domingo, 8 de junio de 2014

¿Están los pesticidas ligados a problemas de salud en Argentina?

Viviana Perez y su hija Nadia

¿Pueden los plaguicidas -su uso y abuso- aumentar los niveles de cáncer y defectos de nacimiento? Se trata de una pregunta formulada por el vasto cinturón de Argentina donde se cultivan los cultivos transgénicos. En Chaco, el Ministro de Salud Pública quiere una comisión independiente para investigar una creciente crisis de salud.

por Linda Pressly

En un día silencioso y cálido, el zumbido distante de un pequeño avión es apenas audible.

"Ellos fumigan con los aviones por todas partes", dice Carlos Fria, que está en Avia Terai comprando frutas y hortalizas. Esta pequeña comunidad rural se encuentra, en el mismísimo centro del Chaco -una provincia del norte sobre una planicie que se expande hasta alcanzar la frontera con Paraguay.

Carlos vive cerca de Avia Terai, y dice que los agroquímicos son rociados cerca de su casa, contraviniendo las leyes locales.

Comentó que "... Si el viento cambia, los agroquímicos entran en la casa de mi tío, que acaba de morir de cáncer, mi esposa también falleció de cáncer. Ahora muchas, muchas personas están muriendo de cáncer -no solía ser así".

El cáncer es cada vez más común en todas partes. ¿Puede la experiencia que tuvo Carlos ser parte de la vida del mundo moderno? Él no lo cree así.

"En mi opinión, esto tiene que ver con el veneno que ponen en los campos".

Chaco alguna vez fue famoso por su algodón. El ganado salpicaba las llanuras sin fin. Ahora la soja domina el paisaje. Argentina se ha convertido en uno de los mayores productores mundiales de soja transgénica, con unos 20 millones de hectáreas cultivadas. Es el principal producto de exportación del país.

La revolución biotecnológica en la agricultura comenzó a transformar Argentina a mediados de la década de 1990. Y son los agroquímicos los que sostienen los cultivos que más preocupan a la gente.

Carlos Fria vive en Avia Terai: "Si el viento cambia, los agroquímicos entran en la casa"

En una investigación local publicada en 2012, casi un tercio de los encuestados en Avia Terai dijo que alguien de su familia tuvo cáncer en los últimos 10 años. En comparación, en una de las comunidades ganaderas del Chaco, sólo el 3 % de los encuestados dijo que tenían un familiar con cáncer.

Uno de los autores del informe fue la doctora María del Carmen Seveso, quien antes de retirarse estuvo a cargo de la terapia intensiva en un hospital de la cercana ciudad de Presidencia Roque Saenz Peña. Ella sostiene que el estudio refleja su propia experiencia de un incremento en los pacientes con tumores agresivos. Hace aproximadamente una década, también se dio cuenta de algo más -un aumento en el número de mujeres embarazadas con eclampsia, una condición potencialmente mortal.

"Nosotros veíamos 20 casos cada 5 años. Después, en 2006, tuvimos 20 mujeres sólo en aquel año. En 2007 la cifra aumentó nuevamente -Ese fue el año en que más intensamente fumigaron la tierra con agroquímicos, y plantaron la mayor cantidad de semillas de soja. Entonces, el médico a cargo de los servicios neonatales en el hospital me dio algunos datos. Los cuales mostraron que alrededor del 3,5 % de los recién nacidos en el hospital tenían defectos de nacimiento -dijo que la cifra más habitual debería ser de alrededor del 1 %".

El doctor Raul Horacio Lucero, jefe de biología molecular en la Universidad Nacional del Nordeste en el Chaco, también recogió datos sobre los niños con discapacidad, que le empezaron a enviar en la década de 1990.

"Estoy hablando de todo tipo de discapacidad -a algunos les faltaban extremidades, otros tenían aberraciones de sus órganos sexuales", señaló.

El doctor Horacio Raúl Lucero a estudiado los defectos de nacimiento entre los infantes del Chaco

"Yo no vi ninguna alteración a nivel cromosómico, entonces comencé cuestionando a las madres. Lo que todos tenían en común era que habían sido expuestos a los agroquímicos".

