Oncativo, a 76 kilómetros de la Capital, se suma a las localidades con inmuebles que se agrietan por exceso de agua en los suelos. En el sur y en el nordeste de Córdoba ese problema lleva años y se agudiza en temporadas lluviosas.
por
Augusto Laros
El
aumento del nivel de las napas viene generando preocupación en buena
parte del territorio provincial, desde hace varios años. Al menos un
tercio de la geografía cordobesa se ve afectado por el aumento de
volumen de las aguas subterráneas que rozan, en muchos sitios, el
propio suelo.
En
las zonas rurales, genera que los campos se transformen en lagunas
porque la tierra ya no absorbe más agua. En zonas urbanas, una
secuela se ve en los hundimientos, grietas y rajaduras que aparecen
en los inmuebles ante la pérdida de suelo firme.
Numerosas
localidades del sudeste y del sur provincial llevan años con estas
dificultades. También se han registrado en pueblos y ciudades del
nordeste. Son las áreas que suelen registrar mayores lluvias y con
tierras más deprimidas en altura.
Pero
desde el año pasado, el fenómeno empezó a aparecer en localidades
del centro del mapa, donde esa situación era inexistente. Así, se
reportaron dificultades el año pasado en Colazo, Pozo del Molle y
Etruria, por ejemplo. A la lista se suma ahora Oncativo, en el
departamento Río Segundo, a 76 kilómetros de Córdoba capital.
Oncativo
En
Oncativo, la zona más afectada es el centro, aunque los
inconvenientes florecen también en varios barrios.
Según
el concejal Nicolás Filoni, el problema afecta a más de 200
viviendas y negocios de esa ciudad. En cambio, el intendente Gastón
Ré calcula que el número no llega a 50. En rigor, no existe un
relevamiento para precisar los inmuebles damnificados.
Ré
reconoció que las napas se ubican hoy a menos de dos metros, y que
la mayoría de los sótanos de la ciudad están con agua.
“Tuvimos
más de mil milímetros anuales de lluvia en los últimos tres años,
cuando la media es de 700”, apuntó el intendente, que admite un
“panorama complicado”. Según le transmitieron desde el Instituto
Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta), hasta julio las napas
seguirán subiendo. “Es un problema que viene para quedarse”,
advirtió.
Esta
semana, los vecinos más preocupados mantendrán una reunión con
autoridades municipales en busca de soluciones.
Uno
de los edificios más afectados es el teatro Victoria, un ícono de
la ciudad. Con más de 100 años, presenta hundimientos de cerca de
20 centímetros. “Además, tenemos agua en el sótano desde hace
dos meses y las escaleras están rajadas. Es un peligro estar acá”,
resume la empleada del bar del teatro.
Al
lado, un negocio de calzados también tiene su sótano inundado. El
problema se repite en casi todos los comercios de la céntrica calle
Belgrano.
Un
matrimonio tuvo que colocar más de 40 micropilotes en su casa para
recalzar la estructura, que corría riesgo de derrumbe. “Cada
pilote nos costó cerca de 10 mil pesos. Ahora tenemos que
refaccionar habitaciones dañadas”, apuntó Abelardo a La Voz .
Aunque
parezca insólito, la dueña de otro comercio que también tiene
inundado el sótano contó que lo mantiene con cloro y pastillas,
“como si fuera una pileta”. Asegura que le recomendaron no sacar
el agua.
La
propietaria de otro negocio prevé cerrarlo desde el 1° de mayo
porque teme que se venga abajo. Tiene grietas en todas sus paredes.
“Primero inhabilitamos una parte y ahora decidimos cerrarlo para
iniciar reparaciones”, dijo.
A un
vecino de calle Rivadavia la tierra le “tragó” su camioneta, que
había dejado estacionada sobre la vereda. Según Ré, en ese caso el
problema fue que se desmoronó el pozo negro. Pero por la misma causa
de fondo.
En el
Concejo Deliberante, estudian un proyecto de ordenanza presentada por
el concejal opositor Nicolás Filoni, que pretende eximir del pago de
contribuciones a los damnificados. Mientras, el intendente Ré señaló
que gestionará subsidios para aquellos que no puedan costear los
gastos de reconstrucciones.
En
Pozo del Molle, no afloja
Con
siete mil habitantes, también en el departamento Río Segundo, Pozo
del Molle padece problemas de inundaciones desde hace tres años. La
situación es tan complicada que el año pasado el intendente Carlos
Salvático llegó a decir que si no hay una solución el pueblo
podría desaparecer.
Según
Salvático, están asentados “sobre una gelatina”, porque en
buena parte ya no hay tierra sino barro, que cede y se mueve. Eso
ocasionó que el año pasado, con un cuadro más complejo al actual,
varios inmuebles se hundieran. La iglesia, el Banco de Córdoba y la
sede del Centro Comercial –por citar tres edificios emblemáticos–
se hundieron hasta 15 centímetros, por ejemplo. Numerosas viviendas
y locales comerciales han sufrido similares problemas.
En la
iglesia colocaron 96 micropilotes para evitar que se derrumbara y
ahora trabajan en su reconstrucción.
“Algunas
casas tuvieron que ser demolidas”, contó un vecino de esta
localidad situada a 206 kilómetros de la Capital.
“Las
napas, a veces, brotan del suelo”, graficó.
Fuente:
Augusto Laros, Hundimientos por napas altas, ahora en el centro provincial, 25/04/17, La Voz del Interior.
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