Este
artículo forma parte de la cobertura especial de Inter Press Service (IPS) por el Día
Mundial de Lucha contra la Desertificación, el 17 de junio.
por
Busani Bafana
BULAWAYO,
15 jun 2017 (IPS) - La agricultora urbana Margaret Gauti Mpofu está
dispuesta a hacer cualquier cosa por proteger la productividad de su
tierra en esta ciudad del norte de Zimbabwe. Un suelo saludable
garantiza una buena cosecha y suficientes alimentos e ingresos para
mantener a su familia.
Todas
las mañanas, esta mujer de 54 años camina unos 20 kilómetros hacia
su terreno de 5.000 metros cuadrados en Hyde Park, al oeste de
Bulawayo, con un balde de 20 litros de estiércol de vaca. Mpofu toma
un poco del abono y lo esparce al lado de las cebollas y de las
verduras de hoja que crecen en filas todo a lo largo del terreno,
irrigado con aguas residuales tratadas.
“No
debería estar haciendo esto”, reconoce en diálogo con IPS,
señalando los surcos dejados por el agua del riego que corre por la
pendiente.
“El
suelo pierde fertilidad cada vez que regamos porque corre rápido,
llevándose la valiosa capa vegetal superficial. Tengo que agregarle
abono constantemente para mejorar la fertilidad; eso mejora mi
producción”, explicó.
El
trabajo de alimentar la tierra que hace Mpofu es mínimo para luchar
contra el gran problema de la degradación de tierras. Pero si todos
los agricultores lo replican a gran escala, puede ayudar a recuperar
la productividad de las tierras cultivables, que en la actualidad
están en peligro por la desertificación y la degradación.
La
desertificación obedece al avance de las dunas de arena en tierras
cultivables, pero también a las prácticas agrícolas no
sostenibles, como los métodos de tala y quema para limpiar la
tierra, la incorrecta irrigación, la erosión del agua, el
sobrepastoreo, que elimina el pasto y erosiona la capa vegetal
superficial, además del cambio climático.
El
fenómeno avanza dejando a muchas personas con hambre por la
degradación de tierras cultivables, una fuente clave de ingresos y
de alimentos en la mayor parte de África.
Más
de 2.600 millones de personas viven de la agricultura. La degradación
afecta a más de la mitad de las tierras cultivables del mundo,
alertó la Convención de las Naciones Unidas para la Lucha contra la
Desertificación (UNCCD).
Además,
señala que se pierden 12 millones de hectáreas de tierras
cultivables al año, en las que se podrían cultivar 20 toneladas de
granos, por la sequía y la desertificación, mientras 1.500 millones
de personas sufren las consecuencias en más de 100 países. Frenar
este fenómeno es uno de los problemas globales más acuciantes.
La
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura (FAO) estima que África perderá las dos terceras partes
de las tierras cultivables si no se frena el avance de la
desertificación.
Hogares
abandonados por la desertificación
La
desertificación tiene graves consecuencias económicas y para el
desarrollo, y especialmente en África.
El
costo económico del fenómeno se estima en 490.000 millones de
dólares al año, pero la gestión sostenible del suelo puede ayudar
a generar hasta 1,4 billones (millón de millones) de dólares de
beneficios económicos, indicó la UNCCD, que este sábado 17 se
conmemora el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación con el
lema: “Nuestra tierra. Nuestro hogar. Nuestro futuro”.
El
objetivo es realzar la relación entre la degradación de tierras y
las migraciones y en cómo las comunidades locales pueden construir
resiliencia para hacer frente a varios desafíos en materia de
desarrollo a través de prácticas sostenibles de gestión.
El
número de migrantes en todo el mundo pasó de 222 millones, en 2010,
a 244 millones, en 2015, según la ONU.
La
UNCCD señala que esa situación es el resultado de la degradación
ambiental, de la inestabilidad política, de la inseguridad
alimentaria y de la pobreza.
“La
migración es un tema prioritario en la agenda política global, pues
las comunidades rurales se sienten abandonadas y otras huyen de sus
tierras”, indicó Monique Barbut, secretaria ejecutiva de la UNCCD,
en un comunicado previo al Día Mundial de la Lucha contra la
Desertificación.
“El
problema (de la migración) revela un creciente sentido de
desesperación por la falta de opciones o de medios para ganarse la
vida. Y sin embargo, las tierras productivas son una eterna
herramienta para crear riqueza”, destacó.
