viernes, 9 de mayo de 2014

"Con cinco botellas de leche llenas de uranio altamente enriquecido puedes destruir Madrid"

Entrevista a Francesco Calogero, físico matemático. Este investigador italiano recogió en 1995 el premio Nobel de la Paz como líder de Pugwash, un grupo de expertos que lucha en la sombra por la eliminación de las más de 20.000 cabezas nucleares que existen en el mundo.

por Manuel Ansede

En octubre de 1962, cuando el líder soviético Nikita Jrushchov alardeaba de que los misiles nucleares salían de sus fábricas “como salchichas de una máquina de hacer embutidos”, la humanidad entera estuvo a punto de desaparecer. Estados Unidos acababa de descubrir bases de misiles nucleares soviéticos en Cuba capaces de destruir Nueva York o Washington en cuestión de minutos. Y la Unión Soviética sabía que Estados Unidos había desplegado misiles atómicos en Turquía apuntando a Moscú. Los presidentes Jrushchov y John F. Kennedy tuvieron sus respectivos dedos sobre el botón rojo que habría desencadenado una letal guerra mundial atómica.

Aquel octubre, el investigador italiano Francesco Calogero (Roma, 1935) estaba en Washington de vacaciones. Ha pasado más de medio siglo desde entonces, pero Calogero, sentado en la cafetería de la Residencia de Estudiantes en Madrid, con tres bolígrafos asomando por el bolsillo de su polo, recuerda que fue entonces cuando decidió volcar sus energías en lograr el desarme nuclear. En 1995, recogió el premio Nobel de la Paz como secretario general de la Conferencia Pugwash, un silencioso movimiento antinuclear que unió a científicos y políticos a ambos lados del Telón de Acero para evitar la guerra atómica. Calogero, profesor emérito de física matemática en la Universidad La Sapienza de Roma, denuncia ahora la existencia de más de 20.000 cabezas nucleares en el mundo, algunas de ellas listas para ser lanzadas en minutos. Y también teme que un grupo terrorista logre hacer una especie de bomba nuclear casera, capaz de destruir una ciudad de millones de habitantes de un plumazo.

A sus casi 80 años, Calogero trabaja ahora como miembro de Pugwash para “evitar el colapso del Tratado de No Proliferación Nuclear”, un acuerdo internacional que sólo permite la posesión de armas atómicas a Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia y China. El físico italiano ha visitado Madrid, invitado por el Instituto de Ciencias Matemáticas, para dar una charla sobre el tortuoso camino hacia un mundo libre de armas nucleares.

Usted ha dicho que un ataque nuclear por parte de terroristas no sólo es posible, sino que es probable.

Sí, pero posiblemente escribí eso hace unos años. Creo que ahora es menos probable. La manera más sencilla para que un terrorista consiga desencadenar una explosión nuclear es conseguir uranio altamente enriquecido. Un dispositivo explosivo nuclear no es lo mismo que una bomba nuclear, en el sentido de que no tiene por qué ser transportable y puede ser construido en el lugar en el que va a ser detonado, en un apartamento o en un garaje de una ciudad. Sería probablemente una explosión similar a la de la bomba de Hiroshima. Y no tiene por qué ser un proceso de construcción seguro, porque pueden asumir riesgos. La barrera real es la dificultad de conseguir suficiente cantidad de uranio altamente enriquecido. Unos 100 kilogramos es suficiente. Y esto supone un escaso volumen, unos cinco litros. Es como cinco botellas de leche llenas de uranio altamente enriquecido.

¿Con eso basta para destruir una ciudad como Nueva York o Madrid?

Sí, con eso puedes destruir una ciudad. Nueva York, Madrid… Los objetivos más probables serían Nueva York o Moscú. Pero obviamente el uranio altamente enriquecido no está disponible, no está a la venta. Y es muy difícil de producir. Sólo unos pocos países son capaces de producirlo. Sin embargo, durante la Guerra Fría se produjo una cantidad muy grande de uranio altamente enriquecido. Todavía quedan grandes cantidades almacenadas en Rusia y Estados Unidos y en algunos otros países. Esta situación fue muy peligrosa tras la caída de la Unión Soviética, porque la seguridad de este material estaba en riesgo. Luego ha habido colaboración entre la Unión Soviética y Estados Unidos para mejorar la seguridad de este material. El riesgo ha bajado, pero el peligro todavía existe. Hay más de un millón de kilogramos de uranio altamente enriquecido y bastan 100 kilogramos para fabricar un dispositivo nuclear.

¿Dónde está ese millón de kilogramos?

