El documento, firmado por el Jefe de Guardaparques del Parque, tiene fecha del 22 de marzo y habilita la matanza de un puma. Habrían querido eliminarlo antes de Semana Santa, ante el aluvión de turistas.
por Manuel
Rodríguez
Se
filtró en redes sociales un documento con fecha 22 de marzo, firmado
por el Jefe de Guardaparques del Parque Nacional Iguazú, José
Gonzalo Garzón, en que puede leerse: “Visto la recurrente
presencia de un puma concolor en zona de uso público del Área
Cataratas. Que la superioridad ha autorizado la captura del animal
vivo o muerto”. El documento autoriza a los Guardaparques “la
utilización de munición letal” frente al “animal-problema”.
Este
documento da pruebas de las recientes denuncias de sectores
conservacionistas que alertaron que el Parque Nacional Iguazú se
mantendría cerrado durante dos días 7 y 8 de marzo con el objetivo
de cazar y matar a unos cinco pumas residentes, en el área cercana a
Cataratas, y que serían rastreados con perros entrenados y
cazadores. En el equipo no se contaba con ningún veterinario.
Las
denuncias
Mientras
las autoridades del Parque, entre ellas el Intendente Sergio Arias
Valdecantos, enfatizan la amenaza que constituye el puma, la realidad
es que la empresa concesionaria del parque ve una urgencia en
eliminar estos pumas antes del feriado de Semana Santa, que le da
grandes ingresos al Parque porque es pico de turismo.
Las
autoridades del Parque enfatizan en que se trata de solo un ejemplar
y “muy agresivo”, que resulta un peligro para los turistas. Sin
embargo, no hay expertos en comportamiento animal (etólogos)
participando del caso que puedan establecer científicamente si esto
es así y que puedan estudiar la situación para un mejor abordaje
(lo que implica no dañar a los animales).
Claramente,
al existir la autorización de atrapar y utilizar munición letal se
legitima este accionar totalmente irregular. ¿Quién controla que
sea un ejemplar o más de uno? Y más allá de eso, el procedimiento
es totalmente arbitrario: el puma como especie es residente natural
del área, los turistas solo visitantes temporarios. El Parque
Nacional tiene por fin proteger la fauna nativa y debería
implementar procedimientos de conservación, no de exterminio de
ejemplares de una especie amenazada.
Para
acallar la alarmante irregularidad, Valdecantos, el Intendente del
Parque, afirmó en medios que no se mataría al puma (admite en sus
declaraciones solo un ejemplar), si no que sería trasladado a un
centro de rehabilitación y recría. Pero este es un animal silvestre
sano, que no necesita rehabilitarse y se reproduce con éxito en el
Parque. ¿Por qué hacer eso? Implica gran estrés y un cambio
completo en la vida para un animal que no lo necesita. De manera que
no hay justificación suficiente ni para matarlos ni para extraerlos
de su hábitat natural y reducirlos al cautiverio, donde su calidad
de vida sería muy pobre.
El
problema: un Parque Nacional manejado como empresa
En
una anterior nota de este diario señalamos que los servicios del
Parque Nacional Iguazú están concesionados a una empresa, por lo
que la entrada de un parque nacional y parte del ingreso por venta de
servicios va a un privado, en este caso Iguazú Argentina. El Parque
Nacional se gestiona como un lugar de entretenimiento, muy lejos del
“turismo respetuoso de la naturaleza” y de la “preservación de
especies nativas en peligro”.
Consultando
en esta oportunidad nuevamente a una bióloga, nos señala que “es
absurdo llamar ‘animal-problema’ a uno o varios pumas que están
en su propio hábitat. Es su territorio, nacieron allí. Y resulta
paradójico llamar “agresivo” a un animal que no ha atacado a
nadie, que se lo ha visto contadas veces y que es extremadamente
extraño que ataque a humanos. Ante la presencia humana, tienden a
huir. El Parque no ha consultado con etólogos”.
