Es muy escaso
todavía el porcentaje que se clasifica para reutilizar en Capital e
interior. Los cordobeses producen 4,5 millones de kilos por día de
residuos sólidos urbanos. Algunas localidades pequeñas tienen más
cultura de reciclado.
Aunque aparecen
noticias sobre proyectos para separar y reciclar parte de la basura
que los cordobeses generamos, la realidad es que aún la inmensa
mayoría de los desechos domiciliarios en esta provincia terminan en
basurales a cielo abierto o en enterramientos sin clasificar. Estamos
hablando de los 4,5 millones de kilos por día de residuos sólidos
urbanos que Córdoba produce.
El destino de la
basura representa uno de los desafíos más serios para los gobiernos
locales, por los recursos económicos que implica desde la
recolección hasta el tratamiento final, y por el impacto ambiental y
sanitario que genera cuando no es el adecuado.
En la provincia
no hay datos del porcentaje de residuos que se separa para
reutilizar. Lo que se recicla equivale a lo que se reduce del volumen
que termina en colapsados y contaminantes basurales o enterramientos.
Un relevamiento
realizado por este diario en las 10 mayores ciudades del interior
permite comprobar que sólo en dos (Villa María y Villa Dolores) hay
experiencias en marcha, aún parciales, de separación de residuos
desde los domicilios. En el resto, no hay acciones en esa línea o
aparecen iniciativas aisladas y limitadas, producto más de
particulares o de instituciones que de los municipios.
Mientras, en la
ciudad de Córdoba la separación sigue siendo también muy limitada
y desorganizada: no llega al uno por ciento del total que se
recolecta.
Clic para ver el
gráfico
Las 10 relevadas
Río Cuarto. Sólo
hay unas pocas alternativas aisladas de separación. Un grupo que
antes se dedicaba al cirujeo creó una cooperativa de trabajo que
recoge y vende desechos reutilizables, en baja escala. En 2016, el
Concejo Deliberante aprobó el Código de Higiene Urbana Municipal
que prevé programas para reducir el volumen de residuos que se
deriva al enterramiento. La nueva norma exige a la empresa
recolectora que, en cuatro años, funcione una planta de separación
y reciclaje. En el municipio prometen ahora que en 2018 comenzará la
separación en origen, por etapas.
Villa María. En
2011 implementó la recolección diferenciada en el centro y con el
tiempo se amplió a 14 barrios: aún es menos de la mitad de la
ciudad. La empresa recolectora sumó un turno para recoger papel,
cartón, plásticos, vidrios, metales y trapos. Una cooperativa de
trabajo selecciona y vende ese material. Un relevamiento de la UNVM
indica que lo recuperado "es bastante poco". La separación
es incluso parcial en los barrios donde se presta el servicio.
Además, en tres barrios el municipio abrió los llamados Punto
Limpio, para que vecinos lleven cierto tipo de residuos. También hay
contenederos especiales para residuos electrónicos, que en 2016
juntaron unos 14 mil kilos.
Carlos Paz. No
hay un trato diferenciado de residuos: todo va a parar mezclado al
basural municipal, que es motivo de reclamos por el inadecuado
tratamiento final y sus frecuentes incendios. El municipio prevé
construir allí -si llegan los fondos prometidos hace años por la
Nación- una planta nueva que incluya la separación para
reutilizar desechos y enterrar lo restante. Ese vetusto basural
recibe además los residuos de varias comunas del sur de Punilla.
San Francisco. En
el basural municipal todo termina precariamente amontonado. Entidades
ambientales vienen denunciando la contaminación debido a la falta de
tratamiento. En 2012 el municipio firmó un convenio con la Nación
para financiar una planta adecuada, que incluiría separación, pero
que nunca se concretó. No existe la separación en hogares y sólo
hay algunos puntos donde se colocan algunos desechos reciclables,
pero cuyo destino final parece una incógnita.
Alta Gracia. Sólo
hay iniciativas aisladas y limitadas de recuperación de residuos. En
2012, el municipio dejó de enviar sus residuos al basural a cielo
abierto local (que aún falta remediar) y los deriva también sin
clasificar al predio que utiliza la Capital y otras localidades del
Gran Córdoba. En baja escala, la Fundación Ecoinclusión reutiliza
botellas plásticas que los vecinos colocan en contendedores ubicados
en varios barrios, para fabricar ecoladrillos.
Río Tercero. No
hay servicio de recolección diferenciada y en el basural municipal
termina todo mezclado, sin tratamiento alguno. Pero un par de
iniciativas comunitarias con buen desarrollo separan desechos con
fines de reciclado. Una, recolecta 1.200 kilos por mes de botellas
plásticas: surgió como idea particular y es apoyada por el
municipio que colocó contenedores en casi todos los barrios. Otra es
el Proyecto Papelón, de La Luciérnaga local, que desde hace cuatro
años recupera por su cuenta unas siete toneladas por mes de papel y
cartón para recaudar recursos, pero que por estos días tiene en
duda su continuidad,
Bell Ville. El
municipio sigue enterrando casi la totalidad de los residuos, sin
mayor tratamiento ni separación. En 2014 se presentó una planta
integral que incluía la clasificación de lo reutilizable. Pero el
proyecto, aunque avanzado, quedó en suspenso por falencias. Hay
algunas tareas individuales de separación, muy acotadas.