Pero ninguna de estas observaciones equivale a una prueba científica.

El informe de Seveso, basado en cuestionarios y evidencia anecdótica de la población local, como Carlos, tiene un largo camino para establecer una relación causal entre los agroquímicos y el cáncer. Y no está claro a que pesticidas estuvieron expuestas las mujeres.

Podría haber otras posibles razones para el aparente aumento de casos de eclampsia y nacimientos con deformidades -tal vez más mujeres con embarazos problemáticos estaban siendo atendidas en los hospitales, o más bebés enfermos fueron sobreviviendo. Los científicos han sugerido que los problemas de salud también podrían ser explicados por los productos químicos para el hogar, el arsénico en el agua, o metales pesados ​​en el suelo. Nadie lo sabe.

Mientras tanto, los productores de agroquímicos dicen que se ha comprobado científicamente que no son cancerígenos, ni afectan la reproducción o el desarrollo.

Pero esto no ha detenido el debate en la Argentina.

El herbicida más utilizado en el país es el glifosato. Es el herbicida de mayor venta en el mundo, y fue desarrollado en la década de 1970 por la gigante multinacional Monsanto. Ahora es producido por muchas empresas, y aprobado como seguro por las agencias reguladoras en todo el mundo, incluso en los Estados Unidos y Europa.

La soja transgénica es resistente al glifosato, entonces cuando se aplica a los cultivos mata solamente las malas hierbas y no las plantas de soja.



Uno de los científicos más eminentes de la Argentina, el doctor Andrés Carrasco, de la Universidad de Buenos Aires, expuso pollo y embriones de rana a la formulación comercial del glifosato de Monsanto, llamado Roundup.

"Nosotros diluimos la formulación 5.000 veces, y algunos de los embriones murieron y otros tuvieron malformaciones. Decidí inyectar glifosato puro en embriones y nos dio el mismo resultado".

Las malformaciones afectaban las regiones del corazón y la cabeza. Eran similares, dice el doctor Carrasco, a algunos de los defectos que han aparecido en los niños en el cinturón agrícola transgénico.

Esto fue experimental, una prueba de laboratorio:

"No se puede conectar ambas cosas juntas, porque a fin de conocer la causa de estas malformaciones en los niños, tienes que hacer un experimento con niños y eso no es posible", continúa. "Pero es una luz roja para decir que debemos mirar a los problemas de salud en el territorio en el que estamos utilizando estos tóxicos".

Los hallazgos del doctor Carrasco, publicados en 2010, siguen siendo controvertidos. Monsanto los rechaza.

"El estudio del doctor Carrasco es refutado por muchos otros científicos, así como por nosotros", dice Luiz Beling, presidente de Monsanto para la región sur de América Latina.

"No estábamos sorprendidos por los resultados dados la metodología utilizada. Los embriones no son la mejor manera de probar la eficacia de los productos y el impacto en la salud humana. La mejor manera de hacerlo es utilizar animales vivos. Tenemos un conjunto de datos muy robusto que muestra que el producto es muy seguro. No hay evidencia de que utilizado correctamente, el glifosato causa algún daño a la salud humana.

"Creo que la oportunidad que tenemos como industria es -¿cómo nos aseguramos de que la regulación esté lista y aplicada de manera que los productores utilicen los productos de la manera correcta?"

Al otro lado del cinturón de transgénicos, las personas se quejan de que no se respetan las leyes que rigen la manera en que las comunidades cercanas a los cultivos permiten la fumigaciones. También hay informes de familias que utilizan los envases de agroquímicos vacíos para almacenar agua en el hogar.

Cerca de Leones, en lo profundo de la región sojera de la provincia de Córdoba. La finca de 1.200 hectáreas de Alejandro Ferrero, ha estado en la familia desde 1921, unas 700 hectáreas son de soja. Un mar de color beige dorado, listo para la cosecha. Ferrero abrazó la tecnología transgénica justo al comienzo de la revolución biotecnológica, y solamente la soja le ha traído un aumento del 40-50 % en el rendimiento. Él no cree que las afirmaciones de una conexión entre los productos agroquímicos y la mala salud.


