veteranos de Estados Unidos en Washington, DC, el reclamo al VA de Harvey Lucas y examinó los registros de buques en los Archivos Nacionales en College Park, Maryland, y la ciudad de Nueva York, incluyendo los registros de la cubierta del barco y listas de enrolados. Estos registros documentan los viajes del USS Calhoun County y observa a menudo apuntan cuando el barco vertió desechos radiactivos.

El Times entrevistó a Deborah Derrick, ex asesora del representante David Skaggs, D-Colo., por teléfono y en su hogar en Arlington, Virginia. Ella también respondió generosamente numerosas preguntas por correo electrónico acerca de su investigación, que comenzó en 1998. Derrick publicó, una semana antes de esta nota, un libro sobre el barco: "Half Lives: The True Story of an Atomic Waste Dumping Ship, a Government Cover-up, and the Veterans' Families Shaped By It All" (Medias Vidas: La verdadera historia de un buque de vertido de residuos atómicos, el encubrimiento del gobierno, y las familias de los veteranos conformadas por todo). Leer más sobre la nave y su trabajo en HalfLives.com. Derrick es presidente de Amigos de la Lucha Mundial contra el SIDA, la Tuberculosis y la Malaria, un grupo de apoyo sin fines de lucro en Washington, DC.


El investigador John Martin y el fotógrafo Joseph Garnett Jr. contribuyeron a este reportaje.
Fuentes:
William R. Levesque, The Atomic Sailors, Serving aboard USS Calhoun County, dumping the Coal War`s radiactive waste, Tampa Bay Times.
Effects of dumping radioactive waste in ocean need more study, scientists say, Tampa Bay Times.
Navy comment on the U.S.S. Calhoun County, Tampa Bay Times.
Department of Veterans Affairs statements, Tampa Bay Times.

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