lunes, 20 de marzo de 2017

Separar residuos para reciclar: muy poco en toda la provincia

Es muy escaso todavía el porcentaje que se clasifica para reutilizar en Capital e interior. Los cordobeses producen 4,5 millones de kilos por día de residuos sólidos urbanos. Algunas localidades pequeñas tienen más cultura de reciclado.

Aunque aparecen noticias sobre proyectos para separar y reciclar parte de la basura que los cordobeses generamos, la realidad es que aún la inmensa mayoría de los desechos domiciliarios en esta provincia terminan en basurales a cielo abierto o en enterramientos sin clasificar. Estamos hablando de los 4,5 millones de kilos por día de residuos sólidos urbanos que Córdoba produce.

El destino de la basura representa uno de los desafíos más serios para los gobiernos locales, por los recursos económicos que implica desde la recolección hasta el tratamiento final, y por el impacto ambiental y sanitario que genera cuando no es el adecuado.

En la provincia no hay datos del porcentaje de residuos que se separa para reutilizar. Lo que se recicla equivale a lo que se reduce del volumen que termina en colapsados y contaminantes basurales o enterramientos.

Un relevamiento realizado por este diario en las 10 mayores ciudades del interior permite comprobar que sólo en dos (Villa María y Villa Dolores) hay experiencias en marcha, aún parciales, de separación de residuos desde los domicilios. En el resto, no hay acciones en esa línea o aparecen iniciativas aisladas y limitadas, producto más de particulares o de instituciones que de los municipios.

Mientras, en la ciudad de Córdoba la separación sigue siendo también muy limitada y desorganizada: no llega al uno por ciento del total que se recolecta.

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Las 10 relevadas
Río Cuarto. Sólo hay unas pocas alternativas aisladas de separación. Un grupo que antes se dedicaba al cirujeo creó una cooperativa de trabajo que recoge y vende desechos reutilizables, en baja escala. En 2016, el Concejo Deliberante aprobó el Código de Higiene Urbana Municipal que prevé programas para reducir el volumen de residuos que se deriva al enterramiento. La nueva norma exige a la empresa recolectora que, en cuatro años, funcione una planta de separación y reciclaje. En el municipio prometen ahora que en 2018 comenzará la separación en origen, por etapas.

Villa María. En 2011 implementó la recolección diferenciada en el centro y con el tiempo se amplió a 14 barrios: aún es menos de la mitad de la ciudad. La empresa recolectora sumó un turno para recoger papel, cartón, plásticos, vidrios, metales y trapos. Una cooperativa de trabajo selecciona y vende ese material. Un relevamiento de la UNVM indica que lo recuperado "es bastante poco". La separación es incluso parcial en los barrios donde se presta el servicio. Además, en tres barrios el municipio abrió los llamados Punto Limpio, para que vecinos lleven cierto tipo de residuos. También hay contenederos especiales para residuos electrónicos, que en 2016 juntaron unos 14 mil kilos.

Carlos Paz. No hay un trato diferenciado de residuos: todo va a parar mezclado al basural municipal, que es motivo de reclamos por el inadecuado tratamiento final y sus frecuentes incendios. El municipio prevé construir allí -si llegan los fondos prometidos hace años por la Nación- una planta nueva que incluya la separación para reutilizar desechos y enterrar lo restante. Ese vetusto basural recibe además los residuos de varias comunas del sur de Punilla.

San Francisco. En el basural municipal todo termina precariamente amontonado. Entidades ambientales vienen denunciando la contaminación debido a la falta de tratamiento. En 2012 el municipio firmó un convenio con la Nación para financiar una planta adecuada, que incluiría separación, pero que nunca se concretó. No existe la separación en hogares y sólo hay algunos puntos donde se colocan algunos desechos reciclables, pero cuyo destino final parece una incógnita.

Alta Gracia. Sólo hay iniciativas aisladas y limitadas de recuperación de residuos. En 2012, el municipio dejó de enviar sus residuos al basural a cielo abierto local (que aún falta remediar) y los deriva también sin clasificar al predio que utiliza la Capital y otras localidades del Gran Córdoba. En baja escala, la Fundación Ecoinclusión reutiliza botellas plásticas que los vecinos colocan en contendedores ubicados en varios barrios, para fabricar ecoladrillos.

