martes, 1 de julio de 2014

Otra crecida del río Paraguay, los desplazados buscan otro lugar seguro

Dos caballos "refugiados" en un islote de tierra entre las calles inundadas de un barrio de Asunción. Foto: Andres Cristaldo/ EFE

El río Paraguay continuó hoy con su crecida al alcanzar los 7,15 metros de profundidad en Asunción, uno de los puntos más afectados, lo que forzó a algunos desplazados a trasladarse de nuevo hacia terrenos más altos.

Hasta el momento hay 231.360 damnificados en Paraguay por las riadas ocasionadas por las lluvias de los últimos meses, según la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN), después de que Unicef corrigiera la cifra de 300.000 que había divulgado la semana pasada y que hoy señaló que era “preliminar”.

En Argentina son 14.000 los evacuados por las inundaciones en las márgenes de los ríos Paraná, Iguazú, Paraguay y Uruguay, mientras que en Brasil hay 50.000 desplazados.

La buena noticia del día es que el Paraná llegó a su tope a su paso por la presa de Yacyretá, que comparten Argentina y Paraguay, en torno al nivel de alerta y comenzará a bajar el martes, según informaron los técnicos de la hidroeléctrica.

Por la represa fluía hoy un volumen cercano a los 29.000 metros cúbicos por segundo, más del doble de lo normal.

Los desplazados, hacia zonas más altas
Mientras, los cinco nuevos centímetros ganados por el río Paraguay empujó las aguas un poco más hacia el interior de la ciudad, tras anegar los barrios pobres en sus márgenes, conocidos como bañados.

En su cuenca más alta continúa “una crecida sostenida”, según la SEN, que prevé que la riada siga desplazándose hacia el sur, mientras que su zona media está engordada al recibir de sus tributarios el agua de las intensas lluvias recientes.

En Asunción unas 75.800 personas han abandonado sus hogares por el desbordamiento, según el Municipio de Asunción.

Algunos están con familiares, mientras que otros se han instalado en los terrenos de dos cuarteles o en asentamientos improvisados en plazas y calles, construidos con placas de aglomerado y uralita, parte de ellas repartidas por la SEN.

Ante el avance del río, algunos campamentos han sido alcanzados de nuevo por las aguas y desplazados por segunda vez, según la Secretaría.

Al mismo tiempo, desde hoy estaba previsto que la basura de Asunción fuera trasladada al vecino departamento de Presidente Hayes, tras el cierre del único vertedero municipal, que está rodeado por las aguas.

Escuelas improvisadas
En todo el país 74 escuelas están anegadas, la mayoría en Presidente Hayes, lo que ha afectado a 6.960 estudiantes, de acuerdo con la Secretaría de Emergencia.

El Ministerio de Educación está poniendo en marcha escuelas improvisadas, para lo que usará 13 carpas entregadas por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), que también ha donado otras siete para actividades artísticas y deportivas para aliviar las situaciones de estrés de los niños.

Departamentos y ciudades en emergencia
Cuatro departamentos se han declarado en emergencia, así como cinco ciudades, incluida la capital, Asunción, según la SEN, que destacó que en algunas zonas del Chaco hay poblaciones aisladas, muchas de ellas comunidades indígenas.

Un equipo de la ONU, que evaluó la situación la semana pasada, ha solicitado a la sede del organismo el desembolso de 2,2 millones de euros de su fondo de emergencias para ayudar a los damnificados, según dijo hoy a Efe Paulo Sassarao, representante adjunto de Unicef en Paraguay.

“Contamos que de 10 a 15 días vamos a tener los fondos. Pero ya estamos empezando las actuaciones de respuesta con recursos propios”, indicó Sassarao.

Los nuevos recursos se usarán para saneamiento, medicinas, higiene, tratamiento y filtros para agua y atención psicosocial para los niños desplazados, entre otros fines, explicó Sassarao.

El dinero de la ONU se añadirá a los 878.000 euros ya aportados por agencias de cooperación internacionales y algunos países, como Estados Unidos, Japón y Taiwán, según la SEN, que estima que el Gobierno ha gastado 2,2 millones de euros desde enero en diversas emergencias.

Los animales sobreviven en los tejados en medio de las inundaciones en Paraguay

Aves y gatos comparten el techo de una casa en un barrio inundado en Asunción. Foto: Andres Cristaldo/ EFE

Perros, gatos, gallinas y hasta cerdos sobreviven en los tejados de las casas rodeadas de agua por las inundaciones en Asunción, a la espera que vuelvan sus dueños o de que alguien, en un bote, les lleve algo de comer.

por César Muñoz Acebes

Sus propietarios, gente pobre que vive en barrios en las márgenes del río Paraguay conocidos como bañados, abandonaron a sus mascotas ante el avance de las aguas, que han provocado el desplazamiento de más de 75.000 personas en la capital y unas 230.000 en todo el país.

