La planta nuclear Flamanville en Francia no se acabará de construir antes del 2018 y su coste será el triple de lo estipulado |
La
catástrofe de Chernobil en 1986 supuso el primer fracaso para Europa. A partir
de ahí se proyectaron muchos menos reactores. En la actualidad, son viejos,
cada vez menos rentables y son además un riesgo.
por Gero Rueter
La
visión del florecimiento de la energía atómica es parte del pasado en Europa.
Tras la Segunda Guerra Mundial, investigadores y políticos propagaban la idea
de que la energía nuclear era barata, limpia e infinita. Los pequeños reactores
en aviones, locomotoras, barcos e incluso en las viviendas debían generar
energía.
En
los 70 y 80, ya estaban proyectadas y listas la mayoría de las plantas atómicas
para la generación de energía. Al mismo tiempo, los reactores eran militarmente
relevantes, ya que suministraban la materia prima para la construcción de
bombas atómicas en la Guerra Fría. Desde 1956 hasta el final de los 70, 87
plantas nucleares se pusieron en marcha en Europa (hoy UE y Suiza). Los 80
fueron el punto álgido de la energía atómica con 102 nuevos reactores.
Menos
energía atómica tras Chernobil y el fin de la Guerra Fría
La
catástrofe del reactor de Chernobil en abril de 1986 fue para Europa un schock
y el primer fracaso. Hasta entonces, la energía atómica era ensalzada como
segura, pero las consecuencias eran más que visibles. Partes de Ucrania están
hasta hoy contaminadas y son inhabitables. También en el centro, este y sur de
Europa afectó mucho la lluvia radioactiva y se contaminaron los alimentos.
La
mayoría de los proyectos para nuevas centrales atómicas se disiparon tras
Chernóbil. Incluso las plantas nucleares ya listas y las casi terminadas no se
pusieron en funcionamiento. Italia, por ejemplo, decidió entonces llevar a cabo
el apagón nuclear y en 1990 desactivó sus cuatro reactores. En la UE y Suiza
siguen funcionando 128 reactores, casi la mitad, 58, en Francia. Las centrales
eléctricas europeas han envejecido y cada vez más propensas a sufrir averías.
La vida útil suele ser de 31 años.
Sin
perspectivas para nuevas plantas atómicas
El
sector de la energía atómica fue durante mucho tiempo el orgullo de Francia.
Los reactores en la actualidad cubren tres cuartas partes del consumo de
electricidad del país, según el Gobierno se reducirá hasta el 50% hasta 2025.
Y
es que las perspectivas no son muy halagüeñas: Francia no ha vendido ninguna
planta atómica desde hace ocho años. Además, los dos reactores en construcción
en Europa son para el consorcio francés AREVA un desastre. Ya deberían estar
funcionando y ya cuestan tres veces más de lo presupuestado. AREVA iría a la
quiebra sin subvención estatal y sin la absorción por parte del consorcio
público EDF, Energía de Francia. Por su parte, EDF está sumido en las deudas,
pero proyecta dos reactores en Inglaterra por valor de 33 mil millones de
euros, decisiones que se han aplazado por ahora hasta septiembre de 2016.
La
culpa de que las plantas atómicas no sean rentables la tienen las energías
renovables, ya que producen energías que respetan el medio ambiente, son más
baratas y no suponen un riesgo. Según el Instituto de Investigación Prognos,
las energías solar y eólica cuestan menos de la mitad.
Reactores
ya no rentables
Por
otro lado, los reactores, con una vida útil entre 30 y 35 años, acumulan
averías y reparaciones. “Si las viejas centrales eléctricas deben seguir
generando energía, manteniendo el mismo nivel, entonces habría que invertir
mucho ahora”, dice Frank Peter de Prognos a DW. “Para un bloque de centrales
eléctricas habría que invertir entre unos 400 hasta 500 millones de euros y eso
sería imposible de financiar en el mercado eléctrico europeo en los próximos 10
o 15 años”. En otros países, como Estados Unidos, Suiza y Suecia el apagón
atómico es también una realidad, ya que el mantenimiento de las plantas tampoco
es rentable.
Las
consecuencias económicas de la industria atómica son un fiasco para los
consorcios, los contribuyentes y las generaciones venideras. La Comisión de la
UE calcula en su informe actual costes de 268 mil millones de euros hasta 2050.
De acuerdo a un estudio de Los Verdes en el Parlamento Europeo, incluso 485 mil
millones. Según la UE, las compañías eléctricas solo han ahorrado para ello 150
mil millones de euros.
A
los ciudadanos y políticos les preocupa lo que pueda suceder con los viejos
reactores. No están protegidos en caso de choque contra un avión y pueden ser objetivo
de ataques terroristas. Por encargo de Greenpeace, una encuesta actual arroja
que, el 85 % de los alemanes mayores de 45 años, considera posible un accidente
en Europa como el de Chernobil.
Fuente:
Fuente:
Gero Rueter, ¿Ha llegado el fin de la energía atómica?, 25/04/16, Deutsche Welle. Consultado 26/04/16.
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