Río Tercero. No hay servicio de recolección diferenciada y en el basural municipal termina todo mezclado, sin tratamiento alguno. Pero un par de iniciativas comunitarias con buen desarrollo separan desechos con fines de reciclado. Una, recolecta 1.200 kilos por mes de botellas plásticas: surgió como idea particular y es apoyada por el municipio que colocó contenedores en casi todos los barrios. Otra es el Proyecto Papelón, de La Luciérnaga local, que desde hace cuatro años recupera por su cuenta unas siete toneladas por mes de papel y cartón para recaudar recursos, pero que por estos días tiene en duda su continuidad,

Bell Ville. El municipio sigue enterrando casi la totalidad de los residuos, sin mayor tratamiento ni separación. En 2014 se presentó una planta integral que incluía la clasificación de lo reutilizable. Pero el proyecto, aunque avanzado, quedó en suspenso por falencias. Hay algunas tareas individuales de separación, muy acotadas.

La Calera. La ciudad más grande de Sierras Chicas envía toda su basura, sin clasificar, al enterramiento de Córdoba Capital. En algunos barrios se comenzó un proyecto de reciclado de plásticos, a cargo de una cooperativa de trabajo, aún incipiente y con bajo nivel de adhesión.

Jesús Maria. El basural municipal a cielo abierto sigue siendo el destino precario de todos los residuos. No hay separación en origen, aunque una cooperativa laboral recupera en ese predio parte de los reciclables para su venta. El municipio reconoce que al no haber separación domiciliaria la tarea de recupero es complicada.

Villa Dolores. Hace varios años se implementó la separación en domicilio. Plásticos, cartones y vidrios son enfardados y vendidos. La experiencia avanza aunque aún parte de la comunidad sigue sin separar sus desechos. Una cooperativa de 16 trabajadores clasifica unos 1.800 kilos diarios de reciclables. El resto (la mayor parte) es enterrado por el municipio en su planta de tratamiento, habilitada en 2010.

En la ciudad de Córdoba, menos del 1 %
De los más de 400 barrios, el municipio dice que en 190 las empresas concesionarias prestan ese servicio, pero el volumen recolectado es mínimo. Pocos vecinos separan sus residuos en esos barrios, pero la frecuencia y la modalidad de recolección tienen falencias evidentes. Un estudio encargado por el municipio en 2015 concluyó que el 28,5 por ciento del total de desechos generados sería separable y reciclable. Incluye sólo a vidrios, papeles, metales y plásticos. Si ese 28,5 por ciento se separara, representaría unas 540 toneladas diarias de desechos inorgánicos para reciclar.

Un sondeo realizado por Green Drinks en Capital, en 2016, mostró que el 82 por ciento de los vecinos consideraba que en su barrio no funcionaba la recolección diferenciada. Ahora, con la licitación en marcha para renovar la concesión de higiene urbana, vuelven las promesas de ampliación de la recolección separada.

Algunas experiencias en marcha en el interior

Unas 45 localidades, entre 427, tienen proyectos para separar al menos una parte de sus residuos y reducir así lo que envían a sus basurales o enterramientos.

Más que en las grandes ciudades, son algunos pequeños o medianos pueblos cordobeses los que muestran un mayor avance en materia de separación de desechos para reciclado.

De todos modos, la excusa de que es más sencillo de aplicar en poblaciones pequeñas no cierra: en Argentina, la ciudad de Buenos Aires es una de las que más ha trabajado esta cuestión.

Justiniano Posse es quizá el pueblo que más y mejor separa en Córdoba: desde 2009 su municipio hace recolección diferenciada y un 70 por ciento de sus vecinos retira la basura clasificada. Con parte de la orgánica hacen compost y los inorgánicos se enfardan y venden para reutilizar. Aun así, la mitad de la basura va a un basural.

Otras experiencias en danza se ven en Las Varillas, La Para, Porteña, Devoto, Almafuerte, Nono, Villa Giardino, Unquillo, Alejandro Roca, Arias, Serrano, Corral de Bustos, entre varias más. Huinca Renancó, en tanto, avanzó con un biodigestor para producir energía con la basura local en un proyecto que aún está en desarrollo.

Son unas 45 localidades, entre las 427 existentes en la geografìa cordobesa, que tienen proyectos en marcha para separar al menos una parte de sus residuos y reducir así lo que envían a sus basurales o enterramientos. De paso, la venta de esos reutilizables genera una fuente de empleo local. En ningún caso, de todos modos, han llegado aún a una solución integral.

Vertederos regionales
De todo el territorio provincial, sólo cuentan con vertederos regionales de residuos, con algún tratamiento mejor que los basurales a cielo abierto o los enterramientos precarios y, en algunos bcasos, con separación parcial de reciclables inorgánicos, las localidades de los departamentos General Roca y Roque Saénz Peña (en el sur), y las de Calamuchita, San Javier y San Alberto (en las sierras). El gran resto del mapa carece hasta ahora de sistemas de tratamientos mínimos adecuados.

Fuentes:

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