Queridos
amigos, compartimos la vida en una sociedad que ha olvidado nuestra pertenencia
a la naturaleza. Seguimos autorizando la edificación en zonas inundables.
Seguimos construyendo centrales atómicas, sabiendo que les dejamos serios
problemas a las próximas mil generaciones.
Nuestros
medios de comunicación dedican más espacio al divorcio de un conductor de
televisión que al desastre climático que afecta a varias provincias. Les
importa más un olvidable romance, una alianza política que durará unos
días, que el incendio de miles de hectáreas de los bosques patagónicos que
tardarán un siglo en recuperarse.
Ante
cada desastre se buscan culpas personales, y se esconden las responsabilidades
institucionales. Mañana volveremos a culpar a otras personas de las mismas
negligencias.
Tal
vez esta perversidad sea intencional. Los que lucran con la destrucción de
nuestro ambiente prefieren tenernos ocupados discutiendo el color de un
vestido, el tamaño de un escote o las injurias que se dijeron dos políticos
que ayer fueron aliados, hoy enemigos y mañana volverán a ser aliados.
Por
eso nuestra intención de mantener una continua sensibilización acerca de los
ritmos de la naturaleza.
En
esta entrega ustedes reciben:
Una página del antropólogo escocés James Frazer, conocido por su obra La Rama Dorada, que fue una de las mayores inspiraciones de Sigmund Freud. En este texto Frazer describe un paisaje rural de Grecia y los sentimientos que le despierta. Hombre de cultura clásica, lo asocia con los mitos y leyendas a cuyo estudio le dedicó la vida.
Una ilustración del artista checo Alphonse Mucha, de su serie dedicada a las estaciones del año. Mucha es uno de los grandes ilustradores del Art Nouveau. Su obra se caracteriza por las figuras femeninas intensamente sensuales, el diseño asimétrico y la fuerte presencia de elementos de la naturaleza. Este mundo de idealizada delicadeza del Art Nouveau se hizo pedazos con la llegada de la Primera Guerra Mundial.
El recordatorio de mi libro "Ésta, nuestra Única Tierra", utilizado para la educación ambiental en la enseñanza media.
Quiero
saludarlos en el comienzo del otoño (y de la primavera, para los amigos del
Hemisferio Norte)
Un
gran abrazo a todos.
Antonio
Elio Brailovsky
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Era
un día cálido de finales
de otoño -el día primero de noviembre- y, tras el prolongado verano sin
lluvias de Grecia, la cañada se hallaba completamente seca; de sus laderas
cubiertas de matorrales no rezumaba el agua, pero en el fondo encontró tierra
rojiza y deleznable, reliquia quizás de la arcilla con la que Prometeo modeló
a nuestros primeros padres. El lugar era solitario y desierto: no se veía ni
un ser humano, ni señales de población humana; solamente la línea de torres
y almenas desmoronadas que coronaba la cima del cerro hablaba de la vida
animada desaparecida en un pasado remoto. El paisaje, al igual que tantos otros
de Grecia, era apropiado para despertar en el ánimo de quien lo contemplaba el
sentimiento de lo transitorio en la breve y agitada vida del hombre sobre la
tierra, comparada con la permanencia de la naturaleza y, por lo menos, con su
aparente tranquilidad y paz. La impresión que ejercía en mí se hizo más
profunda cuando al aumentar el calor del día me tendí a descansar en la cima
del cerro, bajo la sombra de unos hermosos robles, y me quedé contemplando el
panorama distante, lleno de recuerdos del pasado, mientras perfumaba el aire el
suave aroma del tomillo silvestre.
(James
Frazer: "Memorias de un viaje a Grecia")
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¿Qué
relación existe entre un médico sanitarista y una represa? ¿Qué
tecnología manejaban los Incas que les permitía alimentar -con productos muy
superiores en cantidad y calidad a los actuales del Altiplano- a millones de
personas? ¿Existe algún animal que produzca sustancias que no son
biodegradables? ¿Durante
cuántos años tendrá el hombre que vigilar los residuos nucleares que produce
una central atómica?
Estos
y otros interrogantes tienen una gran influencia en nuestra vida cotidiana.
Cada sociedad, al darse una organización social distinta, interactúa de modo
diferente con la Naturaleza.
Este
libro, con gran claridad conceptual, realiza un recorrido sobre la historia de
la relación del hombre con su medio ambiente, y constituye una invitación a
pensar de otro modo dicha correspondencia.
Ésta, nuestra Única Tierra, habitada por todos los seres vivientes, es nuestra Gran
Casa y, como tal, debemos cuidarla.
EDITORIAL
MAIPUE
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ÉSTA,
NUESTRA ÚNICA TIERRA
INTRODUCCIÓN
A LA ECOLOGÍA Y MEDIO
AMBIENTE
ANTONIO
ELIO BRAILOVSKY
1º
EDICIÓN 2004
CANT. PÁG.:
224
FORMATO: 15
X 22 CM.
ISBN:
987-9493-11-7
CDD
577
Fuente:
Antonio Elio Brailovsky, Los ritmos de la naturaleza: el otoño, 20/03/15, Defensoría Ecológica.
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