Con sólo 21 años, la periodista Agustina Baraz se convirtió en la autora de “Bajo Agua, crónica de una inundación”, el libro que asumió el desafío de retratar los aciagos días que trajo consigo el 15F. “Mi objetivo era que quede registro de esto que pasó y también que la gente que lo lea, abra un poco los ojos y vea que este proceso sigue, no que pasó y ya está”, explicó la joven escritora en entrevista con El Milenio. Su trabajo puede conseguirse en las librerías de Córdoba y Sierras Chicas.
por Lucía
Argüello | luciaarguello@elmilenio.info
colaboración:
Carla Belelli y Lucía Solis. 4°A IMVA
Ya pasaron 16
meses desde aquel 15 de febrero en el que los mansos arroyos que
recorren las Sierras Chicas se transformaron en torrentes que,
descontrolados, sembraron destrucción a su paso. Ya pasaron 16 meses
desde aquellas postales fatídicas de barro, de tristeza, de pérdidas
y de miles de pertenencias devenidas sin más, en basura.
Ya pasaron 16
meses, pero el recuerdo marcó para siempre a quienes vivieron esos
días. Tal es el caso de Agustina Baraz, joven periodista de 21 años
que, a pesar de no ser vecina de la región, decidió pintar un
retrato de ese 15F en su libro “Bajo Agua, crónica de una
inundación”, e incluso renunció a su trabajo para concretarlo. La
obra está basada en testimonios de damnificados y personas
involucradas en las tareas solidarias, recurriendo al formato de la
crónica periodística para brinar una lectura rica pero amena.
El Milenio: ¿Qué
te impulsó a escribir un libro sobre la inundación del 15 de
febrero?
Agustina Baraz:
Tengo familiares en Villa Allende y en El Talar de Mendiolaza y
después de la inundación vine muchas veces a dar una mano. Trabajé
mucho con mis tíos en la iglesia San José de Calasanz, organizando
las donaciones, ayudando a limpiar las casas. En el proceso me
encontré con muchas historias que sentí que valía la pena contar.
Un día estaba hablando con mi novio y le dije que quería escribir
un libro, porque me movilizó mucho el contacto con lo que fueron
esos días y quería que queden plasmados en un documento para que la
gente pudiese leer esas historias.
EM: ¿De qué se
trata “Bajo Agua”?
AB: El libro se
divide en dos partes. En la primera intenté explicar las causas de
la inundación de una manera científica pero no muy densa, con
testimonios, para que fuera leíble. Hubo muchos estudios de la UNC,
muchos biólogos, geólogos y científicos que lograron explicar por
qué pasó lo que pasó: la deforestación, el desmanejo del dique,
la urbanización y el crecimiento poblacional, el no respeto de la
línea de ribera, porque hay muchas casas que están muy cerca del
río, y obviamente, el hecho de que fue una lluvia grande.
La segunda parte
son 20 historias escritas en formato crónica, de gente de Río
Ceballos, Unquillo, Mendiolaza y Villa Allende. Traté de buscar
testimonios variados para dar un panorama amplio de lo que pasó ese
día y los siguientes, que por ahí son los más difíciles. Hay
vecinos inundados, bomberos, gente de las asambleas.
EM: ¿Por qué
elegiste el formato crónica?
AB: Porque a mí
me gusta, personalmente y periodísticamente. Creo que al ser más
literario y detallado ayuda a que uno pueda imaginarse la situación,
que el lector se transporte un poco a lo que fue. De los géneros
periodísticos, la crónica es el que más logra eso.
EM: ¿Cómo fue
para vos escribir este libro?
AB: Yo empecé a
escribirlo formalmente en octubre y terminé de cerrar la
investigación a un año de la inundación. Fue algo muy movilizador
la verdad, había historias que eran muy fuertes. Hice un proceso
personal muy grande, superando miedos y dificultades. Hoy por hoy le
tengo mucho cariño a las Sierras Chicas, a pesar de que no soy de
acá.
EM: ¿Creés que
con tu libro podrías impulsar a las personas a ayudar a los que
todavía no pueden recuperarse?
AB: Mi objetivo
era que quede registro de esto que pasó y también que la gente que
lo lea abra un poco los ojos y vea que este proceso sigue, no que
pasó y ya está. Al libro no lo escribí por mí, sino por la gente
de Sierras Chicas. Creo que estaría bueno que los funcionarios
empiecen a rever todo lo que no se hizo. Hay muchos testimonios en el
libro de personas a las que nunca les llegaron los subsidios, gente
que recibía dos o tres kits y los vendía, damnificados a los que
nunca les preguntaron si necesitaban asistencia psicológica. Eso
demuestra que el Estado estuvo ausente. Los vecinos se sienten
abandonados.
EM: ¿Mientras
escribías te imaginaste un lector?
AB: Sí, en
realidad cada historia la escribí para ese inundado que me la contó,
pensando en qué sentiría cuando la fuera a leer, tratando de ser lo
más fiel posible a sus palabras, respetuosa de lo que me pidió que
no diga, cuidando las expresiones, intentando no herir. Cada crónica
es un regalo que yo les hago a ellos por haberme abierto sus puertas
y confiado en mí. Yo les agradezco muchísimo, porque sin ellos este
libro no existiría.
EM: ¿Alguna vez
pensaste en ser escritora? ¿Querés seguir escribiendo?
AB: Siempre soñé
con publicar un libro, desde chica ya me imaginaba qué iba a decir
en la presentación. De hecho, yo hacía comunicación institucional
en una agencia de viajes y dejé para dedicarme completamente a esto.
Tengo un montón de ideas para escribir otros libros, ya veré qué
me depara la vida.
EM: ¿Cómo fue
la experiencia de publicar?
AB: No es fácil,
este es un libro independiente, o sea que yo salí a buscar y puse
plata para publicarlo. Todos piensan que vos le mandás el libro a la
editorial y que ellos te lo hacen gratis y no es así. Mi papá que
es periodista me lo corrigió, mi novio me diseñó la tapa, un
fotógrafo me regaló las fotos. A las librerías voy yo misma y dejo
ejemplares para que los vendan. Yo me río porque pienso que cuando
escriba muchos libros voy a tener una editorial que haga todo esto,
pero bueno, ahora me toca hacerlo a mí y la verdad que estoy
aprendiendo un montón de cosas.
Fuente:
Lucía Argüello | luciaarguello@elmilenio.info, “Al libro no lo escribí por mí, sino por la gente de Sierras Chicas”, 04/08/16, El Milenio. Consultado 05/08/16.
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