Además,
explica que “los únicos casos de ataques de grandes felinos a
humanos se han dado a causa de negligencia en su manejo, ya sea en
cautiverio o por acostumbrarlos a la presencia humana alimentándolos,
etc. En suma, manipulándolos sin los recaudos necesarios dado que
son una especie silvestre. Pero este no es el caso de estos pumas.
Matar a uno o más de estos animales implica una total falta de ética
y manejo científico por parte de las autoridades del Parque. Dejan
en evidencia que desconocen el tema y no les importa consultar con
profesionales idóneos. De hecho, Parque Nacional Iguazú ni siquiera
cuenta con un Plan de Manejo de Fauna. Esto es patente para cualquier
visitante. Hay animales silvestres en las áreas comerciales sin
ninguna medida, como el control de los deshechos y restos de comida
que los atraen. Y bajo una lógica empresarial se sigue permitiendo
el uso comercial de zonas que deberían preservarse. Un claro ejemplo
es el Hotel Sheraton emplazado en medio de Cataratas, bajo ningún
respecto debería estar ahí”.
Pero
además, sobre la afirmación de las autoridades del Parque de
trasladar a un puma a un centro de rehabilitación y cría explica:
“Un animal silvestre no puede ser arbitrariamente sacado de su
medio y puesto en cautiverio. Menos que un Parque Nacional haga esto.
¿Qué imagen están dando? Y, además, quienes tenemos conocimiento
de cómo se manejan estos centros, sabemos que salvo muy pocos, están
muy mal manejados. No respetan recomendaciones básicas de bienestar
animal, y prefieren confinar al animal a un lugar reducido con una
calidad de vida pobre. Incluso, por negligencia y falta de controles
básicos, los animales sufren heridas o mueren por causa evitables.
Son como los zoológicos, pero mucho peores, porque al no estar
abiertos al público, casi nadie puede ver y enterarse el modo en que
los tienen o qué hacen con ellos”.
La
misma bióloga en una edición anterior nos explicó que, en lugar de
matar a los pumas, deberían cerrase al público las zonas de
potenciales encuentros e ir modificándose los factores que influyen
en que los animales cambien sus rutas y entren involuntariamente en
contacto con humanos. Por ejemplo, los coatíes y otros animales que
son presas de los pumas han desplazado sus rutas de alimentación
hacia las zonas más comerciales donde los visitantes les dan de
comer o pueden buscar restos de comida en la basura. Además, explicó
que la solución propuesta de matarlos es ineficaz y no tiene ningún
respaldo ecológico, biológico o veterinario: mientras se mantengan
las condiciones de manejo inadecuado de fauna y de turistas, nuevos
individuos ocuparán el nicho ecológico dejado por los que sean
asesinados. No se trata de cuestiones individuales, sino
estructurales, que deben ser revisadas.
Sobre
la iniciativa de ultimar a los animales antes del feriado de Semana
Santa la bióloga señala: “En todo caso, los visitantes deben
estar más contenidos. Por ejemplo, circular en grupos con guías, no
de manera independiente por cualquier sendero o por áreas que no
deberían pasar, como comúnmente sucede. Esto altera a los animales
y genera un impacto en su hábitat. El ingreso irrestricto y
descontrolado de visitantes es el verdadero problema, junto con el
objetivo comercial de la empresa que prima sobre la conservación. Es
descabellado considerar que pumas en su medio, en un área protegida
sean un problema. El Parque Nacional no es una plaza o un parque de
diversiones, es el hábitat de especies en peligro, animales que solo
tienen este espacio para vivir”.
En
suma, el parque no es una empresa y no debería manejarse con esa
lógica. No tiene ningún sentido matar a los pumas residentes
nacidos allí y que actualmente en muy escasas áreas pueden vivir en
libertad. El placer momentáneo de quienes visitan la zona por unas
horas ni el lucro de la empresa es justificación suficiente para
matarlos ni para extraerlos de su hábitat natural y reducirlos al
cautiverio.
Fuente:
Manuel Rodríguez, Pumas del Parque Nacional Iguazú: se filtró el documento que ordena matarlos, 17/04/17, La Izquierda Diario. Consultado 19/04/17.
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