Además del reclamos de los vecinos de Santa Ana y del acampe contra Monsanto, hubo otras organizaciones sociales contra la extracción de uranio en las sierras, los agroquímicos o las fumigaciones.
Uranio
en Los Gigantes, una pelea que lleva 25 años. Durante casi una
década y hasta 1990 se extrajo uranio en Los Gigantes. La planta fue
cerrada por las protestas ambientales, pero eso no significó el fin
del conflicto: quedan allí, millones de toneladas desechos
radiactivos y metales pesados que siguen contaminando ese lugar del
que surge buena parte del agua que se toma en Córdoba. La Comisión
Nacional de Enegía Atómica (Cnea) hace dos décadas que promete
remediar Los Gigantes y no cumplió. La protesta social resurgió con
fuerza el año pasado, cuando se conoció que se proyectaba trasladar
a ese lugar las 58 mil toneladas de residuos radiactivos que se
acumulan en la planta de Dioxitek en barrio Alta Córdoba.
Cuesta
Blanca y otros diques que no fueron. En 1996 Gobierno provincial de
Ramón Mestre se disponía a iniciar un gran dique de 100 hectómetros
cúbicos en Cuesta Blanca para garantizar el agua a Villa Carlos Paz
y alrededores. Fue inmediato el rechazo en las comunidades del sur de
Punilla, por el costo ambiental que suponía el proyecto y luego de
meses de conflicto, fue descartado. Luego serían rechazados por la
misma causa otros proyectos de microembalses sobre el mismo río San
Antonio. Otro conflicto similar estalló el año pasado en la zona de
Ascochinga cuando la Provincia anunció un sistema de diques sobre el
río Carapé para prevenir inundaciones.
Ituzaingó
peleó por su vida. En 2002, un grupo de mujeres alarmadas por los
casos de cáncer en este barrio de la zona sur de la ciudad de
Córdoba inició una lucha que tuvo consecuencias inéditas: por
caso, la primera condena en el país por fumigar con agrotóxicos y
sin escrúpulos. En 2012, la Cámara 1ª del Crimen condenó a un
aeroaplicador y a un productor a tres años de prisión por poner en
riesgo la salud.
Al
principio estas mujeres sólo reclamaban atención médica. Sofía
Gatica perdió a su hija y fue quien realizó el primer censo
sociosanitario para registrar a los enfermos. Luego se transformaron
en las "Madres de Ituzaingó" y lograron generar
conciencia, determinar de qué se componía el cóctel que los
enfermaba, y hacer que el Estado tome en cuenta ese problema.
Consiguieron mejoras para el barrio y por ellas se aprobó la ley que
prohíbe las fumigaciones sobre zonas urbanizadas. Hace 15 años que
mantienen su lucha.
Agroquímicos,
el conflicto que sobrevuela media provincia. Las reacciones locales
contra la fumigación con plaguicidas tal vez constituyan el
conflicto más inquietante, más extendido y más ignorado a lo largo
de la provincia y de buena parte del país: de un lado está la
preocupación por la salud y del otro, la actividad productiva que
más divisas aporta al país. Ese conflicto está liderado por la Red
de Médicos de Pueblos Fumigados, que advierte sobre los daños que -en especial- el glifosato produce sobre la salud humana. Esas
consecuencias son negadas por los laboratorios de agroquímicos y por
todas las entidades agrícolas. Pero hubo datos oficiales alarmantes
sobre la incidencia de cáncer en los departamentos de la zona núcleo
sojera.
Fuente:
Conflictos socioambientales: Otros hitos de las cruzadas locales, 23/04/17, La Voz del Interior. Consultado 24/04/17.
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