viernes, 27 de junio de 2014

La ciudad paralela que se cierne sobre Alta Gracia


por Adrián Camerano

“El pueblo aprendió que estaba solo… El pueblo aprendió que estaba solo y que debía pelear por sí mismo y que de su propia entraña sacaría los medios, el silencio, la astucia y la fuerza”.
Rodolfo Walsh

1. En espejo con la jesuítica Alta Gracia, una ciudad paralela y exclusiva crece en las sierras y amenaza con modificar para siempre el futuro de la localidad. De facto, y por años, un country ubicado en plena Área de Protección Ambiental incidió en una comunidad a la que nunca pretendió integrarse, usó a su arbitrio un curso de agua y restringió la circulación en el espacio público. Además, montó una cancha de golf de 18 hoyos sobre un arroyo. Pero por si todo esto fuera poco, ahora va por más: una segunda etapa con construcciones en altura, mayor consumo de agua e incógnitas varias; por ejemplo, adónde irán a parar los residuos cloacales de tamaña urbanización.

La zona donde está la ciudad paralela tiene carácter de reserva natural y valor patrimonial ligado al pasado jesuítico, ya que los Paredones eran parte del sistema de recolección de agua ideado siglos atrás. De hecho, al lugar los jesuitas le llamaban “Potrerillo”, porque allí pastaban sus animales. El “De Larreta” se agregó después, cuando el aristocrático don Enrique compró 430 hectáreas que eran parte de la Estancia Jesuítica, hoy patrimonio mundial.

El country Potrerillo de Larreta prevé una ampliación -“Potrerillo 2” o “Sur” o “del Sur”- y compite en superficie con la propia ciudad. Allí se ha alambrado en reiteradas ocasiones el acceso al arroyo Los Paredones; celosos guardianes desaniman a los caminantes, que de seguro serán fotografiados si intentan pasar; y ni siquiera ingresan los recolectores municipales de residuos. Tiene ley propia, y lleva en su sino fundacional las sospechas ciudadanas acerca del uso privado del arroyo. Una estimación del consumo de agua en el lugar, basada en datos de la Subsecretaría de Recursos Hídricos, ubica al megaemprendimiento solicitando 100 millones de litros anuales, de los cuales el 87 % iría al riego de la cancha de golf. No es justo: mientras arriba se mantienen verdes los greens, abajo hay barrios con un servicio deficiente, o directamente sin agua.

Por todo ello, más las consecuencias socioambientales que traería la ampliación, se trata sin dudas de “Un country distinto”, como “vende” el socio Edisur en un video institucional.

Se trata, ni más ni menos, que del poder real, bajo la máscara del “progreso” -versión neoliberalismo tardío- y con estrecho vínculo con el poder formal, que a veces mira para otro lado, otras (lo veremos) juega a favor del llamado “desarrollismo”.

Enfrente, vecinos organizados por el derecho a la vida, la tierra y el ambiente.



2. Tierra y Ambiente fue un colectivo altagraciense que planteó en la agenda pública la discusión del derecho a la vida vinculado al ambiente. La ingeniera agrónoma Mercedes Mascó, integrante de aquel grupo, rescata esa experiencia y delimita hoy cuatro grandes problemáticas ambientales en el territorio cordobés. “El avance de la frontera agrícola, con áreas que ya casi no tienen bosque nativo, y el avance sobre el bosque serrano; el avance de la construcción, que afecta al ecotono, una zona muy rica, de transición entre el bosque de llanura y el serrano; y grandes incendios que afectan fuertemente a la vegetación. Todo esto trae un problema general, la falta de agua”.

En este contexto, se multiplican en la geografía provincial luchas populares, en las que las organizaciones hacen de Davids y lidian contra Goliats que suelen tener aval estatal. Y surgen entonces algunas preguntas: ¿Qué lleva a un grupo de altagracienses a dedicar prácticamente sus vidas a la lucha por el espacio público, la defensa del agua, la vida? ¿Miedo a una desertificación cada vez más evidente? ¿Mera conciencia ambiental? ¿La igualdad de condiciones, la desaparición de la brecha entre los que más y menos tienen?

¿Sentir hondo cualquier injusticia, como pedía un vecino, el Che?

En Alta Gracia, esta lucha tiene un nombre: Todos por Nuestros Arroyos.

3. María deja la bicicleta a un lado, goza el sol. Se sienta en una piedra redonda, de esas esculpidas por el agua durante siglos, y llora. Corren las lágrimas por el rostro guapo de la menuda María Vidosa una tarde de principios de los 2000, por lo escuálido que está el arroyo Los Paredones. Allí nació y se crió, allí vio cómo ese arroyo se convertía en casi nada.