Hay unos 600.000 kilogramos en Rusia y el resto sobre todo en Estados Unidos. Ha habido un acuerdo entre Rusia y compañías privadas de Estados Unidos, que se remonta a 1993, que consistió en que el uranio altamente enriquecido de Rusia fuera diluido a uranio de bajo enriquecimiento, el típico combustible para los reactores nucleares. Se diluía en Rusia y se vendía a centrales atómicas de Estados Unidos. Este acuerdo, durante 20 años y por motivos comerciales, eliminó 500.000 kilogramos de uranio altamente enriquecido y ha producido unos beneficios para Rusia de casi 10.000 millones de dólares. Y ha alimentado casi el 50 % de la producción estadounidense de electricidad de origen nuclear en los últimos 20 años. Desafortunadamente, este acuerdo se acabó y no se ha prorrogado. Las relaciones entre Estados Unidos y Rusia ahora son complicadas.

En la teoría, todo el uranio altamente enriquecido está bien custodiado. ¿Es así en la práctica?

En principio, debería estar muy bien protegido, pero una cosa es la teoría y otra es la práctica. Todavía hay riesgos. Hace un año, en Estados Unidos hubo tres personas que entraron en una instalación en la que se almacena la mayor cantidad de uranio altamente enriquecido [tres activistas pacifistas que penetraron en el complejo Y-12 en Tennessee]. Entraron para demostrar que se podía entrar. Una de esas personas era una monja de 82 años, no eran kamikazes ni nada eso. Esto demostró que este complejo debería estar mucho más protegido. Por supuesto, el mayor riesgo es el personal que trabaja en estas instalaciones, y también hay preocupación por el material que se almacena en Pakistán. Por otro lado, la Administración Obama se ha tomado este riesgo muy en serio. Ha habido varias cumbres de jefes de Estado, centradas en asegurar la protección de los materiales fisibles, en primer lugar el uranio altamente enriquecido. La próxima cumbre será en Washington en 2016. Con Obama, muchos de los miembros de la Conferencia Pugwash están en el gobierno. Ha habido un gran cambio respecto a los tiempos de Bush.

¿Cree que el premio Nobel de la Paz para Obama fue una buena idea?

No. Estoy muy a favor de Obama, creo que ha sido un buen cambio para Estados Unidos, pero darle el premio Nobel parece más bien una tontería. Creo que el Nobel se debería otorgar a individuos, aunque yo estoy contento de que se lo dieran a la Conferencia Pugwash. Y tienen que ser individuos que hayan hecho algo excepcional y muy valiente. A lo mejor Obama ha hecho cosas muy importantes, pero es su trabajo, para eso es el presidente.

¿Quién lo merece?

Por ejemplo, hay una persona que fue nominada por la Conferencia Pugwash. Es Hussain al-Shahristani. Es un ingeniero nuclear. Era el jefe científico en la Comisión de la Energía Atómica de Irak en época de Sadam Husein. Sadam decidió fabricar armas nucleares clandestinamente, pero Hussain al-Shahristani se negó a hacerlo. Fue arrestado, torturado durante días y encarcelado durante nueve años en una celda de aislamiento, sin ni siquiera tener un papel para escribir. Tras la caída de Sadam, volvió a Irak y ahora es viceprimer ministro. Por esto creo que es improbable que a estas alturas le den el premio Nobel. Pero es una persona que ha demostrado una valentía enorme. Arriesgó su vida por sus principios.

Si soy un terrorista, quiero destruir Madrid y tengo cinco briks de leche llenos de uranio altamente enriquecido, ¿qué más necesito?

Necesitas muy poco y, básicamente, lo que necesitas saber se puede encontrar en internet.

¿Basta con poner en Google “cómo fabricar una bomba nuclear en tu casa”?

Sí, la gran barrera es conseguir el uranio altamente enriquecido.

No es muy conocida la existencia de un arsenal de armas nucleares estadounidenses en Europa.

Durante la Guerra Fría había muchas armas nucleares en Europa, más de 7.000, de 23 tipos diferentes: misiles de largo alcance, de bajo alcance, bombas en aviones, incluso armas de un alcance extremadamente corto que podía llevar una sola persona. Parecía una broma pesada: su alcance era más corto que su radio de destrucción. La idea es que la Unión Soviética tenía un mayor poderío militar convencional, con 40.000 carros de combate, y estas bombas nucleares disuadían de invadir Europa. La situación se ha dado la vuelta. Ahora es la Unión Soviética la que cree que la OTAN es mucho más poderosa y se apoya en las bombas nucleares. Las armas nucleares en el lado de la OTAN se han eliminado casi del todo, quedan unas 200 bombas estadounidenses en aviones en cinco países: Bélgica, Alemania, Italia, Países Bajos y Turquía. Algunos de estos países han manifestado que quieren eliminar estas armas, pero otros países dentro de la OTAN quieren mantenerlas. Yo creo que deberían ser retiradas, porque sólo son simbólicas. Algunos documentos semioficiales dicen que activarlas requeriría meses. Es ridículo, porque podría venir un avión con bombas de Estados Unidos en unas pocas horas.