“Este
año, embarquémonos en una campaña para reinvertir en tierras
rurales y desencadenar su enorme potencial para la creación de
empleo, desde Burkina Faso, Chile y China hasta Italia, México,
Ucrania y Santa Lucía”, añadió.
Más
de 100, de los 169 países afectados por la desertificación o la
sequía, fijan objetivos nacionales para frenar la descontrolada
degradación del suelo para 2030.
“Invertir
en la tierra creará empleos locales y ofrecerá a los hogares y a
las comunidades una forma de pelear una oportunidad para vivir, lo
que a su vez, fortalecerá la seguridad nacional y nuestras
perspectivas de lograr la sostenibilidad”, añadió Barbut.
Pérdida
de tierras, pérdida de medios de vida
La
llamada Cumbre de Tierra, realizada en Río de Janeiro en 1992,
señaló a la desertificación, al cambio climático y a la pérdida
de biodiversidad como los grandes desafíos en materia de desarrollo
sostenible.
La
UNCCD se creó para impulsar los esfuerzos de mantener y restablecer
la productividad del suelo, al tiempo que mitigar los efectos de la
sequía en las áreas semiáridas y subhúmedas secas, donde 2.000
millones de personas dependen de esos ecosistemas.
En
mayo de este año, un encuentro de alto nivel en la sede de la ONU,
organizado por la misión permanente de Qatar, Islandia y Namibia,
junto con la oficina del presidente de la Asamblea General, subrayó
a degradación neutra de la tierra como catalizador de los 17
Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
El 15
ODS subraya la protección, recuperación y promoción del uso
sostenible de los ecosistemas terrestres, la gestión sostenibles de
los bosques, el combate a la desertificación, así como frenar y
revertir la degradación del suelo y poner fin a la pérdida de
biodiversidad.
“Más
de la mitad de las tierras cultivables sufren la degradación del
suelo; y el deterioro de las tierras secas llevó a la
desertificación de 3.600 millones de hectáreas”, subrayó el
embajador Peter Thomson, presidente de la Asamblea General,
puntualizando la sequía y el hambre que afecta a millones de
personas en África.
En
2016, muchos países de África austral declararon el desastre por la
sequía. Y la Comunidad de Desarrollo de África Austral lanzó un
llamado de ayuda humanitaria y alimentaria de 2.400 millones de
dólares para las 40 millones de personas perjudicadas por la peor
sequía en más de 30 años.
Los
pronósticos de incremento de la demanda en 50 por ciento para 2030
anticipan una mayor demanda de tierras, lo que generará mayor
deforestación y degradación ambiental si las medidas globales no
apuntan a restablecer la productividad de las tierras degradadas.
La
UNCCD promueve la degradación neutral del suelo para 2030.
Y de
hecho, una de las metas del ODS 15 apunta a “luchar contra la
desertificación, rehabilitar las tierras y los suelos degradados,
incluidas las tierras afectadas por la desertificación, la sequía y
las inundaciones, y procurar lograr un mundo con una degradación
neutra del suelo”.
Además,
permitirá empoderar a las mujeres y a las niñas, quienes soportan
este problema y contribuyen a poner fin a la pobreza y garantizar la
seguridad alimentaria, destacó el Grupo de Amigos para la
Degradación de Tierras, la Desertificación y la Sequía, presidido
por el embajador de Islandia, Einar Gunnarsson, y el embajador de
Namibia, Neville Gertze.
La
tierra es finita, pero su recuperación, no lo eso
No se
pueden crear nuevas tierras, pero la buena noticia es que se pueden
recuperar las degradadas. Burkina Faso, sede de la conmemoración
oficial del Día Mundial de Lucha contra la Desertificación, mostró
el camino.
Ese
país de África occidental, uno de los primeros signatarios de la
UNCCD, recupera las tierras degradadas desde la década de los años
80, aprovechando las técnicas tradicionales y adoptando otras nuevas
que funcionan, como la regeneración natural gestionada por
agricultores.
“Somos
la sede de la conmemoración del 17 de junio porque queremos
mostrarle al mundo de que lo logramos y que es posible para inspirar
a otros a la acción”, reza un comunicado de Batio Bassiere,
ministro de Ambiente, Economía Verde y Cambio Climático de Burkina
Faso.
Traducido
por Verónica Firme
Fuente:
Busani Bafana, La desertificación engulle 23 hectáreas por minuto, 15/06/17, Inter Press Service.
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