jueves, 16 de noviembre de 2017

Un combo que puede condenar a los glaciares

Un cambio en la ley de glaciares será un duro golpe para este recurso, que ya sufre las consecuencias del cambio climático.

por Lucas Viano

Mientras el Gobierno nacional muestra al mundo su plan para frenar el calentamiento global en la Cumbre del Cambio Climático de la ONU en Bonn (COP23), trascendió la idea de que la gestión de Macri quiere reformular la ley de glaciares.

Este mensaje confuso les puso los pelos de punta a las organizaciones ambientalistas que celebran (no sin críticas) las medidas que está tomando el Gobierno nacional para luchar contra el cambio climático.

Fue una política ausente durante las gestiones kirchneristas, pero Macri la menciona en cada intervención pública. También será uno de sus principales ejes de gestión como presidente del G20.

La pretendida modificación a la ley de glaciares tomó a algunos por sorpresa. Pero Macri siempre tuvo un mensaje prominería. Al final de cuentas, los megaemprendimientos mineros de empresas transnacionales son los proyectos más perjudicados por esta norma.

Según las ONG, existen 44 proyectos mineros que estarían sobre cuerpos de hielo protegidos por la ley.

La información que publicó ayer el diario La Nación es que esperan tener una nueva ley para enviar al Congreso en febrero. La iniciativa surgió luego de una reunión con empresarios y gremios mineros.

Desde el sector se menciona que hay unos 18.000 millones de dólares en inversiones potenciales frenados por la ley.

La norma prohíbe las actividades humanas que afecten los glaciares y el ambiente periglaciar. Este último es lo que genera ruido en el sector minero. El ambiente periglaciar son los suelos congelados que actúan como regulador de los glaciares.

Si se avanza con este proyecto, será un duro golpe para este recurso natural que ya está siendo afectado por el cambio climático.

Argentina tiene unos 14.500 glaciares y en promedio han perdido hasta un 20 por ciento de su masa de hielo en las última décadas.

El futuro no es alentador. Se espera que en la cordillera la cota de la isoterma de 0 grados (define a partir de dónde puede haber glaciares y hielos permanentes) subirá 260 metros en el futuro cercano y 513 metros hacia fines de este siglo, si sigue la tendencia actual de calentamiento.

Para muchos, los glaciares son sinónimo de paisaje y turismo en el Calafate, pero son mucho más. Sin glaciares, varias poblaciones ubicadas en sectores áridos y semiáridos de la cordillera y de la Patagonia se quedarán sin agua. Los oasis frutales y vitivinícolas de Cuyo y el norte patagónico dependen del agua de deshielo.

Su influencia llega hasta Córdoba. El río Salí-Dulce, principal tributario de la laguna Mar Chiquita, se alimenta de los glaciares de la Sierra de Aconquija. Las cuencas subterráneas del oeste provincial también reciben aguas de glaciares.

El plan nacional para frenar el cambio climático puede ser brillante, pero de nada va a servir si se decide fomentar el avance sobre recursos naturales vulnerables al calentamiento del planeta, como los bosques y los glaciares.
Fuente:
Lucas Viano, Un combo que puede condenar a los glaciares, 16/11/17, La Voz del Interior. Consultado 16/11/17.

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