Usted denuncia que también existen bombas nucleares listas para ser lanzadas en cuestión de minutos.

Sí, en Estados Unidos y en Rusia. Es una cosa que a mí me resulta difícil de comprender. Pero todavía tienen misiles intercontinentales en alerta. Los presidentes de Estados Unidos y Rusia siempre tienen un oficial a su lado todo el tiempo, porque en teoría pueden decidir en cuestión de minutos destruir el otro país, el suyo y el mundo entero. Es una situación muy seria. Mucha gente en puestos de poder en el pasado, como el ministro de Defensa de Estados Unidos, han dicho que hemos evitado la catástrofe por suerte.

¿Cuál es la potencia de esas bombas nucleares listas para ser lanzadas en minutos por Obama y Putin?

La mayor bomba nuclear que jamás ha explotado fue a finales de la década de 1950, en los tiempos de Jrushchov, en la Unión Soviética. Explotó en la atmósfera. Fueron 56 megatones, algo así como 2.000 veces más que la bomba de Hiroshima. Un megatón es un millón de toneladas de explosivos convencionales. 1.000 millones de kilos. Sólo se fabricó una bomba de estas. Las armas que ahora están en los arsenales pueden incluso ajustar su poder explosivo, pero las típicas armas nucleares estratégicas tienen cientos de kilotones. La de Hiroshima tenía 15 kilotones. Son como 20 veces más potentes. También hay algunas de megatones, listas para ser utilizadas.

¿Todavía cree en un mundo sin armas nucleares?

En 2007 hubo un cambio drástico, en mi opinión. Hubo un artículo en The Wall Street Journal, sobre la necesidad de eliminar las armas nucleares. Lo importante eran los autores: George Shultz, que era el secretario de Estado de Estados Unidos con Reagan, encargado de las relaciones internacionales; Henry Kissinger, que tenía el mismo puesto con Nixon; William Perry, que fue ministro de Defensa con Clinton; y Sam Nunn, que fue mucho tiempo presidente del Comité del Senado que vigila los asuntos militares. Eran cuatro personas del más alto nivel y, desde luego, no eran activistas pacifistas. Esto indicaba un cambio drástico. La eliminación de las armas nucleares pasaba de la utopía a la política real. Tras este artículo florecieron posiciones similares en muchos otros países. La culminación fue cuando en 2009 Obama hizo un discurso en Praga en el que se comprometió a trabajar para la eliminación de las armas nucleares. Hubo importantes iniciativas, como acuerdos con Rusia para retomar las negociaciones para reducir sus arsenales nucleares.

Pero hay más de 20.000 armas nucleares en el mundo. Estados Unidos y Rusia pueden destruir miles de cabezas nucleares pero seguirán quedando miles.

Sí, el acuerdo es para dejar 1.500 armas nucleares estratégicas en cada lado. Pero por algún lado hay que empezar. Desafortunadamente, este ambiente de acuerdos se ha bloqueado, porque Obama se enfrenta a una fuerte oposición. No tiene mayoría en la Cámara de Representantes de Estados Unidos y en el Senado tiene una mayoría muy débil, no puede aprobar ningún tratado internacional. En Rusia sienten que necesitan armas nucleares porque se sienten inferiores en armamento convencional. Putin tiene un papel más duro tras los últimos episodios, por ejemplo en Georgia y Ucrania. En los últimos años se han parado los progresos hacia un mundo sin armas nucleares. Hay un riesgo de colapso del régimen de no proliferación de armas nucleares. Yo espero que estos problemas se superen. Yo viví la Guerra Fría. Estados Unidos y la Unión Soviética no tenían nada en común, sus ideologías eran completamente opuestas. Ahora no hay diferencias ideológicas, sus líderes son ambos anticomunistas, partidarios de la libre empresa. Y tienen un enemigo común: el terrorismo, sobre todo el terrorismo islamista. Y también tienen mucho interés en prevenir la proliferación de armas nucleares en otros países. Por eso intentarán mantener el régimen de no proliferación. Tienen interés en evitar que Corea del Norte e Irán se hagan con la bomba nuclear. Tienen interés comunes, enemigos comunes. Debería ser natural la colaboración entre Rusia y Estados Unidos.

Parece muy optimista pensar en un mundo sin armas nucleares cuando también la tienen países como Pakistán, India, Israel y Corea del Norte.