“Ellos empiezan a cerrar estos lugares con la excusa de la reserva ecológica, hace unos 30 años. El quiebre para mí fue un puente que construyen delante del Primer Paredón Jesuítico. Yo iba a la Municipalidad, estaba de intendente Mario Bonfigli, pero jamás fui escuchada. Entonces iba y me sentaba a llorar en el Paredón, porque ya faltaba el agua, o venía turbia. Diez años después, conversando con mi amiga Esther Burlli, empezamos a hacer el comentario por Facebook acerca de qué pasaba con el arroyo, a subir fotos, y vimos que había gente interesada. Dijimos ´vamos a armar un grupo´, y nos empezamos a reunir”.

María sigue llorando, pero ahora con otros. Juntos por el agua, empiezan a organizarse.

4. Ahora vienen por el agua. La profecía apocalíptica se confirma hoy con casos de privatización del agua dulce en varios sectores de la vasta geografía nacional. Algo similar ha ocurrido en Alta Gracia. Y el panorama se agrava con la anunciada construcción de numerosas “casonas y condominios”, en pleno paraíso natural. “Estamos hablando de una ciudad paralela que va a consumir el doble o el triple de agua que consume hoy la ciudad, por la sencilla razón de que es un country, que se riegan jardines, parques, las piletas… un consumo propio de las clases sociales más altas” sostiene Néstor Ferrari, un herrero que en el 2001 hizo la primera denuncia ante el Estado Provincial.

Es al respecto sumamente claro el periodista francés Hervé Kempf, cuando dice que “con la corrupción en el centro, el capitalismo se reconfigura en base al lucro, el exhibicionismo y el desprecio por las reglas colectivas”. Pero, en rigor, no hace falta mirar para afuera: que el agua es pública y las riberas de libre circulación lo establece la propia Constitución Nacional.

Por eso, además de angurria, poder y ambición, estamos hablando de eso: mero “desprecio por las reglas colectivas”.

5. “Notamos estos problemas a partir de la construcción del country, y que ya no se podía acceder a ciertos espacios del arroyo -rememora Vidosa, una quincena de años después-. Lo que más nos preocupaba era la falta de agua. Entonces hace cuatro años fundamos Todos por Nuestros Arroyos, empezamos a ir al Concejo Deliberante, a hacer caminatas, siempre de manera pacífica. El tema creció en la discusión pública, y empezamos a hacer asambleas en la plaza”. “La primera intención que tuvimos fue la de reunirnos y dejar de quejarnos, después surgió formar el grupo” confirma hoy Burlli desde Mar del Plata, donde vive.

De golpe, la falta de agua en el arroyo irrumpe en la agenda pública. “Repercute primero con un dato concreto, que el arroyo no tenía agua. El problema explota por las redes sociales, se visibiliza y se desnaturaliza, porque estaba naturalizado que el arroyo no tenía agua. Hoy ya no es natural o incuestionado -señala la politóloga María Paula Ávila, integrante de TPNA-. Cuando el grupo se organiza, camina, entra al country y registra y filma todas estas irregularidades, deja de ser el rumor o un supuesto y pone en evidencia al Estado de no ocuparse. Eso es lo que vino a hacer la organización”.

Interpelado el Estado Municipal, las respuestas fueron tres, según Ávila. “El primer argumento fue que el lugar no era del ejido de Alta Gracia y no tenía competencias para actuar. Eso cambió con la ampliación del ejido y que Alta Gracia tuviera el Plan de Ordenamiento Urbano Territorial. El Estado entonces no pudo sostener esa primera máscara, y ahí fue la primera interpelación hacia el Estado de la organización. La comisión de investigación fue la segunda excusa del Estado para dilatar; la organización decide no participar, porque ya estaba todo investigado, y siguió haciendo caminatas, se quejó de las lagunas sanitarias, de otros arroyos, del río Anisacate, hasta la cautelar que restableció el alambre por unos meses, en diciembre de 2012. Eso judicializó el conflicto, llevándolo a un nivel provincial: country contra Provincia. Esa es la tercera marca de la Municipalidad, que es decir ´Está en manos de la Justicia´”, cierra.

La comisión se reunió una sola vez y nunca reportó un informe, el tema transita Tribunales aún hoy. Justicia perseguirás.

¿Justicia perseguirás?

6. No pocos consideran una parodia el litigio judicial que el country inició al Estado Provincial, en defensa de su supuesto derecho a alambrar el espacio público. Más allá de que cuesta entender el avance en los estrados de una presentación de ese tipo, siempre está presente el estrecho lazo que vincula al emprendimiento con diversos actores del poder formal.

