sábado, 23 de diciembre de 2017

“A un mes de la muerte de mi hijo, Porta Hnos. nunca me llamó”

Pablo Miranda tenía 26 años, tres hijas y vivía en Río Tercero. El 15 de noviembre pasado murió tras explotar un tanque de bioetanol que la empresa cordobesa acababa de inaugurar en Santiago del Estero.

por Consuelo Cabral

Hacía pocos días que la empresa cordobesa Porta Hermanos acababa de inaugurar una de sus premiadas plantas fermentadoras de maíz -distinguidas con medalla de oro en la última edición de Expoagro- en Weisburd, al noreste de Santiago del Estero. Pablo Miranda, de 26 años, y otros tres jóvenes, habían trabajado en su montaje y ya se preparaban para volver a Córdoba, cuando el encargado de la obra, Diego Bossio, les pidió que subieran a uno de los tanques, lleno de bioetanol, para soldar la tapa. Los chicos primero dijeron que no, que era peligroso, pero tras ser amenazados con no recibir el dinero de todo el trabajo, regresaron y subieron. El desenlace fue fatal. Una chispa de la soldadora bastó para despertar los gases y hacer explotar el tanque. Pablo murió y los otros tres operarios resultaron con graves quemaduras y fracturas. Todos vivían en la provincia de Córdoba. Héctor Villegas (19) en San Agustín, Andrés Oviedo (38), en Córdoba Capital, y Jeremías Ferreyra (30) en Río Tercero, al igual que Pablo y que la empresa Reyna, para la cual trabajaban y que fue contratada por Porta Hnos.

A poco más de un mes del fallecimiento de su hijo, Juan Carlos Miranda denuncia que Porta Hnos. es responsable por la muerte de Pablo y que nunca se comunicaron con la familia. “No recibimos ni un llamado telefónico para decirnos ‘Juan nos equivocamos, lamento la pérdida de su hijo’. No, nada. Estamos solos, estamos luchando. Yo quiero que esto se conozca porque ni siquiera los medios lo llevaron. Intentan tapar todo. Sí, en cambio, Porta mandó a sus empleados a apretar a los otros chicos heridos para que no hablen. Eso lo comprobé yo mismo cuando apenas ocurrida la tragedia, fui a ver el cuerpo de Pablo y después me fui a verlos al hospital y no querían decirme nada, lo cual me lastimó mucho. Luego le pregunté al portero de la clínica si había ido alguien más y me dijo que media hora antes habían estado dos supervisores de Porta. Hasta el día de hoy ni desde la fiscalía de Santiago Del Estero, ni ninguna autoridad nos dice qué pasó. Es una mafia, donde todo se compra y todo se paga. Por eso estoy seguro que Porta va a hacer todo para tapar este evento. Va a desmantelar el tanque y a poner uno nuevo, sin la investigación que corresponde”.

Para poder soldar, los estanques tendrían que haber estado vacíos y llenos de agua, para evitar el almacenamiento de gases. Tampoco había un experto en seguridad, ni bomberos o paramédicos”.

Juan Carlos tiene 63 años y es técnico e inspector en soldaduras especiales. Trabajó en distintos países supervisando obras en empresas como YPF, para la que actualmente se encuentra trabajando “paradójicamente en la construcción de tanques”. Dice estar seguro que lo que pasó con Pablo fue una negligencia porque sabe bien cómo son los protocolos de seguridad que existen en una obra. “Tratar de que cuatro chicos reparen un tanque lleno de bioetanol es lo mismo que mandarlos a arreglar una jaula de leones, con los leones adentro. Una falta de profesionalismo y humanidad total. Hay un protocolo que se debe seguir, hay una norma de seguridad que está escrita y es la 14000, que es la norma de seguridad e higiene. Para poder soldar, los estanques tendrían que haber estado vacíos y llenos de agua, para evitar el almacenamiento de gases. Tampoco había un experto en seguridad, ni bomberos o paramédicos. Bossio obligó a los chicos a subir e hicieron soldar a uno que no tenía experiencia, ese chico perforó el estanque, cayó la gota, se fue prendiendo el alcohol que está en los gases, el estanque se debe haber movido, y cuando la gota tocó el suelo, explotó”.

La autopsia del cuerpo de Pablo se hizo el jueves 16 de noviembre a las dos de la tarde y aún la familia desconoce si el joven murió por la explosión o por la caída desde 20 metros. “Lo único que sé es que yo cuando lo vi a mi hijo en la morgue, estaba en un tinglado, porque ni siquiera estaba en frío o en un mesón, estaba tirado en el suelo. Deshecho totalmente, destrozado, quebrada las piernas, quebrado los brazos, la cara totalmente destrozada, realmente un espectáculo terrorífico cómo quedó Pablo en ese momento. Era un chico tan bonito, tenía tres nenas, una pareja que era una muchachita muy buena persona”.

Dos luchas, una causa
Hace un año atrás Juan Carlos también perdió a su hijo más grande, a causa de un tumor cerebral. Sin nada más que perder, dice que va a luchar para pedir justicia por Pablo. Ocurrida la explosión en Santiago del Estero, se puso en contacto con vecinos de barrio San Antonio e Inaudi, en la ciudad de Córdoba, que desde hace más de cinco años llevan adelante una lucha por la erradicación de la planta de Porta, única en su tipo radicada en una zona urbana. Junto a ellos, participó del reclamo que llevaron frente a Tribunales Federales para exigirle al juez Miguel Hugo Vaca Narvaja que se pronuncie respecto al amparo por contaminación que presentaron.

Investigaciones realizadas por la Red Universitaria de Ambiente y Salud (Reduas) en la zona, arrojaron datos que comprueban las consecuencias de las emanaciones producidas por la planta en la salud de niños, jóvenes, adultos y adultos mayores. Un ejemplo, es que el 28% de los bebés nacidos allí padece malformaciones congénitas, siendo dicha tasa ampliamente superior a la del resto de las localidades en la provincia. Entre 2016 y 2017, tres bebés fallecieron producto de dichas malformaciones. Desde Porta Hnos. nunca se comunicaron con las familias.

Premiados bajo denuncia
A contramano de los reclamos ambientales realizados por los habitantes, Porta Hermanos sigue sumando reconocimientos por parte del Estado nacional, provincial y municipal. En la última edición de la Cumbre de Economía Verde, realizada en Córdoba, figuró como sponsor, y en Expoagro 2017 obtuvo la medalla de oro por su minidestilería de bioetanol y burlanda. En aquel momento, José Porta, presidente de la firma, explicó que el desarrollo se buscó para maximizar la eficiencia productiva del etanol, eliminando el factor de los costosos fletes y simplificando la logística. El desafío era tecnológico, buscaban crear una estructura industrial capaz de funcionar en cualquier campo y ser operada en forma remota. “Puede ser operada por una sola persona”, dijo en ese momento. En un tanque de una de estas Minidest perdió la vida Pablo Miranda.

Fuente:
Consuelo Cabral, “A un mes de la muerte de mi hijo, Porta Hnos. nunca me llamó”, 19/12/17, La Nueva Mañana.

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