Sí, pero el principal paso hacia un mundo sin armas nucleares tiene que venir de Estados Unidos y Rusia, porque tienen más del 90 % de las armas. Las armas nucleares de países como Reino Unido y Francia son completamente inútiles, son simbólicas. A veces digo, y los franceses se ofenden, que para los problemas reales de la diplomacia francesa, como la política agraria común dentro de la UE, si amenazaran con utilizar armas nucleares los demás países se reirían. “Y nosotros jugamos mejor al fútbol”, dirían. Pero, en cierta manera, todas estas armas nucleares se han convertido en completamente inútiles. No debemos olvidar que no se han vuelto a usar desde 1945. Y no se han empleado ni siquiera cuando Estados Unidos perdió la guerra en Vietnam, ni cuando la Unión Soviética perdió la guerra en Afganistán. Hasta cierto punto, se han vuelto inutilizables. Desde un punto de vista político, podríamos decir que ya vivimos en un mundo sin armas nucleares, porque no desempeñan ningún papel real en política. Así que sí, desde ciertos puntos de vista un mundo sin armas nucleares puede ser utópico, pero desde otros no lo es. También es notable que muchos países que podrían haber fabricado armas nucleares no lo hayan hecho. Toda Latinoamérica está libre de armas nucleares. Esto indica que no creen que las armas nucleares sean relevantes para su seguridad. Y también hay que recordar que las armas químicas se han eliminado, y eso que la industria química es mucho mayor que la industria nuclear, lo que hace más difícil la verificación de la destrucción. El desarme nuclear tiene que ocurrir. Quizá ocurra tras una catástrofe nuclear, quizá sea un acto terrorista. Hasta 2007, un mundo sin armas nucleares era una utopía. Pero las utopías son importantes, el mundo cambia gracias a las utopías. Pensemos en la esclavitud. Era la base de la economía mundial y hasta cierto punto fue eliminada.

Podríamos imaginar un mundo sin armas nucleares, pero en el que un dictador como el norcoreano Kim Jong-un sí las tuviera.

En primer lugar, el resto de países no dejaría que eso ocurriera. Pero además no es cierto que si un solo país tiene armas nucleares vaya a dominar el mundo. No es tan sencillo. Por supuesto, un proceso de eliminación de armas nucleares estaría basado en un sistema de verificación para asegurar que nadie retiene armas nucleares. Los arsenales de armas químicas eran enormes y se están eliminando. No se han eliminado ya porque el proceso lleva mucho tiempo. Además, la eliminación de las armas químicas es mucho más cara que lo que costó producirlas.

La OTAN mantiene el secreto sobre el arsenal nuclear estadounidense en Europa. Usted en cambio cree que hay que aplicar una transparencia total, hasta el punto de saber dónde están exactamente las cabezas nucleares.

Sí, es una situación ridícula, porque todo el mundo sabe donde están. No es secreto ni los países en los que están ni los aeropuertos. Incluso su número se conoce. Pero la política de la OTAN sigue siendo “ni confirmo ni desmiento”. Yo puedo decir dónde están estas armas nucleares, pero si me convierto en ministro de Defensa de Italia no podré decirlo. Es ridículo. Los antiguos primeros ministros de Bélgica y Países Bajos declararon que querían eliminar las armas nucleares en sus países y no pasó nada. También en países como Italia hay pilotos con carné para volar con armas nucleares y tienen salarios más altos. Estos son los verdaderos interesados en mantener los arsenales [risas]. Estoy de broma, evidentemente. El obstáculo para su eliminación es que requiere la decisión de la OTAN y dentro de la OTAN hay países que no quieren, como Polonia o las repúblicas bálticas, los países que temen a Rusia. Rusia tiene más armas nucleares tácticas en Europa, tendrá unas 2.000 quizás. Pero están desplegadas en su territorio, no como las estadounidenses en Europa, que son el único caso de armas nucleares que no están en su país de origen. Pero esto es un asunto simbólico, creo que es mucho más importante el proceso de reducción de los todavía enormes arsenales de armas atómicas en Rusia y Estados Unidos y la existencia de los misiles nucleares listos para utilizar en minutos. En un peligro muy serio y debe ser eliminado.

Francesco Calogero (Roma, 1935), es físico matemático y experto en desarme nuclear, fue desde 1989 hasta 1997 secretario general de la Conferencia Pugwash, en cuyo nombre recogió el premio Nobel de la Paz de 1995.
Manuel Ansede es periodista y veterinario. Ha cubierto las tres últimas cumbres del clima de la ONU e informado sobre ciencia y medio ambiente desde Asia, África, América y Europa.

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