De muestra, un botón: un convenio con la Asociación de Magistrados y Funcionarios Judiciales de la Provincia de Córdoba permite a los socios ingresar de manera libre, y les otorga tarifas preferenciales para jugar golf y/o hospedarse en la hostería de 17 habitaciones (ver Cartilla de Servicios y Convenios de la Asociación aquí).

Pero si una imagen vale más que mil palabras, un video significa mucho más. Y dos, ni hablar, filmados ambos al presentarse al grupo Edisur como socio de Potrerillo de Larreta en la comercialización del emprendimiento. El registro de las “paquetas” reuniones en las que se produjo el “desembarco” (así nombrado) de Edisur y se anunció la ampliación, en diciembre, puede entenderse como una herramienta de difusión, o un compendio de confesiones.

Comienza el video de “Evento con periodistas” (4´4”) mostrando el lema del grupo: “Desarrollando ciudad”. Justamente eso es lo que se pretende hacer en la reserva natural, una ampliación que termine de conformar una ciudad paralela, y para ello es indispensable una venia estatal que todavía no se concretó, aunque no faltan indicios para suponer que es sólo cuestión de tiempo. Al respecto, es muy claro en el video el director de Edisur Horacio Parga. “El desarrollo solo no funciona. El sector privado sin el público no puede funcionar, y este caso no va a ser la excepción” plantea el también titular de la Bolsa de Comercio cordobesa. Y tras cartón admite el Talón de Aquiles, la desconexión con el pueblo: “Vamos a trabajar conjuntamente con Potrerillo para insertarnos bien en Alta Gracia, con la sociedad de Alta Gracia”.


Es que, a pesar de estar encabezado por una familia arraigada en la ciudad y tener más de una década de trayectoria, Potrerillo no termina de lograr consensos. Por eso la presencia de Edisur, tras años de silencio mediático o vacilaciones a la hora de intentar rebatir los cuestionamientos públicos. En declaraciones posteriores, Parga reafirmaría esa estrategia y trazaría además como objetivo central el de “desarrollar una obra de agua que permita abastecer el emprendimiento y dejar de tomar agua del arroyo”.

A confesión de partes, relevo de pruebas.

Pero volvamos al video. Toma la palabra el afable arquitecto Ignacio Zuberbuhler, relata que su abuela le convenció al abuelo “para que comprara”, y -pecado- nombra al arroyo. “Caminando conmigo por acá, mi abuelo me dijo: ´Yo tengo el deseo de que hagan un loteo contra el arroyo´, que iba a ser un negocio bueno y que iba a ser muy bueno para Alta Gracia”, dice. No explica don Ignacio si el abuelo le habló de la cancha de golf sobre el arroyo, pero ahí están, contundentes, los 18 hoyos de prestigio nacional.

A continuación, otros socios. Rubén Beccacece, de Edisur, parece ser alguien que va a al grano. Su colega Fernando Reyna, también. El primero habla en el spot de apostar a “la relación con las autoridades como para poder llegar a acuerdos que permitan seguir potenciando este emprendimiento”, el segundo directamente agradece a los periodistas presentes: “Nos acompaña muchísima gente, nos acompañan los compradores, sobre todo nos acompañan ustedes, la prensa”.

Ninguno de los dos pierde el tiempo. Fin del video, música cool, buena onda, rostros finos.

Pero si el spot con la prensa es llamativo, el que difunde el “Evento con propietarios” roza el escándalo. Dura apenas 3´17”, pero aún hoy da que hablar en la ciudad del Tajamar. Parga abre la filmación asegurando que “estamos abierto a escuchar”, algo por lo menos en duda ante la inexistencia de instancias de diálogo y participación ciudadana de diciembre a esta parte. Pero lo de verdad llamativo es el papel protagónico que en el registro juegan dos representantes estatales, el Intendente de Alta Gracia y el Ministro de Infraestructura. El abogado Torres, a cargo del Ejecutivo Municipal, adelanta que “vamos a darles todas las manos que podamos” para la urbanización en el área de protección ambiental. Y promete: “Vamos a trabajar juntos con ustedes para que este emprendimiento llegue a mejor puerto posible”.

A su turno, Hugo Testa reconoce que “desde el Gobierno de la Provincia siempre vamos a estar apoyando este tipo de emprendimientos y desarrollo, y sobre todo cuando confluyen una familia honorable y distinguida de Alta Gracia, como es la familia Zuberbuhler, y el grupo, la familia Edisur”. Siempre hablando como funcionario público, Testa se ocupa -sin nombrarlos- de quienes cuestionan el megaemprendimiento. “Todos los altagracienses deberíamos estar orgullosos de que ustedes estén aquí hoy”, alecciona.

Risas, abrazos, excelente música. Todo muy lindo, salvo un detalle: Testa y Torres representan a dos Estados enfrentados con el Potrerillo en la causa judicial.