Alejandor Ferrero a abrazado la tecnología transgénicoa en su finca en Córdoba

"Creo que no hay estudios científicos serios que lo demuestren. Hay una tendencia a culpar a la soja y los cultivos transgénicos de muchas cosas malas, esto es político. Pero hasta que no vea estudios científicos serios, voy a seguir utilizando estos productos químicos. Por otro lado, soy consciente de estos son productos químicos y hay que usarlos con responsabilidad".

Ferrero dice que ha reducido la cantidad de agroquímicos que se aplica a sus cultivos en los últimos 20 años. Pero a a lo largo de Argentina, su uso se ha multiplicado por ocho desde principios del decenio de 1990, a más de 300 millones de litros al año.

Lo que ha ocurrido es que las malas hierbas se han vuelto resistentes, por lo que los productos químicos se mezclan, o se usan en concentraciones más altas. O bien, los agricultores simplemente no entienden o no siguen las instrucciones correctamente.

Uno de los argumentos originales utilizados para promover la introducción de la agricultura genéticamente modificada fue que la carga del uso de agroquímicos caería. Así que dado los niveles de herbicidas y pesticidas que se utilizan en Argentina, ¿Está fallando la tecnología? No de acuerdo con Luiz Beling, de Monsanto.

"Treinta y cinco millones de toneladas de granos se produjeron en Argentina en 1990, en comparación con alrededor de 100 millones en la actualidad. Eso es un enorme crecimiento -el triple de la cantidad de grano producido. Sí, la cantidad de productos químicos utilizados se ha incrementado. Pero lo que nadie habla, es el nivel de toxicidad. Antes de 1995 el nivel de toxicidad de los productos era mucho más alto y con el advenimiento de Roundup y el glifosato -un producto muy seguro de baja toxicidad, el nivel de toxicidad ha descendido".



Entonces, ¿cuál es la opinión del gobierno sobre el debate en la Argentina? Los Ministerios de Salud, Agricultura y Tecnología declinaron las peticiones de una entrevista.

En Avia Terai, Viviana Perez oye el zumbido de un avión ligero pasarse, en su camino para fumigar los campos.

Sentada en su silla de ruedas junto a Viviana en su pequeño jardín delantero, está su hija de 14 años, Nadia.

"No hay medicina para mi hija. Los médicos me dijeron que la causa de su enfermedad fue en parte genética, pero también que los productos agroquímicos fueron una gran influencia", dice Viviana.

La enfermedad de Nadia es progresiva.



"Me encantaría que mi hija tuviera la misma capacidad que de antes -ser capaz de caminar y hablar conmigo".

No hay evidencia que pruebe que la enfermedad de Nadia fuera desarrollada como resultado de la exposición de la madre a la fumigación de cultivos. En Chaco, el ministro de Salud Pública, Antonio Morante, un médico nacido en Avia Terai, está respondiendo a las preocupaciones de los lugareños como Viviana. Él quiere encargar un estudio independiente de la salud en la provincia.

"Queremos a alguien que venga de fuera y lleve a cabo un análisis exhaustivo de todos estos casos. Como médico, como ministro y como chaqueño. Estoy procupado que las mujeres jóvenes están teniendo abortos involuntarios recurrentes, que los niños nacen con deformidades, que hay muchos ejemplos de cáncer, pero también tenemos muchos casos en las zonas en las que no se utilizan agroquímicos. Así que debemos tratar esto con rigor científico -eso es lo que estamos haciendo este año".

(El doctor Andrés Carrasco habló con la BBC en Buenos Aires -su muerte fue anunciada en Argentina desde sábado 10 mayo 2014).

Fuente:
Linda Pressly, Are pesticides linked to health problems in Argentina?, 14/05/14, BBC News Magazine.

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