Los datos
actuales de la degradación que sufrieron los bosques nativos de la
provincia de Córdoba son escalofriantes. Desde 1900 hasta la
actualidad, se redujeron sistemáticamente: de 70 % de superficie
ocupada a menos del 4 %. Un dato sobresaliente es que en las dos
últimas décadas, las tasas de deforestación de la provincia fueron
de las más altas del mundo. Sí, del mundo. Pero, ¿para qué sirven
los bosques?
por Lisandro Agost
Principales
razones del desmonte
La expansión de
los ferrocarriles a principio del siglo pasado, explica la parte
inicial de la pérdida de bosques. Pero el aumento de la tasa de
deforestación comenzó a acelerase a mitad de dicho siglo, desde que
la provincia se configuró como productora agropecuaria, destinando
grandes extensiones a cultivos y cría de ganado. Este crecimiento
del modelo productivo en detrimento del bosque nativo continuó a un
ritmo constante hasta que, en la década del 90, el modelo
agroindustrial (que utiliza cultivos transgénicos -principalmente
soja-, grandes cantidades de agroquímicos y tecnología como nunca
antes) aceleró la perdida de bosque de manera vertiginosa. Otro de
los grandes factores de pérdida, es la expansión urbana no
planificada y los emprendimientos inmobiliarios. Como ya se dijo,
durante esta época la provincia encabezó el triste ranking de las
zonas del planeta con mayor tasa de deforestación anual.
¿Por qué
llegamos a este punto crítico?
Sin intención de
caer en simplismos, podemos afirmar que las políticas productivas
del país y de la provincia, favorecieron la expansión del modelo
agroindustrial y de los grandes emprendimientos inmobiliarios, sin
proteger de manera efectiva los bosques nativos, aun contando con la
existencia de leyes provinciales y nacionales para tal fin.
El accionar
sistemático de quienes integran el poder ejecutivo y legislativo
provincial, tanto del oficialismo -Unión por Córdoba- como de
los integrantes de la Unión Cívica Radical, fue el favorecer al
sector agroindustrial, ya que desde su parecer constituye el único
motor de la economía del interior cordobés. Este discurso se
instaló, y se mantiene, con la complicidad de los medios masivos de
comunicación afines a estos bloques y al sector productivo. Del otro
lado estamos los estratégicamente encasillados como
“ambientalistas”. Con esta designación se quiere minimizar y
bastardear al colectivo de instituciones, organizaciones y referentes
de múltiples espacios que reclaman participación en la construcción
democrática de una ley que represente a todos los sectores
involucrados en la problemática.
Los siguientes
datos aportan algunos aspectos a tener en cuenta en el análisis del
conflicto que suscita el tratamiento de la ley de bosques:
En las dos últimas décadas se dan las mayores tasas de deforestación del bosque nativo, coincidentemente con los sucesivos gobiernos de Unión por Córdoba, principal impulsor del cuestionado proyecto de actualización de ley.
El modelo productivo agroindustrial y sus variantes industriales ganaderas, no genera puestos de trabajo, más bien expulsa a los trabajadores y a sus familias del interior cordobés hacia las grandes ciudades, donde generalmente les es difícil conseguir trabajo.
Una ley y sus reglamentaciones, por sí solas, no alcanzan para frenar o restaurar la pérdida de bosque nativo en la provincia. El gobierno provincial debe implementar activamente recursos humanos y fondos destinados a su conservación, controlar los desmontes ilegales, incentivar e involucrar a otros actores sociales en esta temática mediante políticas públicas de educación y concientización, entre otras acciones.
Ahora, para
contestar a la pregunta para qué sirven los bosques, vamos a
reflotar los conceptos detallados por la Comisión de Ordenamiento
Territorial del Bosque Nativo, en el año 2009: “Entre los
servicios ecosistémicos que nos brindan los bosques nativos se
pueden mencionar, entre otros: la captación de agua, protección de
suelos, regulación de los ciclos de nutrientes, balance atmosférico
del carbono, reducción de los efectos del cambio climático global,
y el aporte de productos naturales de valor social, cultural y
comercial”.
Esta comisión ya
advertía en esa época que: “En la Provincia de Córdoba, la
drástica reducción del bosque nativo ha generado pérdida de
biodiversidad y recursos naturales (entre ellos maderas, frutos,
semillas, mieles, plantas medicinales, resinas, taninos, compuestos
esenciales, carbón vegetal, materias primas para la industria,
materiales para la construcción y producción de artesanías, fauna
nativa de interés económico, y muchos más), alteración y pérdida
de suelos (cercana al 20 % en algunas regiones como las Altas
Cumbres), degradación de cuencas y reducción del aporte de agua,
pérdida de identidad cultural, y exclusión de comunidades
campesinas e indígenas, entre otros”.
Remplazar la
biodiversidad del bosque nativo por cemento y monocultivos produce
cambios drásticos en el ambiente y la sociedad cordobesa que, de no
revertirse, se agudizarán en el futuro cercano.
Fuente:
Lisandro Agost, Cambiar la biodiversidad por cemento y monocultivos, marzo 2017, Aguatrae.
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