7. Lo de ciudad paralela no es sólo una figura discursiva ni una mera cuestión de dimensiones. Implica una concepción ideológica de autoencierro, autoabastecimiento y desconexión con “los otros”, en un lugar paradisíaco, enorme y para muy pocos. Cuenta el promotor cultural Adolfo Barrera que “las elites siempre vivieron en lo que se conoce como “El Alto”, y en algún momento fantasearon con que ese sector fuera otra ciudad, ´Carlos Pellegrini´. Pero cuando a esa zona de Alta Gracia comenzaron a llegar hijos de inmigrantes con poder adquisitivo, no les gustó nada y comenzaron a asentarse más arriba, sobre las sierras”.

Ávila lo pone en términos académicos. “Hay dos expulsiones hacia la periferia. Una voluntaria, de sectores privilegiados, y otra impuesta, para los sectores más empobrecidos, que viven en las otras afueras, más accesible. Hay entonces una periferia excluida del circuito urbano, y otra que se autoexcluye”.

Desde las sierras, entonces, los más favorecidos nos miran a todos desde arriba.

8. Justamente arriba, al cielo, miró más de una vez Pablo Catania. No tanto por su condición de pastor de la iglesia “Jesús para todos”, sino para intentar dilucidar si el clima permitiría las múltiples actividades al aire libre del grupo Todos por Nuestros Arroyos, del que es referente. De alta exposición pública en el reclamo al country, Catania fue de los primeros en avisar que se venía arriba una ciudad paralela, y traza un paralelismo con la época medieval. “Adentro del castillo vivían los poderosos y afuera el pueblo, que recibía protección a cambio de alimentación. Los countries se fueron apropiando de esos mejores lugares, pero ahora es al revés: le tienen miedo a la gente, por eso se encierran, y usan esos recursos con la aprobación de los municipios, a cambio de dádivas. La lógica de la ciudad paralela y la medieval es lo mismo”, dice. Y completa: “Tenemos ahí dos ciudades: una cerrada, otra abierta; una que genera exclusión, la otra busca generar inclusión. Tienen leyes distintas y están diferenciadas en todo. Hay un vínculo de amo y vasallos, donde el Estado dice que le va a dar todo el apoyo al desembarco de Edisur, que viene a profundizar el problema y la herida social”, asegura. Intimidado varias veces por su militancia social, Catania cree que la ampliación consolidaría “una vida de paraíso para unos pocos, bancada por el resto”.

El asunto central es el agua. “Ellos tendrían su propia planta potabilizadora y dejarían de sacar agua del arroyo -palabras de Parga-, a cambio de una obra que consistiría en traer agua de la toma del río, lo cual afectaría a las comunas aguas abajo y a la cuenca hídrica. Para nosotros primero hay que resolver el problema de Potrerillo 1; van diez años que van extrayendo agua y afectando a la ciudad con una impunidad total”, asevera Catania. Y cierra: “Tiene que haber una remediación de eso y una indemnización por el daño y el uso económico del agua. Proponemos que no saquen agua del río, sino que inviertan en la ampliación de la planta de Alta Gracia y que ellos se conecten, lo que les daría nivel de vecinos comunes”.

Ferrari, a su vez, considera que “el impacto que va a sufrir la ciudad es arriesgar uno de sus recursos más entrañables en pos de una súper calidad de vida de un grupo de gente, y sobre todo van a afectar ambientalmente una cuenca pequeña y frágil, la del arroyo Chicamtoltina. Aparte de la invasión del espacio público y de la ruptura del pacto que hubo en algún momento entre la sociedad y los dueños”. La politóloga Ávila coincide, subraya el “hacer ciudad” a través del encierro y la autoexclusión, y alerta: “Estamos destinando nuestra agua a que se enriquezca un sector reducido; si se concreta este proyecto se van a agudizar las tensiones con los vecinos”.

De similar modo piensan Mascó y Vidosa. “Va a afectar muchísimo las condiciones de vida, será un cambio muy grande” señala la bióloga, mientras la fundadora del grupo avizora “una ciudad paralela que perjudicaría terriblemente a Alta Gracia, y además una ciudad vip”. “Lo mismo que planteé cuando vi que el arroyo estaba sin agua y habían construido ese puente, 14 años atrás”, señala.

Plantea John Holloway que “el mundo está lleno de dignidades, de desobediencias, de grietas en el tejido de la dominación”. Esas resistencias intentó graficar este trabajo, que aquí termina.

El final de esta historia queda abierto.

Adrián Camerano director del diario “El Argentino” - Edición Córdoba.
Fuente:
Adrián Camerano, La ciudad paralela que se cierne sobre Alta Gracia, 26/06/14, ECOS Córdoba. Consultado 27/06/14.

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