La Calera. La
ciudad más grande de Sierras Chicas envía toda su basura, sin
clasificar, al enterramiento de Córdoba Capital. En algunos barrios
se comenzó un proyecto de reciclado de plásticos, a cargo de una
cooperativa de trabajo, aún incipiente y con bajo nivel de adhesión.
Jesús Maria. El
basural municipal a cielo abierto sigue siendo el destino precario de
todos los residuos. No hay separación en origen, aunque una
cooperativa laboral recupera en ese predio parte de los reciclables
para su venta. El municipio reconoce que al no haber separación
domiciliaria la tarea de recupero es complicada.
Villa Dolores.
Hace varios años se implementó la separación en domicilio.
Plásticos, cartones y vidrios son enfardados y vendidos. La
experiencia avanza aunque aún parte de la comunidad sigue sin
separar sus desechos. Una cooperativa de 16 trabajadores clasifica
unos 1.800 kilos diarios de reciclables. El resto (la mayor parte) es
enterrado por el municipio en su planta de tratamiento, habilitada en
2010.
En la ciudad de
Córdoba, menos del 1 %
De los más de
400 barrios, el municipio dice que en 190 las empresas concesionarias
prestan ese servicio, pero el volumen recolectado es mínimo. Pocos
vecinos separan sus residuos en esos barrios, pero la frecuencia y la
modalidad de recolección tienen falencias evidentes. Un estudio
encargado por el municipio en 2015 concluyó que el 28,5 por ciento
del total de desechos generados sería separable y reciclable.
Incluye sólo a vidrios, papeles, metales y plásticos. Si ese 28,5
por ciento se separara, representaría unas 540 toneladas diarias de
desechos inorgánicos para reciclar.
Un sondeo
realizado por Green Drinks en Capital, en 2016, mostró que el 82 por
ciento de los vecinos consideraba que en su barrio no funcionaba la
recolección diferenciada. Ahora, con la licitación en marcha para
renovar la concesión de higiene urbana, vuelven las promesas de
ampliación de la recolección separada.
Algunas
experiencias en marcha en el interior
Unas 45
localidades, entre 427, tienen proyectos para separar al menos una
parte de sus residuos y reducir así lo que envían a sus basurales o
enterramientos.
Más que en las
grandes ciudades, son algunos pequeños o medianos pueblos cordobeses
los que muestran un mayor avance en materia de separación de
desechos para reciclado.
De todos modos,
la excusa de que es más sencillo de aplicar en poblaciones pequeñas
no cierra: en Argentina, la ciudad de Buenos Aires es una de las que
más ha trabajado esta cuestión.
Justiniano Posse
es quizá el pueblo que más y mejor separa en Córdoba: desde 2009
su municipio hace recolección diferenciada y un 70 por ciento de sus
vecinos retira la basura clasificada. Con parte de la orgánica hacen
compost y los inorgánicos se enfardan y venden para reutilizar. Aun
así, la mitad de la basura va a un basural.
Otras
experiencias en danza se ven en Las Varillas, La Para, Porteña,
Devoto, Almafuerte, Nono, Villa Giardino, Unquillo, Alejandro Roca,
Arias, Serrano, Corral de Bustos, entre varias más. Huinca Renancó,
en tanto, avanzó con un biodigestor para producir energía con la
basura local en un proyecto que aún está en desarrollo.
Son unas 45
localidades, entre las 427 existentes en la geografìa cordobesa, que
tienen proyectos en marcha para separar al menos una parte de sus
residuos y reducir así lo que envían a sus basurales o
enterramientos. De paso, la venta de esos reutilizables genera una
fuente de empleo local. En ningún caso, de todos modos, han llegado
aún a una solución integral.
Vertederos
regionales
De todo el
territorio provincial, sólo cuentan con vertederos regionales de
residuos, con algún tratamiento mejor que los basurales a cielo
abierto o los enterramientos precarios y, en algunos bcasos, con
separación parcial de reciclables inorgánicos, las localidades de
los departamentos General Roca y Roque Saénz Peña (en el sur), y
las de Calamuchita, San Javier y San Alberto (en las sierras). El
gran resto del mapa carece hasta ahora de sistemas de tratamientos
mínimos adecuados.
Fuentes:
Separar residuos para reciclar: muy poco en toda la provincia, 20/03/17, La Voz del Interior.
Algunas experiencias en marcha en el interior, 20/03/17, La Voz del Interior.
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