jueves, 13 de abril de 2017

Alertan sobre la proliferación de enfermedades infecciosas después de las inundaciones

Con la mejora del tiempo y el regreso a casa, aparecen las consecuencias del temporal; a las patologías estacionales se suman otras propias de la catástrofe en gran parte del país.

por Fabiola Czubaj

Las adversidades climáticas que están causando desastres ambientales en gran parte del país tienen sus riesgos sanitarios. A las infecciones estacionales, que incluyen las respiratorias que empiezan a aparecer con el otoño, se suman otras amenazas, como enfermedades por el contacto con el agua estancada, la exposición a roedores o las enfermedades de transmisión alimentaria (ETA) por el consumo de productos que perdieron las condiciones de seguridad adecuadas.

Ocho brigadas que dependen del área de Epidemiología del Ministerio de Salud de la Nación trabajan desde la semana pasada en El Sauzalito, Chaco, para controlar el avance del zika. Ahí, a 590 kilómetros de Resistencia, hay casi 100 casos de zika confirmados y otros 90 en estudio, según pudo conocer La Nación ayer de fuentes oficiales. Por ahora, predomina la transmisión vectorial -por el mosquito Aedes aegypti- de un virus, que también se contagia por la vía sexual. Por ahora, tampoco se confirmaron casos en embarazadas.

Desde el Centro Mandela, una entidad que trabaja con los sectores más excluidos de la provincia, informaron ayer que la situación "es mucho más grave" que la que informa el Ministerio de Salud provincial. Rolando Núñez, coordinador del centro, lo atribuyó al retraso en la notificación a la red sanitaria local de los resultados de los análisis de laboratorio de los casos sospechosos tanto de dengue como de zika.

Eso, de acuerdo con Núñez, "impide o demora planificar y ejecutar las acciones de bloqueo donde circula el virus del zika. Esto es en El Sauzalito, epicentro de la epidemia del zika, que se agudiza por la falta de apoyo integral y de una correcta coordinación con las estructuras operativas del sistema sanitario chaqueño y de la Nación, aunque los que pertenecen al sistema nacional se desempeñan mucho mejor que los locales, si se tienen en cuenta la calidad y los resultados de las intervenciones de las brigadas venidas de otras provincias, pero que por la discontinuidad de las intervenciones conspiran negativamente en la lucha contra los huevos y las larvas del Aedes aegypti".

Una brigada de control de vectores trabajó con personal municipal en las viviendas de la población afectada y sus alrededores, según indicó ayer Jorge San Juan, subsecretario de Estrategias de Atención y Salud Comunitaria de la cartera nacional. Con maestros bilingües, también se explicó en la colonia wichi qué es el zika y cómo prevenir la infección.

Las lluvias intensas de las últimas semanas en el área provocaron un escenario aún más alarmante para los pobladores de una región que, como denuncia desde hace varios años el Centro Mandela, registra "los peores indicadores sociales, económicos, sanitarios y educativos de la Argentina". La semana pasada, una ambulancia que trasladaba a una embarazada desde el paraje Tres Pozos quedó empantanada en el barro.

"Llegan a Pompeya familias de varias regiones o lugares -precisó Núñez-. Algunos grupos indígenas llegan desde El Sauzalito y de su zona de influencia. Se estima que incide el temor a contraer el zika. Algunos pobladores del paraje Polenom se mudan por miedo a la epidemia".

De acuerdo con el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica, también está circulando de manera activa el virus del zika en cinco localidades de otras dos provincias. Son Ingeniero Juárez (Formosa) y Embarcación, General Mosconi y Tartagal (Salta). Lo mismo sucede con el virus del dengue en cuatro provincias: Formosa, Santa Fe, Corrientes y Buenos Aires. Además, en el norte del país, ya se percibe un adelantamiento de la temporada de bronquiolitis en los más chicos, lo que suele anteceder a la llegada de la gripe y otras infecciones respiratorias del invierno.

Hacia el Sur, en Comodoro Rivadavia, Chubut, la población comenzó a volver a sus casas. El agua, que arrastró con una potencia inusual vehículos por las calles de la ciudad, ya escurrió, pero queda el barro. Como el personal militar, policial, civil y sanitario que estuvo asistiendo a los afectados, tendrán que tomar precauciones para evitar contraer enfermedades, principalmente infecciosas. Eso incluye el consumo de alimentos sin las condiciones de seguridad necesarias o que estuvieron en contacto con el agua.

También, como en el resto de la decena de provincias afectadas por las inundaciones, semejante experiencia traumática expone al riesgo de sufrir estrés postraumático.

San Juan precisó que, después de la inundación, el riesgo está en los próximos 60 días. Eso se aplica tanto a quienes estuvieron altamente expuestos al agua en una primera etapa, como los soldados, los policías, los bomberos y los brigadistas que asistieron a los damnificados, como a la población que vuelve a sus casas para limpiarlas. Los recaudos incluyen desde no andar descalzos y usar guantes hasta desechar todos los alimentos que pudieron estar en contacto con el agua.

"Y ante la presencia de algún síntoma, como dolor de cabeza, fiebre, calambres o malestar generalizado, hay que consultar al médico", finalizó el funcionario.

Fuente:
Fabiola Czubaj, Alertan sobre la proliferación de enfermedades infecciosas después de las inundaciones, 13/04/17, La Nación. Consultado 13/04/17.

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