No hay espacio para ellos en los hacinados asentamientos improvisados en las aceras y plazas donde muchos de los evacuados han montado sus refugios precarios.

“A los pobres se les tiene que aceptar con todos sus animales, no a él nomás, pero el Municipio no deja vivir con los animales en las calles”, se lamentó Lucio Oviedo, de 44 años.

Oviedo logró sacar a sus diez cerdos y sus gallinas de su casa en la orilla del río, pero no a sus dos caballos, que permanecen en una isla minúscula que cada día es menor por la subida inexorable del agua.

Ya encontró un lugar para ellos, pero ahora busca cómo transportarlos. Los caballos son aún comunes en Asunción, donde se usan para el transporte, en particular de materiales reciclables que recogen sus dueños por las calles.

A unos veinte metros de los equinos está, cubierto de gatos, el tejado de la casa de Oviedo, lo único que se ve de ella.

Alimentos y cuidado de los animales
El hombre les lleva los cascudos y pirañas que pesca en redes extendidas en lo que otrora fue el barrio conocido como Puerto Botánico.

Ante la llegada de la inundación, Oviedo subió la calle, como el resto de los vecinos, hacia terreno más alto, hasta la zona conocida como Azteca 2, cuya plaza ahora está totalmente ocupada por enjutas barracas construidas con placas de aglomerado y uralita, parte de ellas donadas por el Gobierno.

Los oxidados columpios, ahogados entre las maderas, soportan ahora tendederos de ropa.

Oviedo se mudó a la casa de su primera mujer, que ahora está en el límite del agua y también será anegada si continúa la crecida.

Otros se han negado a moverse por no dejar a sus animales. Juan Ramón Duarte, de 17 años, vive sobre tablas en torno al tejado de su casa, que ocupan los perros, gatos, gallinas y patos de la familia, y otros que ha recogido.

Algunos días llega en un bote Adriana Moreira, quien junto con un grupo de amigos se dedica a rescatar animales abandonados.

Desde que comenzaron las inundaciones ha llevado a tierra a más de cien, incluidos tres lechones, relató. “Todos los días sacamos, pero no damos a basto”, dijo Moreira, que reparte comida por los tejados.

El grupo, que financia sus actividades con donaciones, los lleva a un veterinario e intenta que alguien los adopte.

Para sus dueños, la pérdida no es solo un golpe emocional, sino a menudo también económico
Carina González, de 39 años y madre de cuatro hijos, tuvo que matar a su cerdo cuando salió de su vivienda en el bañado Tacumbú porque en el campamento instalado en el predio del cuartel donde vive desde hace un mes no se permiten animales.

Ella ni siquiera dispone de 40.000 guaraníes (unos 9 dólares) para comprar dos placas de aglomerado para cubrir una de las paredes de su barraca, por lo que ha puesto un plástico.

Fabiola Benítez, de 34 años y con seis hijos, también tuvo que matar a su vaca al dejar el barrio Fátima, pero se considera con suerte porque la empresa donde trabaja, un frigorífico de carne, la dejó instalarse en un galpón junto con otras cinco familias.

Las inundaciones se han registrado en un momento especialmente difícil para gran parte de los desplazados, por la desaparición de puestos de trabajo.

En Puerto Botánico se puede ver una fábrica de cal inundada y en el bañado Tacumbú las botellas de plástico flotan en un centro de acopio de material reciclado. Los astilleros también están paralizados, se lamentó González.

Oviedo espera volver a su casa en “dos o tres meses”, pues dijo creer que el río no crecerá mucho más.

La Secretaría de Emergencia Nacional (SEN) alertó de que la cuenca más alta del río Paraguay aun experimenta una crecida sostenida, que debe bajar hacia Asunción.

Los meteorólogos sí prevén que se reduzca el caudal en los próximos meses, pero subirá de nuevo a finales de año, con la llegada del verano austral, que es la época de lluvias.

Otra crecida del río Paraguay, los desplazados buscan otro lugar seguro, 01/06/14, EFEverde.
César Muñoz Acebes, Los animales sobreviven en los tejados. en medio de las inundaciones en Paraguay, 01/06/14, EFEverde.

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