San Mauricio |
San Isidro. Con su familia recorre pequeños distritos de la provincia por donde dejó de pasar el tren y los fotografía. Tiene más de 300 álbumes en Facebook.
por Carolina Oiza
El interior de la
Provincia de Buenos Aires recuerda con nostalgia el paso del tren por
muchos de sus lugares. El momento en el que un pueblo entero se
frenaba por la llegada del transporte que traía comida o pasajeros.
Ese sentimiento intenta mantener vivo, con la lente de su cámara,
Juan Viel Temperley (51). El fotógrafo, vecino de las Lomas de San
Isidro, recorre desde 2012 viejos caminos que finalizan en pequeños
pueblos recónditos. “Mis hijos vivían en Lincoln, y enseñándole
a manejar al varón, empezó el recorrido que nos llevó a los
primeros lugares. Hoy ya visitamos más de 400”, cuenta.
Junto a su novia,
Fedra Grosso y sus hijos Catalina y Segundo, comenzaron un proyecto
que ya sumó más de 180 mil seguidores en su página de Facebook
llamada: “Pueblos Buenos Aires”. En cuanto a la elección de los
lugares, comenta: “Sólo visito pueblos de menos de 1.000
habitantes, no ingreso a localidades grandes o cabeceras de Partido”.
Luego del Plan
Larkin de 1961, durante el gobierno de Arturo Frondizi -la
“racionalización” de la red ferroviaria argentina-, habitantes
de muchas localidades bonaerenses empezaron a abandonar sus hogares
por la falta de trabajo, entre otras cosas. ¿El motivo? El tren ya
no pasaba. Durante los gobiernos de Videla y Menem se completó el
desmantelamiento. “En todos esos lugares nos encontramos con
estaciones que están abandonadas o transformadas en museos,
bibliotecas o jardines de infantes”, describe Viel. La plaza
principal, el almacén de ramos generales, el club, la capilla, la
escuela, la sala de primeros auxilios, son puntos comunes en la
mayoría de estos pequeños pueblos. Junto con las estaciones en
desuso. El proyecto, que comenzó en Bermúdez, cerca de Lincoln,
busca revalorizar estas localidades escondidas. “Queremos fomentar
el regreso del tren, ya que la mayoría no tiene accesos asfaltados,
y la gente transita largos caminos de tierra que se inundan o están
en pésimo estado”, sostiene.
Juan describe a
los lugareños como “tímidos y temerosos”, y agrega: “No están
acostumbrados a ver gente extraña fotografiando sus pueblos, pero
después entran en confianza y son muy afectuosos. Hemos pasado horas
hablando con algunos”.
El vecino
sanisidrense viaja en su auto, y la mitad de sus recorridos los hizo
solo. “Para la otra mitad se sumaron mi novia y mi hijo”, dice.
Como son trayectos largos, cuando emprende un viaje arma un trayecto
que le permite frenar en distintos lugares. “En general hago varios
pueblos el mismo día, llegando a manejar 12 horas diarias. Sólo me
quedo una o dos horas en cada lugar, salvo en algunas ocasiones”,
cuenta.
En su página, ya
hay más de 300 álbumes cargados, y cada uno de ellos lleva el
nombre del pueblo correspondiente. La portadas tienen una breve
sinópsis de la historia del lugar, e invita a los seguidores a
conocer un poco más. “Lo lindo, es ver cómo se emociona tanta
gente al encontrar fotos de allí donde nunca volvieron. Se
reencuentran con su pasado y con familiares, amigos o vecinos. Los
comentarios son excelentes”, asegura.
Bancos,
atardeceres, estaciones abandonadas, caminos y pocos vecinos,
retratan la quietud, soledad, lo antiguo y olvidado de esos espacios.
En ellos, Juan encuentra pocas semejanzas con las calles de las
Lomas. Aunque si tiene que mencionar un parecido, detalla: “Algunas
esquinas del bajo de San Isidro que son bien antiguas, guardan algo
de similitud en lo añejo”.
Con espíritu
aventurero, asegura que si pudiera y el tiempo se lo permitiera,
recorrería todos los pueblos del país. Pero es difícil. Todavía
le quedan 200 rincones del interior bonaerense por conocer. Muchos
relativamente cercanos, en los que dice que se animaría a vivir.
“Hay varios lugares, como Carlos Keen, Villa Ruiz o Uribelarrea,
que tienen carácter turístico, y son muy atractivos y cercanos,
lindos como para instalarse”.
Juan Viel y Fedra Grosso |
Los álbumes se replican una y otra vez a través de las redes sociales, los mensajes llegan desde diferentes puntos del país, y la lente de su cámara captura los recuerdos de rincones que nadie quiere dejar en el olvido. Entre la pasión y la resignación, Juan concluye: “Veo un pasado pujante de pioneros muy trabajadores. Y malos manejos en la políticas ferroviarias que hicieron desaparecer por completo pueblos que, tristemente, nunca volverán”.
Fuente:
Carolina Oiza, Sus fotos de los pueblos olvidados ganan seguidores en la Web, 10/09/16, Clarín. Consultado 08/10/16.
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