La
Voz accedió a los análisis sobre las aguas servidas que llegan a la
planta y los efluentes que se arrojan al Suquía. Los estudios
demuestran que las aguas negras reciben escaso tratamiento.
Los
líquidos cloacales que llegan a la Estación Depuradora de Aguas
Residuales (Edar) de Bajo Grande son arrojados al río Suquía casi
con la misma carga de contaminación con la que entran. Así lo
establecen distintos análisis que se realizaron en la planta a los
que tuvo acceso este diario.
La
Edar se ubica en la zona de Chacra de la Merced, en el este de la
ciudad de Córdoba.
El
pasado 6 de abril, La Voz recorrió las instalaciones y pudo ver que
varios de los equipos que forman parte del proceso de depuración
estaban inactivos. Según los trabajadores, la planta trabajaba al 30 por ciento de su capacidad.
Daniel
Bardagi, director de Redes Sanitarias del municipio, aseguró en ese
momento que la planta funcionaba bien y que lo que se vio fuera de
operación es porque la demanda de tratamiento no era grande. El
funcionario informó que los líquidos llegan correctamente tratados
al río Suquía.
Ahora,
La Voz pudo acceder a los análisis que se realizan en el propio
laboratorio de la Edar, que muestran que los líquidos se arrojan
casi sin tratamiento. Las muestras más recientes son del 11 de abril
de este año (cinco días después de la visita del diario) y del 3
de abril (tres días antes).
En el
caso del 11 de abril, las muestras se tomaron a las 14.30 en la
cámara de entrada -antes de iniciar el proceso de depuración- y en
el canal que va hacia el Suquía. Por ese canal se derivan los
líquidos que son tratados y los que pasan directo cuando la planta
está superada en su capacidad de tratamiento.
Los
resultados arrojan que antes de su tratamiento había 2,4 millones de
bacterias coliformes totales cada 100 mililitros de agua, e igual
número de coliformes fecales. Pero a la salida de la Edar arrojaban
más presencia de contaminación: 21 millones de bacterias coliformes
totales cada 100 mililitros y 4,3 millones de coliformes fecales cada
100 mililitros.
Los
límites en el decreto provincial 415/99 son de cinco mil coliformes
totales cada 100 mililitros y 1.000 coliformes fecales en la misma
medida. Que haya más contaminación en el efluente que en el líquido
de ingreso podría ser por los barros acumulados en el canal y por lo
ingresado por desborde, explicaron fuentes consultadas. Aclararon que
si bien es una situación anómala, suele acontecer.
La
muestra del 3 de abril se tomó a las 8.30. Las coliformes totales y
fecales antes del tratamiento llegaban a 11 millones, mientras que en
la salida fueron 4,6 millones y 460 mil, respectivamente.
Qué
sucede
La
bióloga Adriana Abril ha estudiado durante años la contaminación en el río Suquía. Consultada sobre estos análisis, indicó que
“demuestran que el líquido cloacal no se trata”.
“Los
valores de coliformes son muy altos y prácticamente no difieren
entre la entrada y la salida, es decir, no se realiza cloración. Los
sólidos no disminuyen o lo hacen sólo mínimamente, incluso algunos
aumentan, lo que indica que ni siquiera se hacen los tratamientos de
decantación”, añadió.
Federico
Kopta, del Foro Ambiental Córdoba, recordó que en junio de 2016
solicitaron mediante un pedido de acceso a la información pública
los análisis que hoy publica La Voz, pero no se han obtenido aún
esos documentos.
“Si
uno va y ve lo que sale, no sorprende. Son coherentes con los
análisis del río”, manifestó. El biólogo sostuvo que “muestra
a las claras un desprecio con respecto a la situación que se da en
Bajo Grande”.
Pedido
de audiencia e informes sobre la planta. El bloque de concejales
Fuerza de la Gente solicitó una audiencia con el intendente Ramón
Mestre, debido a la situación que atraviesa la planta de Bajo
Grande. El legislador del Frente de Izquierda y los Trabajadores
Eduardo Salas presentó un pedido de informes sobre los controles que
hace la Provincia.
Fuente:
Bajo Grande: el tratamiento de líquidos contaminantes es casi nulo, 25/04/17, La Voz del Interior. Consultado 25/04/17.
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